Acuse de recibo
Yarelis Acosta Figueredo (calle 4, No. 3, Los Pinos, Los Negros, municipio santiaguero de Contramaestre) escribe sumamente preocupada por la distancia que percibe entre informaciones sobre la canasta básica ofrecidas por Tele Turquino y el periódico Sierra Maestra en esa provincia, y la realidad tal cual ha sido.
Precisa que en el consejo popular Los Negros, donde residen más de 6 000 habitantes, nunca llegaron las papas que, según informaciones oficiales, se distribuirían desde las provincias occidentales hasta la región oriental del país.
«Me llama la atención, manifiesta, que ningún funcionario del Gobierno o el Partido en mi comunidad haya tomado cartas en el asunto. Eso merece un análisis y seguimiento a profundidad.
«Pero las personas de los mercados informales de nuestro pueblo iban a Contramaestre, buscaban papas y las ofertaban a altos precios. Entonces, si llegaron las papas a nuestro municipio, ¿qué sucedió con las del consejo popular Los Negros, de más de 6 000 habitantes?
«Desde finales de mayo e inicio de junio las autoridades gubernamentales de la provincia de Santiago de Cuba están informando por nuestros medios de difusión masiva de las pastas alimenticias y las latas de sardinas correspondientes a niños de cero a 13 años que son gratis, por provenir de donativos. De cinco huevos por consumidor, de la distribución de aceite, que va a ser por la cadena de Tiendas Caribe.
«Me pregunto si todo esto, dicho y escrito por nuestros funcionarios provinciales, no tomará el camino degradante del desvío y la corrupción, que juegan con la alimentación del pueblo. Y que no pase nada», concluye.
Idanay Martín Marimón, vecina de edificio 10, apto. 7, reparto José Martí, en la ciudad de Santa Clara, relata que desde el pasado 13 de junio el transformador eléctrico que alimenta ese inmueble donde reside, sufrió un desperfecto, algo que pasa a menudo, pues los trabajadores privados que radican cerca también se conectan a él.
Manifiesta que el incidente fue reportado, y al siguiente día acudieron los trabajadores de la empresa Eléctrica. Pero en el intento de solucionar el desperfecto, se cayó una fase que alimenta el edificio. Ese mismo día se reportó, y se presentaron el 15 de junio. Y la respuesta es sencillamente que no hay cable en existencia.
«Los mismos linieros nos aconsejan que mejor lo compremos a los particulares, que tienen el cable a 700 pesos el metro, refiere. No creo que una persona, aunque trabaje, pueda pagar ese monto. Estamos viviendo momentos en que tenemos que hacer magia para llegar a fin de mes».
En tal sentido, cuestiona: «¿Y qué hacemos ahora con los equipos de 220 voltios que hemos adquirido con tremendo esfuerzo en tiendas del mismo Estado? No nos dan una respuesta convincente. ¿Hasta cuándo tenemos que esperar las familias afectadas?», concluye.
¿Será tan difícil solicitar la colaboración de las restantes empresas eléctricas del país, o invocar, a lo interno, a la Unión Eléctrica? Lo inconcebible es que se genere un mercado furtivo de lo que siempre fue responsabilidad estatal.