Acuse de recibo
Mucho mejoramiento humano se necesita en este 2018 para suavizar dificultades y asperezas. Por eso hoy, en la primera entrega de esta columna, hago votos por la virtud, el sentimiento y la integridad moral que se sobreponen a las adversidades.
Felicito a los buenos cubanos, y también, ¿por qué no?, a los regulares y hasta a los peores, que aún tienen la posibilidad de dar un vuelco en el presente año y ensanchar y prodigar la parte incontaminada de su corazón.
Servir debía ser la palabra de orden en 2018, y no confundirla con servil, o ser vil. Servir al prójimo incondicionalmente, al punto de crecerse por encima de los desestímulos. Servir sencillamente, como lo hacen las muchachas de la humilde farmacia del poblado El Gabriel, en el municipio artemiseño de Güira de Melena.
La buena nueva la envía Zenaida Milián Hernández, vecina de Avenida 33 No. 8220, en La Salud, del municipio mayabequense de Quivicán, quien señala:
«Es admirable cómo, aún sin local apropiado, estas trabajadoras brindan un servicio digno de todos los elogios. Contestan con prontitud el teléfono. Con amor y dulzura te dan respuestas exactas, verificadas por ellas.
«Te ayudan a localizar medicamentos de forma humana y sencilla, que muy poco vemos en el resto de algunas unidades. Aun cuando no hay el medicamento, usted se siente calmado. Ellas son ejemplos positivos que se deben divulgar como mismo somos capaces de denunciar las cosas malas».
Y en el mismo saco de la dignidad y el esmero habría que incluir a la Brigada de Aceras de Viales que, guiada por Sergio Jerez, hizo un excelente trabajo en la destruida y peligrosa acera de calle 86, entre 43 y 45, del Consejo Popular Santa Felicia, en el municipio capitalino de Marianao.
Lo cuenta de primera mano Amelia Pita González, una residente de la cuadra, quien confiesa que esa brigadita les ha proporcionado tranquilidad y alegría a los vecinos, con su trabajo de calidad y esmero.
Lo curioso es que desde el principio, cuando plantearon sus quejas se les abrieron los caminos a los vecinos, al entrevistarse con Pedro Armenteros Rodríguez, especialista de Viales en Marianao.
«Prestó atención a nuestro planteamiento —refiere— y aseguró que daría solución a la situación crítica de nuestra acera. A pesar de que lleva corto tiempo en el cargo, solucionó nuestro problema. Nos visitó unas nueve veces, explicando las medidas que se debían tomar para la protección del área y el plan de acción. Y en los momentos de la reparación estuvo siempre presente».
A su vez Amelia destaca la gestión de Miriam Hernández Díaz, jefa de Prevención en el Consejo PNR 6 de Santa Felicia, quien hizo desde un principio todo lo que estaba a su alcance para lograr el contacto de los vecinos con Pedro, toda vez que habían acudido al sector de la PNR.
«Honor a quien honor merece», concluye expresando Amelia. Y en ese merecimiento también habría que incluirla a ella y a Zenaida, la testimoniante del primer caso.
Hoy hago votos porque esos cubanos que nos abren los caminos todos los días se impongan por sobre los que nos los cierran y entorpecen con mil zancadillas. Servir, sencillamente. Y los que no sirvan al pueblo, que se hagan a un lado, o incluso que los releven en cualquier nivel que estén, para que avancen los verdaderamente comprometidos con los destinos del país, con su empeño de saneamiento.
En 2018 no vamos a cejar en el empeño de Acuse de Recibo de reflejar y condenar los duros saldos de la ineficiencia y la desidia en la vida de los ciudadanos, provengan de donde provengan.
Pero no niego que me alegraría reseñar, entreverados con esos episodios malignos, las buenas acciones de muchos cubanos dignos, cada quien en su puesto por humilde o elevado que sea. Y por adversas que puedan ser sus condicionantes. Felicidades.