Acuse de recibo
Luisa Peral Mestre (Rayo No. 210, entre Reina y Salud, Centro Habana, La Habana) cuenta que en su propia cuadra, en el número 213, hay un albergue de tránsito para personas sin soluciones habitacionales aún, que tiene obstruidas las instalaciones sanitarias, y lanza a la calle aguas albañales constantemente.
El problema lleva ya años. Y por el peligro que representa para la salud de los vecinos, por el espectáculo de las heces fecales brotando en la vía pública, asegura que se ha tramitado con la delegada de la circunscripción, la dirección del policlínico Reina y el gobierno municipal, pero no se soluciona. El carro de Saneamiento va y destupe, pero vuelven las aguas sucias. Se requiere una intervención más ambiciosa, un cambio de línea.
Es desesperante para los vecinos, y muy especialmente para los propios albergados, que además viven en un local con «condiciones infrahumanas», según la propia remitente, a más de que la cisterna del albergue constantemente se contamina.
«Es inconcebible que nuestro Presidente se desgasta visitando infinidad de barrios y oyendo a la población; y los que tenemos a unas cuadras no se dignan a hacer acto de presencia para analizar y valorar detalladamente cómo enfrentar este grave problema», concluye Luisa.
A propósito, las personas que malviven aún en albergues son por lo general vulnerables social y económicamente. Al menos, ya que deben pasar años allí hasta acceder a una vivienda digna, debía priorizarse la creación de condiciones decorosas mínimas en esas comunidades de tránsito que no son tan transitorias, para mejorar la calidad de sus vidas aun con módicos recursos constructivos.
El año 2021 ha sido muy duro para Osmany Pérez Morejón, allá en Prolongación de Guáimaro, No. 139, Fomento, provincia de Sancti Spíritus. La COVID-19 le arrebató a su mamá, su hermano y un tío. Y él, su esposa y su padre la pasaron muy difícil y lograron sobrevivir.
Aún en medio de tanta tristeza, como buen cubano Osmany agradece el feliz término de la intervención quirúrgica aplicada a su esposa, con una prótesis total de cadera, a cargo del doctor Ángel Pozas y su equipo, en el hospital provincial de la ciudad de Sancti Spíritus.
«Confío en que mediante usted se conozca y reconozca todo el esfuerzo hecho por dicho equipo médico para llevar a feliz término dicha cirugía máxime si mi esposa tiene además otras patologías. Que se conozca lo que hace nuestra salud por nuestro pueblo sin discriminación, en medio de la pandemia y el bloqueo», termina.
Muy contrariado, escribe Alien Falcón Rodríguez (Finca San Juan, municipio mayabequense de Santa Cruz del Norte), un campesino productor de leche, alimento tan necesario hoy en medio de tantas carencias.
El problema es que le es imposible cumplir el plan de entrega de leche al Estado que le han concertado este año, pues lo han conformado, incluyendo a las vacas que no están en condición de gestantes. Y ese es un plan que no se fundamenta en las posibilidades reales.
«Así no se puede, manifiesta, porque esas vacas no se sabe cuándo pueden lograr la gestación. Y, además, hay mucha sequía. Solo se debe diseñar el plan con las gestantes.
«Este problema lo tenemos muchos campesinos, y pienso que debemos tener un apoyo o una ayuda para resolver ese problema, o llegar a un arreglo. Y el otro problema es que no tenemos medicamentos y eso nos golpea mucho para garantizar las entregas», concluye.