Acuse de recibo
El pasado 6 de enero, desde Matanzas, José Deschapelles del Monte reveló aquí que el servicio de expreso de paquetería por ferrocarril aún no estaba funcionando, y él no había podido trasladar sus artículos y otras pertenencias desde que se mudó en noviembre de 2021 desde Camagüey para esa ciudad.
Decía que preguntó en el Expreso ferroviario en Matanzas y en la Delegación provincial de Transporte cuándo reiniciarían esas operaciones. Y no sabían darle respuesta. «Si el Ferrocarril está funcionando con trenes de La Habana a Santiago, Bayamo y Guantánamo, señalaba, ¿por qué entonces no existe el servicio expreso? ¿Quién me pudiera responder esa pregunta?».
Y Rubén González Milián, director de Transportaciones de la Unión de Ferrocarriles de Cuba, responde que en este período inactivo se han desarrollado acciones para mejorar ese servicio. Se ha reparado parte de la infraestructura de este (almacenes, útiles y herramientas de trabajo, entre otros), se han realizado acciones de capacitación del personal y se dan los primeros pasos en la informatización de la actividad (tanto de cara a lo interno como a que los clientes tengan acceso a la ubicación de sus bultos), así como la actualización de la estructura de trabajo. Se ha creado una UEB especializada en esa transportación.
«Nuestra meta, dice, es lograr prestaciones superiores elevando la calidad y los resultados de la transportación. Que las entregas sean personalizadas y otras de manera que los clientes se sientan satisfechos con el servicio recibido; y sobre todo disminuir los plazos de entrega de los bultos en el destino».
Pero, añade, los actuales trenes nacionales de pasajeros no poseen coches especializados para la transportación de carga por servicio de expreso. Los existentes a partir de los años de explotación intensiva (más de 40) no se encuentran aptos para estas funciones, además de no ser compatibles con las nuevas tecnologías. Y por la falta de vagones y locomotoras para ello no se ha comenzado a brindar el servicio de manera generalizada.
Y explica que en algunas regiones del país se realiza un servicio de expreso de última hora dentro del territorio de la provincia, con trenes de circulación local que ayudan a paliar la situación actual.
Agradezco la respuesta, y solo señalo: ¿Por qué no pudo entonces dársele a José esas explicaciones, y ahora aparecen luego de lo publicado?
El pasado 6 de febrero, desde Alturas de Belén, municipio habanero de Marianao, Arístides Andrés Díaz Jiménez denunció aquí que llevan más de 50 años sufriendo la falta de agua, pues viven en la punta de una elevación, y cuando no tiene presión no llega. Eso lo conoce Aguas de La Habana, planteaba.
«Cuando se llama para reportarlo, decía, cualquier argumento se atribuye, pero cuesta trabajo que aunque sea manden pipas, manifestando mucha insensibilidad por el problema. Y realmente somos los que sufrimos tal incapacidad o irresponsabilidad.
«Porque si el que tiene que abrir, el valvulero, simplemente no abre, somos nosotros los que sufrimos esa falta. Ante tales hechos se necesitan cambios para que el primer cliente, que es la población cubana, sea respetado y considerado lo suficiente, como nunca antes», indicaba.
Y el 12 de febrero volvía a escribirme Arístides para agradecer la publicación y relatar que en dos días había recibido dos visitas de Aguas de La Habana, con una persona nueva a cargo de ese territorio, quien manifestó que se le dará al asunto un trato diferenciado para darle solución al problema. Y significaba que el 12 de febrero en la madrugada ya entraba el agua antes de la hora establecida y con presión.
«Me siento agradecido no solo por nosotros, afirmaba, sino por esa localidad, que es afectada y ya está recibiendo un trato diferenciado», concluye.
Ahora esperemos por la respuesta de Aguas de La Habana.