Acuse de recibo
El pasado 8 de septiembre, y desde Lawton, en la capital, María Dolores Ruiz Martínez narraba los perjuicios ocasionados a ella al elegir la llamada Banca Telefónica, o también conocida por Telebanca, para pagar su cuenta eléctrica correspondiente a agosto, confiando en la factibilidad expedita que brindan esos servicios asentados en las modernas tecnologías de la información.
Contaba ella que luego de pagar su factura eléctrica con siete días de antelación a la fecha límite señalada en el aviso mediante la Banca Telefónica, la Oficina Comercial de la Empresa Eléctrica en el municipio de 10 de Octubre le retiró el servicio, supuestamente por el impago a tiempo. Dicho más directo: le cortó la luz, y la mantuvo sin electricidad tres días, incluido un fin de semana.
Y afirmaba dolida María Dolores que cuando fue a las oficinas de la sucursal eléctrica en ese municipio a reclamar la injusta medida, no recibió «disculpas por la equivocación, si no una explicación justificativa sobre un proceso complejo que no había permitido procesar las facturas del día que correspondía mi pago».
La remitente demandaba una investigación de lo sucedido, y medidas para que ello no se repita con otros clientes, pues al final se daña la imagen de un servicio que tiene muchos beneficios y facilidades para la población.
Al respecto, responde Víctor Maturell Carvajal, del departamento de Atención a la Población del Banco Metropolitano, la entidad que opera la llamada Banca Telefónica en la capital, y primer eslabón de esta modalidad de pago.
Maturell asegura que, de acuerdo con lo investigado, María Dolores pagó el consumo eléctrico el 12 de agosto a las 18:37 horas, y esa información se le entregó a la Empresa Eléctrica el 14 de ese mes, a las 10:17 horas, pues el 13 de agosto era no laborable. «Teniendo en cuenta lo anterior, subraya, se comprobó que por Banca Telefónica fue entregada la citada información en el tiempo establecido».
Y agrega que, de acuerdo a lo comprobado, María Dolores paga habitualmente, mediante la Banca Telefónica, las facturas de los servicios de electricidad, agua y teléfono, sin dificultades anteriores.
También responde por la otra parte de la historia Jesús Samón Leyva, director general de la Empresa Eléctrica de La Habana, quien anota que investigaciones hechas demostraron que el 25 de agosto de 2017 María Dolores se presentó en la sucursal de La Víbora, y fue atendida por la Jefa de Inspección, quien confirmó en la base de datos que aquella había hecho su pago por Telebanca el 12 de agosto.
El fichero de dicho pago llegó a 10 de Octubre el 15 de agosto, enviado por la Empresa Eléctrica provincial, «razón por la cual el pago por parte de los trabajadores de Telebanca no se había procesado, causando esto que nuestros controles indicaran el corte de su servicio eléctrico», precisa.
Refiere que «la Jefa de Inspección de la Oficina Comercial de La Víbora le comunicó a la cliente que su servicio sería restablecido el mismo día del corte, no siendo así debido a que los electricistas se encontraban ya para la calle con la labor asignada del día, por lo que el lector cobrador, ante la reclamación existente, fue quien procedió a restablecer el fluido eléctrico».
Samón Leyva ofrece disculpas a María Dolores, cuya queja califica con razón, por las molestias ocasionadas, e informa, en su carta fechada el 26 de septiembre, que, «a los trabajadores implicados, por ser la primera vez que incurren en ese incidente, se les realizará un señalamiento crítico ante el colectivo laboral».
Hoy prefiero dejar a los lectores el análisis de esta historia, de acuerdo a las respuestas brindadas por ambas entidades. Acuciado por el espacio, solo quiero concluir que una ventaja expedita de las nuevas tecnologías, no puede por sí sola garantizar la celeridad y exactitud de las operaciones si la voluntad humana y el factor subjetivo no se atemperan a las urgencias de estos tiempos.