Acuse de recibo
Carlos Luis Pozo Vaillant (Colina no.13, entre Delicia y Diez de Octubre, municipio de Diez de Octubre, La Habana) es todavía un damnificado de aquel tornado del 27 de enero de 2019 en la capital, y sigue esperando por una solución prometida.
Refiere que tras el desastre que estremeció La Habana, y en especial al municipio de Diez de Octubre, el 7 de febrero de ese año él fue visitado por un grupo de técnicos para ver el daño ocasionado a su vivienda, con el número de ficha 793.
Y le plantearon entonces que no podían hacerle los papeles de los materiales, porque lo que llevaba su casa era una demolición total. Que el Estado se encargaría de volverla a construir, pues era un usufructo gratuito.
Tal como le indicaron, se presentó en el entonces puesto de mando municipal, en Santa Catalina y Cortina, a ver al Jefe de Obras nuevas de la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV).
Le planteó al directivo que eran tres personas en su núcleo familiar, y no tenían dónde meterse hasta que llegara la brigada de demolición. Y la respuesta fue que no había problema.
En el transcurso de la gran recuperación que se hizo en esa zona afectada, él veía extrañado que la brigada no se presentaba en su casa, así como tampoco técnico alguno ni al de Obras Nuevas, al cual se tomaba el trabajo de «montearlo» en lugares afectados o en la propia DMV. Y la respuesta era que había que esperar.
Luego de siete meses de espera, se presentó la brigada, perteneciente a la Constructora Caribe, cuyo jefe le comunicó que ellos eran los encargados de demoler y de construir tres viviendas en la misma situación. Él recogió las escasas pertenencias salvadas del tornado y las guardó en casas de algunos vecinos.
Pasó el 2019, y en mayo de 2020 comenzó la obra, la cual ya en agosto fue paralizada por Planificación Física, al visitar los trabajos y constatar que no tenían la licencia de construcción. Vivienda municipal no la había solicitado.
«En este 2021, afirma, después de escribir al Consejo de Estado, de visitar la Dirección Provincial de Vivienda, y antes, el 27 de noviembre haber tenido una entrevista con el Intendente del municipio y varios directivos en el gobierno de Diez de Octubre, mandaron en febrero otra brigada de una cooperativa, la cual no acaba de darle forma a la obra.
«¿Qué tiempo yo debo seguir en la calle, al igual que mi hermano, que hace dos meses salió de prisión, y su hijo se encuentra alquilado en Poey, sabiendo la Dirección Municipal de la Vivienda de este asunto?»
A Carlos Luis, que trabaja en la Empresa Prodal en Regla, le hicieron un PCR en su centro laboral y resultó positivo a la COVID-19. Y, en consecuencia, contagió a las dos únicas personas que le abrieron las puertas de su casa: Angelina Hernández y su hijo, que viven en Manuel Pruna 661, entre Pedro Peña y Calzada de Luyanó.
«Fuimos dados de alta el 15 de junio, y ahora no tengo dónde estar higienizado, para continuar en mi puesto de trabajo, pues allí se elaboran alimentos. Y duermo donde me coja la noche. Usted es la única vía que me queda; gracias», concluye.