Acuse de recibo
Gisela Martínez Griñán (calle 29-B, No. 6607, entre 66 y 66 A, Buenavista, Playa, La Habana) está conmocionada, al igual que otros vecinos de la cuadra, con un hecho violento relacionado con perros de pelea y sus amos, que sobrepasó los límites.
Cuenta ella que hace unos cuantos días, en el horario de madrugada, dos adolescentes llevaron sendos perros de pelea hasta un edificio de la calle 29 B, entre 66 y 64 A, en Buenavista, y azuzaron a los fieros canes contra un gato que allí vivía.
Fue una masacre, señala Gisela. «Lo desguazaron y no quedaron ni los pelos. Al sentir los aullidos, unos vecinos salieron y les exigieron llevarse a los perros, pero los muchachos no hicieron caso. Incluso amenazaron a una señora con echarle los perros a ella si seguía defendiendo al gatico».
Asegura la remitente que esta no ha sido la única mascota despedazada por perros de pelea. Hechos similares han ocurrido antes en el propio Buenavista. Incluso, otro perro famoso le causó heridas en un brazo a la propia Gisela meses atrás, cuando ella trató de arrebatarle una gata de ella, que resultó gravemente herida.
Al día siguiente del cruel episodio, refiere Gisela, fueron a la Policía de Buenavista a informar el incidente. Y allí les dijeron que citarían a los autores del hecho y les harían una advertencia, si bien no hay una legislación precisa respecto a los perros de pelea.
«Si bien no tenemos una legislación que proteja a los animales domésticos, señala, hay acciones que debemos analizar, como, por ejemplo, el hecho de que hubo violación de domicilio, pues penetraron en el edificio para sacar el gato, que estaba en el balcón colectivo. Cualquiera de los moradores del inmueble pudo ser atacado.
«También hubo falta de respeto y amenazas con arrojarles los perros a las personas que protestaron por lo que estaban haciendo. Desorden público en horas de descanso nocturno. Y algunos vecinos, atemorizados, sacaron tubos y piedras, para defenderse en caso de que los perros los agredieran. Tenencia irresponsable de perros entrenados para matar, a los que llevaban sin bozal. Agresión contra una mascota indefensa, propiedad de una vecina».
Gisela manifiesta que en diferentes ocasiones se han planteado estos problemas con los perros de pelea, que ese tipo de ciudadanos utilizan para sus espectáculos sangrientos, que les aportan mucho dinero sin tener que trabajar. «Ya es hora de tomar medidas. No esperemos a que esos perros maten a un ser humano, para entonces actuar», concluye Gisela.
Desde la finca Zayas, en Batabanó, provincia de Mayabeque, escribe Edgar Pérez Pérez para manifestar su agradecimiento al colectivo del Hospital Ortopédico Frank País, de la capital.
Refiere el remitente que su hermano Alexei Pérez, de 29 años, ingresó el 6 de octubre de 2015 en ese centro asistencial con una lesión ostiomielítica en la tibia derecha, lo que originó que tuvieran que amputarle la pierna derecha.
Precisa que Alexei se mantuvo en la sala séptica hasta el 17 de febrero, cuando salió de alta y con buen estado de ánimo, gracias a todo el cuidado, protección y manejo de su caso.
Edgar agradece a todos los médicos y al resto de los trabajadores de la sala séptica del Frank País, por todo el apoyo y cariño que derrocharon hacia su hermano, en circunstancias tan difíciles.
Ese agradecimiento lo extiende al resto de los pacientes y sus acompañantes, que siempre estuvieron a su lado, estimulándolo.
Así somos la gran mayoría de los cubanos, aunque algunos viles desmientan esos valores y virtudes.