Acuse de recibo
Con 81 años, y artrosis en las piernas, Oracio Flores no concibe que la rígida formalidad del burocratismo, asentada en la negación rotunda, pueda más que la sensibilidad, la comprensión y la facilitación a los ancianos vulnerables como él, en un país con elevada tasa de envejecimiento.
Flores, quien reside en Chicho Valdés no. 13, entre A. Delgado y M. Gómez, en la ciudad de Ciego de Ávila, cuenta que ante la necesidad de renovar el tarjetón suyo de los medicamentos controlados, la doctora del consultorio médico de la familia, comprendiendo su situación, le orientó que podía delegar en alguien que le hiciera el favor de llevárselo a la farmacia (la Central de ese municipio).
Él le pidió ese favor al mensajero, persona designada por el CDR para esos menesteres, con el apoyo de todos los vecinos. Y cuando aquel se presentó en la farmacia, le dijeron que tenía que ir personalmente el propietario del tarjetón.
«Entiendo que ese es el colmo del burocratismo que afecta a las personas ancianas, manifiesta. No concibo algo así, con tanto que ha hecho la Revolución por las personas vulnerables. Espero que alguien de Salud Pública me dé una explicación que convenza».
«Es un bochorno el estado de suciedad que presenta el busto de Antonio Maceo en el parque homónimo de Las Tunas», expresa Orlando Olano Guevara, residente en la calle René Ramos Latour, No. 58, de esa ciudad.
Precisa que el monumento, de mármol blanco, lleva años sin recibir la atención que merece, en un céntrico lugar por donde transitan tantas personas, entre ellas dirigentes y funcionarios; sito muy cerca de la sede de Patrimonio Cultural, la Dirección Provincial de Cultura, la Uneac y otras entidades.
A cinco metros del busto de Maceo, añade, presenta igual situación el monumento a las Madres. Y le preocupa que la estatua de Vicente García en el parque que lleva su nombre, el monumento situado en la Plaza de la Revolución de Las Tunas y varias tarjas alegóricas en toda la ciudad, corran la misma suerte.
Armando Vuelta Urdaneta (Porfirio Valiente, No. 308, entre Trinidad y San Germán, Distrito 26 de Julio, Santiago de Cuba) plantea que, si bien se insiste en que la única fórmula para disminuir los precios es aumentando la producción, esta última variable no será suficiente si no se presentan las fichas de costo de productos y servicios por los actores económicos estatales y no estatales.
«Esas fichas de costo, expresa, deben ser analizadas en cada caso para tener la seguridad de que tienen fundamento. Eso hay que pedirlo también a los transportistas, pues ese servicio está entre los más caros en todo el país, aunque no suba el precio del combustible.
«El mercado y los servicios no pueden regirse solo por la ley de oferta y demanda, que les está permitiendo a los vendedores pedir lo que les dé la gana, señala; aunque se sabe que solo en casos muy especiales se pueden poner precios topes, como ocurrió con la venta de papa.
«Es muy posible que esto no pueda ser publicado en su espacio, pero mi petición es que la haga llegar a los gobernantes del país, y en especial al Ministerio de Economía y Planificación, al Parlamento cubano, la CTC Nacional y el Buró Político del Partido», termina.