Acuse de recibo
El 2 de noviembre de 2016 José Manuel Barba denunció aquí, desde Cojímar, en la capital, que siendo beneficiado con un subsidio estatal para reconstruir su casa dañada por un incendio, se le informó que desde el 1ro. de noviembre de ese año los subsidiados para construir de su barrio debían trasladarse a Alamar para adquirir los materiales.
Y afirmó que ignoraba el origen de la decisión. Tampoco en el rastro de Cojímar le dieron más información o fundamento de lo que afectaba a los favorecidos, en muchos casos ancianos y personas de bajos recursos, que debían trasladarse a largas distancias y pagar la transportación de los materiales.
El pasado 28 de diciembre respondió Teresa Mora Marichal, directora de Organización y Sistemas de la Unión de Empresas de Comercio y Gastronomía, que no se habían emitido indicaciones que ampararan lo informado erróneamente por la administración de la Unidad.
Aclaraba que «sí se están realizando estudios con el objetivo de destinar tiendas de materiales de la construcción en función de proteger el programa de subsidios; algo que aún no está concluido ni aprobado, ni tampoco se ha puesto en práctica en ningún municipio».
Añade que se investigó, mediante entrevistas con subsidiados, factores de la comunidad y población en general, cuyos resultados concuerdan con lo dicho por Barba. Y que en análisis en el Consejo de Dirección de la Unidad Básica se evidenció que «se violó el derecho del consumidor al ofrecer información no veraz y oportuna sobre los diferentes bienes y servicios».
A la administradora de la Unidad, acota, se le aplicó la democión temporal a un cargo de inferior categoría y condiciones laborales diferentes por el término de seis meses, y sin derecho a recibir estímulos adicionales.
Agradezco la respuesta, no sin antes remarcar que este es un caso típico del daño que provoca atribuirse información «por cuenta propia» no avalada por decisiones superiores.
El pasado 7 de febrero la habanera Gilda Vega Cruz elogió aquí la oferta en la tienda Variedades de Monte de una «leche condensada» identificada como dulce de leche marca Beatriz, a 40 CUP el litro, y sellado.
Días después, decía, retornó y vendían el mismo producto ya aguado y con tapas sin sellaje, medio abiertas.
«¿Dónde la aguaron, en el Complejo Lácteo o en la Tienda?», preguntaba. Y pedía una respuesta que satisficiera su inquietud y la de muchos lectores.
Ya el 10 de febrero respondió Jorge Luis Soubet, director adjunto de la empresa Complejo Lácteo de La Habana, quien lamentó que «un producto nuestro, insertado en las nuevas ofertas para satisfacción de la población, cuente con una opinión tan desfavorable por parte de un cliente...».
Señaló que «urge solucionar los problemas planteados y solicitar un voto a la capacidad técnica productiva de resolverlo de la entidad»; al tiempo que aclara que «el dulce de leche fluido dista mucho en norma en relación con la leche condensada enlatada, y el que estamos produciendo en estos momentos tiene una viscosidad inferior a la del producto con el cual se está comparando».
Aun así, refiere que asumen lo señalado. «Se trata de un lote afectado que no saltó a los controles de calidad, y que sus tapas no disponen del anillo de seguridad, pues nuestra entidad no cuenta con ellos, aunque se están realizando todas las gestiones con el objetivo de cumplir con la norma de seguridad e inocuidad del producto».
Envió también un informe de Darmis Pérez, directora de la UEB Comercial del Complejo, quien declara «con razón» la queja, pues «se visitó a la clienta en su domicilio y pudimos corroborar la poca viscosidad de ese lote de producción y que la etiqueta no refleja todos los datos para la información al consumidor».
Se le explicó a Gilda cómo se elabora el producto y su composición. Y le ofrecieron disculpas, al tiempo que se le entregó una muestra de dulce fluido.
Plantea también el informe que se le realizó una llamada de atención a los productores, quienes deben garantizar la calidad del producto con la información necesaria. Y agrega que «se trabaja en la nueva imagen del producto y el cumplimiento de la norma de seguridad e inocuidad del mismo».
Agradezco la ágil respuesta y la atención al caso, el cual valoro como un sano alerta para el Combinado Lácteo de La Habana.