Acuse de recibo
Cuarenta y tres años de su vida ha dedicado el villaclareño Luis Rogelio Torres Montesinos a trabajar en el Complejo Agroindustrial (CAI) Quintín Banderas. El veterano, residente en la calle José Miguel Gómez No.6, entre Independencia y Libertad, Rancho Veloz, Corralillo, planea ya, con justo derecho, darle unas arrobas de descanso a su cuerpo. Pero al parecer ciertas ineficiencias le han enyerbado el trillo hacia la jubilación.
Cuenta Luis Rogelio que en el pasado marzo contactó al jefe de Personal de la UBPC Josefita (perteneciente al CAI), donde se encontraba laborando, con el fin de recoger su expediente laboral. El importante documento no apareció, aun cuando se buscó en varias ocasiones en el departamento correspondiente.
«Dicen que no está, pero existe prueba documental de que (…) fue entregado por el jefe de Personal de la UBPC Santa Rita al jefe de Personal de Josefita mediante documento firmado como constancia», apunta el remitente.
«Esto me preocupa, pues solo me faltan seis meses para mi jubilación y sin el expediente eso no es posible. Tengo pruebas del tiempo trabajado en esas instancias, pero del dinero ganado, no», se duele el obrero, que ha ejercido como operador de combinadas cañeras KTP-1, KTP-2, KTP-2M y como jefe de Pelotón de KTP-2M.
¿A dónde se han ido los valiosísimos papeles que dan fe de tanto sudor durante más de cuatro décadas? ¿Quiénes debían controlar su resguardo y no lo hicieron? ¿Cómo se podrá resolver la comprensible zozobra en que se halla Luis Rogelio?
El pasado 28 de junio, al celular de la camagüeyana Belkis Llanes Castro (San Rafael No. 315, e/ Honda y Santa Catalina) le transfirieron dos CUC desde otro celular. A la persona que transfirió le llegó un SMS de constancia, pero no así al de la beneficiada. Y a ella, según cuenta, no le aumentó el saldo.
Al comunicarse con las instancias de Atención al Cliente, la operadora le informó que «la transferencia se realizó y que actualmente no se envía mensaje al móvil al que se le abona», proceder este que, según opina la remitente, debilita la confiabilidad en este mecanismo de Etecsa.
Más allá del caso puntual de la operación que refiere la agramontina, sería pertinente que la empresa explicara por qué eliminaron este mensaje de control, lo cual, en la práctica, deja al beneficiado sin saber de quién partió y en qué momento llegó la transferencia, a menos que el benefactor se gaste más dinero aún y le avise.
Desde su correo Nauta nos envía el capitalino Juan Carlos Capote Labaut (Ave. 41, entre 58B y 58C, No. 5831, Playa) una inquietud que puede ser la de muchos. Solamente pregunta Juan Carlos en su mensaje: «¿Por qué no autorizan el ejercicio de la abogacía por cuenta propia ni a los jubilados?».
Sería oportuno se valorara por las instancias decisorias del país, que poco a poco han ido ampliando el rango de actividades de esta índole, si en los siguientes pasos que se darán al respecto se incluye la profesión de los juristas.
Agradecimiento eterno. Ese es el sentimiento del villaclareño Larry Bermúdez Sánchez hacia el colectivo del Hospital Provincial Arnaldo Milián Castro, donde le realizaron una compleja intervención quirúrgica que requirió hospitalización durante diez días.
Desde que la estomatóloga Yohana le identificara una lesión sospechosa en la lengua, en el pasado marzo, todo el mecanismo de atención se desencadenó con sensibilidad y profesionalismo, relata el paciente. De Yohana pasó el caso al cirujano maxilofacial Yuniesky Jiménez. Biopsia. Diagnóstico: carcinoma escamoso. Pruebas preparatorias. Operación: 8 de junio.
A todo el personal del quirófano, incluido el cirujano Rafael Michel Coca Granado, la anestesióloga Anabel Santiago Pérez, los enfermeros, asistentes, camilleros; el personal de la sala: el profesor Márquez, la jefa de enfermería Mayelín Quintero Pérez, el enfermero Roberto, las enfermeras Yaíma, Yuneisi, Deylanis, la auxiliar de limpieza Rosa Ana Pedraza, los residentes…
«Todos me devolvieron el deseo de vivir», confiesa Larry. ¿Hace falta decir más?