Acuse de recibo
Sobreponiéndose a su discapacidad visual de hipermetropía congénita, hace tres años y medio la santiaguera Jeanny Castellanos Martínez terminó con gran sacrificio la Licenciatura en Educación Especial que le gestionó la Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales (ANCI).
En aquel momento, narra, no se le otorgó el documento acreditativo correspondiente «pues la Universidad de Ciencias Pedagógicas determinó que el título con el que matriculé no era válido».
Luego de intensos análisis, que la llevaron hasta la máxima autoridad del Mined, apunta la remitente, «se emitió una resolución en la que se dictaminó que yo no era culpable y que debía cursar en un año las asignaturas de ciencias de décimo, onceno y duodécimo grados, lo que logré gracias a mi esfuerzo y a mis magníficos profesores (…). De esto hace ya ocho meses.
«Me he dirigido a todas las personas que debían darme respuesta», evoca Jeanny, y se pregunta: «¿Estudié cinco años y uno adicional para nada? ¿Hasta cuándo tengo que esperar?».
¿Qué dicen las autoridades del Mined y el MES al respecto? En calle 31A, No. 22A, entre 18 y 22, Reparto Cabrera, Contramaestre, Santiago de Cuba, esta tenaz joven espera respuesta.
«Desde el año pasado he venido observando con preocupación cómo se han acentuado las irregularidades en las entregas mensuales de vianda por concepto de dietas médicas en los agromercados estatales de la capital», observa al inicio de su misiva Manuel E. F. Godínez (edif. 617, apto. 25, Zona 16, Alamar, La Habana del Este).
Los surtidos de marras —apunta el lector— comenzaron por distribuirse fuera del mes que correspondía, «hasta dejarse de entregar varios meses seguidos, sin mediar explicación de nadie».
Gracias a estas facilidades, muchos enfermos podían adquirir, «una vez al mes, las ocho libras de vianda que por dieta médica de un año se entrega a enfermos, generalmente de la tercera edad, con padecimientos gástricos (úlceras, gastritis) y otras dolencias», explica el lector.
Y comenta que ha trasladado su preocupación al Consejo Alamar-Este del Poder Popular, Acopio en la provincia y en el municipio y a otras personas y entidades, «pero nadie da una explicación plausible de tan delicado asunto».
Los problemas con su televisor ATEC-Haier de 29 pulgadas ya se le habían convertido en un mal demasiado frecuente, y eso lo llevó a recalar, en varias ocasiones, en los talleres de 34 y 39, en el municipio habanero de Playa, y en el de la Calzada de 10 de Octubre. Siempre, apunta, recibió una «amabilísima atención» por parte de los respectivos gerentes.
De ahí que Pedro Pablo Seoane García (F, No. 664, entre 27 y 29, Plaza de la Revolución), quiera «patentizar mi más profundo, sincero e infinito agradecimiento a la vicepresidencia de Copextel en La Habana, especialmente a la compañera de Recursos Humanos de esa instancia, que me atendió y cursó mi misiva al compañero Robiet Pérez, gerente de la División Oeste, que de inmediato contactó conmigo; al compañero Ángel Luis, gerente de la Unidad 34 y 39 (Playa), que desde diciembre de 2015 se dispuso a apoyarme, al igual que a los compañeros de ese mismo establecimiento Héctor Amore, jefe de Taller, y al técnico Pedro Pablo Hernández, por la excelente, humana y desinteresada atención y servicio que me brindaron, ya que hasta la transportación del equipo me facilitaron».
Cercado por condiciones físicas de salud deteriorada y avanzada edad, Pedro Pablo Seoane encontró en el buen trato un aliciente tremendo. Gracias.