Acuse de recibo
Desde Guane, ese municipio de la punta occidental pinareña, tantas veces azotada por huracanes, escribe Maribel Carmona Marrero (Carretera de Guane a Mantua, km. 2, s/n), para reclamar ayuda con la situación de su vivienda.
Resulta que desde el año 2002, tras el paso de los ciclones Lili e Isidore, la casa de Maribel y los suyos quedó totalmente destruida, y comenzaron entonces un largo camino de recuperación que ya va por 14 años, según narra la lectora.
«Pedí un subsidio y nada. Todos los años promesas de que van a empezar y nada», cuenta la veterana guanera, y añade que actualmente habitan en una facilidad temporal de tan solo cuatro horcones, en condiciones prácticamente insalubres.
El núcleo familiar de la remitente lo integran dos mujeres, un niño de tres años y un joven de 24, quien trabaja como custodio en una bodega, con un salario de 230 pesos, única entrada económica del hogar.
Más allá de las penurias económicas que sabemos ha tenido que sortear el país, la política general se ha trazado para que los casos de afectación por ciclones se fueran priorizando. Este es un derrumbe total del 2002. ¿Qué ha pasado?
Ese es el sentir de la capitalina Grisel Rodríguez Valle (Nuestra Señora de los Ángeles No. 103, Apto. 1, altos, entre Quiroga y Tres Palacios, Lawton, Diez de Octubre) hacia los técnicos del Centro de Fisiatría y Rehabilitación del Policlínico de Luyanó. La remitente fue atendida por ellos debido a una fractura de codo y desea enviarles las gracias «por su profesionalismo, amor, paciencia, por la sonrisa que nos hacen brotar a pesar de las circunstancias». Y para que su gratitud no se disuelva solo en el abrazo general, desea la lectora señalar especialmente la labor de Frank, Lázaro, Diego, Yury, Yanet y Fernando.
Por más de dos décadas ha trabajado Hugo Zulueta Carbonell en el sector tabacalero. En los últimos tiempos se desempeñaba como torcedor de la Empresa de Tabaco Torcido H. Upman (José Martí), donde ha laborado desde hace aproximadamente ocho años. Sin embargo, en el momento de escribirnos llevaba unos 12 meses sin trabajar, en espera de la vista pública para la decisión de una medida disciplinaria, cuyo proceso ha presentado irregularidades que no se explica el afectado.
Refiere el remitente que el hecho que provocó la medida disciplinaria fue en febrero de 2015. Luego de esperar una citación oficial para la vista y visitar regularmente la fábrica durante unos siete meses, decidió el afectado dirigirse a autoridades superiores.
Luego de varias gestiones con la Fiscalía provincial y municipal y de visitar por cuatro veces la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social, Hugo acudió a la máxima dirección de esa instancia. Entonces le indicaron dejar sus datos y su número telefónico. Regresó a la Fiscalía el reclamante y desde allí se indicó que el Presidente del órgano de Justicia Laboral de Base (OJLB) en la fábrica se pronunciara por escrito en un plazo de 24 horas, apunta el torcedor.
Cuenta Hugo que lo ordenado por la Fiscal se lo comentó al llegar a la fábrica al Presidente del OJLB, quien le contestó que «yo era baja por negarme a asistir a la vista», situación con la que el remitente no estuvo de acuerdo. Le orientó que fuera la semana siguiente para efectuar la vista, lo que motivó que Hugo tuviera que ir nuevamente a la Fiscalía.
Cuando volvió al centro laboral el tabaquero, la segunda responsable del OJLB le argumentó «que no habían tenido tiempo de hacerme la vista porque estaban atrasados con estas, que dejara mi teléfono, que ellos me llamarían; esto fue finalizado el mes de noviembre de 2015 y en esta fecha (25 de febrero) aún no me han llamado», evoca el trabajador.
¿Por qué estas irregularidades? ¿Cómo se deja a un obrero sin empleo durante tanto tiempo y no se canaliza su proceso? Esperemos que la repuesta venga con la calidad de un buen habano y no se disperse en el humo de las justificaciones.