Acuse de recibo
El pasado 4 de noviembre, el doctor Emilio Delgado Iznaga, director provincial de Salud en La Habana, respondió aquí la queja de Rolando J. Rizo Oliva, publicada el 28 de agosto relativa a que en el policlínico Grimau, del municipio habanero de Arroyo Naranjo, la doctora que le atendió se disculpó al no poder prescribirle el medicamento correspondiente, pues allí hacía cinco días que no había modelos de recetas médicas.
Delgado decía que una comisión, presidida por la Subdirectora provincial de Asistencia Médica se entrevistó con el paciente, y con los subdirectores de Asistencia Médica y Administrativo del policlínico y la doctora de marras. También hizo revisión documental sobre la entrega de las recetas médicas a los profesionales del policlínico.
Se concluyó, decía, que no fue adecuada la respuesta de la doctora, pues el policlínico contaba con disponibilidad de recetas. Que ella recogió las que le correspondían en la distribución asignada, se le habían agotado, y no previó que necesitara más. No las solicitó.
Explicó que las recetas son parte de la atención médica integral cuando lo necesite el paciente. Y su entrega debe hacerse por niveles de actividad de las consultas médicas de cada especialista en el mes anterior, cifra que aporta el Departamento de Estadísticas de cada unidad.
La queja se calificó CON RAZÓN, añadió. Se aplicó una amonestación pública a la doctora ante el colectivo, y se le dio respuesta a Rolando.
El 7 de noviembre último, Rizo decía aquí que la respuesta de Delgado no se ajustaba a la realidad, pues a él no lo visitó la comisión, solo la Directora del policlínico y la compañera de Atención a la Población en dos ocasiones. Y en una tercera, a petición suya, junto a la doctora de marras.
Ese día, decía, expresó a la doctora, en presencia de las otras dos, que nunca se quejó de su amable trato, y que no permitiría que a ella, a punto de jubilarse, le aplicaran una medida disciplinaria, pues no tenía responsabilidad.
Refería que le indicó a la Directora del policlínico que la queja era por el método burocrático que emplean para la distribución de recetas a los médicos.
«Es imposible que le puedan alcanzar, y no se destinan recetas aparte para las guardias, acotó. Sin embargo, según me comentó la Directora, existe una reserva de recetas en el policlínico, y la guardia administrativa no está facultada para abastecer de recetas a un médico que se le agoten las que haya traído para su guardia».
Ese es el origen del problema, acotaba, y que varios de sus vecinos, al leer su queja, le dijeron que no era la primera vez que faltaban recetas en el Grimau, lo que informó a quienes le visitaron. Y eso no se mencionó en la respuesta.
Calificó la respuesta de superficial, que no correspondía a su inquietud, al no ir al fondo del problema. Que se abochornó públicamente a una doctora que peina canas, de quien nunca se quejó. Y planteó desacuerdo con la respuesta.
Y el 8 de noviembre Rizo volvió para contar que lo visitó una comisión de Salud Publica integrada por funcionarios de provincia y municipio, y la Directora del Grimau. Y en ambiente diáfano aclararon que en la comisión cada miembro se encargó de distintas aristas y llegaron a conclusiones. Por eso, fueron a su casa la Directora del policlínico y la de Atención a la Población municipal, sin que fuera necesaria la visita de los restantes miembros.
También le explicaron que la entrega de rectas a los médicos se rige nacionalmente por resolución ministerial, con control estricto. Y son intransferibles a otro médico. Las cantidades, acorde con los pacientes que atendió en el período anterior, más un diez por ciento.
Y está normado que cada médico debe presentarse a cubrir su guardia con tres elementos que no pueden faltar; esfigmo, estetóscopo y recetas. Si falta uno de ellos, debe informar que no está apto para cubrir la guardia.
Le esclarecieron que el 27 de agosto, al asumir la guardia, la doctora no informó que no tenía recetas, violando la normativa, cuando debió coordinar con otro médico o estomatólogo que en ese momento cubrían guardia en otros locales, para que le extendieran recetas. No lo hizo, y después demoró cinco días en recoger la nueva asignación de recetas en el policlínico.
«Al esclarecerme mis desacuerdos, concluyó Rizo, firmé conforme el documento».