Acuse de recibo
Ángela de Pablo Salazar (Carretera Central Este No. 515, entre Chile y Argentina, reparto El Retiro, ciudad de Camagüey) contaba aquí el 17 de noviembre de 2020 las molestias que provocaba un vecino con licencia otorgada para celebrar fiestas de cumpleaños y bodas en su casa.
Los festejos, decía, se celebran en la azotea de un segundo piso, con bafles de música a todo volumen. «Comienzan más o menos a las siete de la noche, hasta que ellos entiendan a la hora que debe terminar, que puede ser las 12, la una o las dos de la madrugada. Y a veces ha sido más», precisaba.
«El horario, añadía, sería lo de menos si no fuera porque la música es al volumen que ellos determinen, sin respetar que es un lugar donde solo hay viviendas. Y los vecinos tienen la obligación, el día que ello ocurre, de oírlo sin derecho a descansar, ver la televisión, oír su música o estudiar e ir al trabajo al día siguiente».
Nunca esa queja fue respondida por las autoridades correspondientes de esa ciudad. Y como era de esperar, la impunidad sonora se confirma con la reciente carta de Ángela, quien atestigua que tras lo publicado entonces, el 28 de noviembre de 2020 la visitaron representantes de la PNR, la Dirección Integral de Supervisión, la presidenta del Consejo Popular Garrido, Salud, Citma y Consejo de Defensa del Gobierno.
Y le informaron que visitaron a otros vecinos, quienes corroboraron el alto volumen de dicha música. Posteriormente le indicaron que a los de la actividad de festejos les dejaron recomendaciones sobre el ruido, y que en caso de que siguiera sucediendo, se les aplicaría la legislación correspondiente.
También Ángela fue visitada por María del Carmen Olivera Bejerano, subdirectora provincial de Trabajo por Cuenta Propia, quien le comunicó mediante documento que los vecinos habían sido advertidos sobre el horario y el volumen de la música. Reconoce Ángela que posteriormente cesó la molestia sonora. Y llegó la pandemia de la COVID-19, con ella prácticamente el cierre de todas esas actividades…
Pero ya en la madrugada del 18 de diciembre de 2021 fue tan alto el volumen de la música, que las bocinas retumbaban. El domingo 26 de diciembre no estaba tan elevado, pero impedía oír la televisión o la radio, y el siguiente día era laborable.
«Mi pregunta, afirma Ángela, es si la patente autoriza a que el volumen de la música alta tengamos obligatoriamente que tolerarla siempre que ellos tengan actividad. Los conductores amenizan a veces, y su voz se oye por encima de la música. Fueron nuevamente advertidos de que si seguían incurriendo en ello se tomarían medidas. Pero al parecer a ellos no les interesan esos llamados a una convivencia social de respeto hacia sus vecinos y hacia las autoridades que los han visitado».
Si han sido advertidos en varias ocasiones, ¿cómo siguen haciéndolo y no pasa nada?, se oye el ruido a dos cuadras. ¿Quién nos protege de esa violación? Y a continuación enumeró los días de este mes en que se exceden sonoramente.
«El sábado 19 de marzo a las 2 y 55 de la tarde comenzó la música y los locutores más alto que la música, la que suben bien alto y la bajan, a las 12:00 a.m. subieron aún más el volumen de la música al igual los locutores, acompañados de sirenas, lo que concluyó a las 12:52 a.m. del día 20.
«Ayer 25 de marzo nueva actividad, pero a un volumen que no molestaba, y nos dormimos. Pero alrededor de la 1:00 a.m. de hoy día 26 nos despertó y sin dormir hasta las 2:15 a.m. que recesó. Pero nos desvelamos, pues el estrés no nos permitió dormirnos enseguida, y había que levantarse a las 6:00 a.m., cansados y con sueño fuimos a trabajar.
«Tengo 71 años como otros aquí, con achaques propios de la edad y de la salud física deteriorada. ¿Dónde está la protección al adulto mayor? En el nuevo Código de las Familias se hace mayor hincapié en este sector tan vulnerable. No estamos en contra de ese trabajo por el cual pagan una patente y tienen derecho, siempre que se respete el derecho de los vecinos».