Acuse de recibo
La tunera Glenis Escalona Labrada (La Guinea s/n, Manatí, Las Tunas) recala en Acuse con una inquietud propia y de otras madres de aquella comunidad rural, relacionada con la distribución de compotas para niños de cero a tres años de edad.
Resulta que en el poblado de Glenis han repartido varias vueltas de cuatro compotas per cápita para dichos menores, pero en las últimas tres vueltas de 2015 solo fueron tres compotas, «a diferencia de la ciudad, en la que reparten ocho a cada niño», narra la manatiense.
«Lo planteamos en la asamblea de rendición de cuenta de noviembre, y la delegada respondió que eso es lo que está establecido (…). Lo elevó al municipio y la respuesta fue la misma, que las seis primeras vueltas para el campo eran de cuatro compotas y las tres últimas de tres; sin embargo, en la ciudad recibieron el doble. ¿Por qué esta diferencia?, se pregunta la mamá. ¿Qué dicen las autoridades implicadas al respecto?
Con un expediente de subsidio (No. 2038) aprobado desde el 2013 para la reparación del techo de su vivienda, Daysi Torres Torres y su familia aún no han podido emprender la reparación. La capitalina —residente en Freyre de Andrade No. 58, entre D’Strampes y Figueroa, Sevillano, 10 de Octubre— relata que en vano han acudido en varias ocasiones a las autoridades del municipio. «Esta es la respuesta: que no hay presupuesto», evoca la lectora, y apunta que el nivel de deterioro de su cubierta ha aumentado y en la casa tienen dos niños: una asmática y otro con severa alergia y apenas ocho meses de edad.
Como hemos dicho en otras oportunidades, se puede carecer de recursos, pero lo que no ha de faltar es la explicación lo más abarcadora posible sobre las causas y perspectivas de los asuntos. En este caso, por ejemplo, si no se dispone de presupuesto, al menos las instancias municipales deben contar con la proyección de cuándo lo tendrán, cómo van avanzando los mecanismos de distribución, etc. ¿Se ha comunicado esto, con todos los detalles, a la remitente y a otros que pudieran estar en casos semejantes?
Al holguinero Danilo Santiesteban Mayor (Olegario Martínez No. 8, Cueto) le preocupan algunas cuestiones relativas a las condiciones de salud en su municipio. Al momento de escribirnos (19 de enero), no se estaban dando turnos médicos «porque la empleada que se dedica a esa actividad en el policlínico está de vacaciones». También indica que existen dificultades con las recetas médicas en el cuerpo de guardia, mientras en la farmacia, con cuatro plazas vacantes, se encuentra «un solo empleado despachando y cobrando, y una cola que es un tumulto».
Por otra parte, señala el lugareño que llevaban un buen número de días sin agua, al parecer por roturas, y no se habían advertido gestiones de las entidades correspondientes para solucionar la situación. En cuanto a los arreglos que se habían acometido en materia de acueducto, las calles y aceras se lo habían sentido en roturas no solucionadas.
Este panorama, reflexiona el lector, entorpece el avance a los altos niveles de desarrollo social y salud que ha defendido el país como realidad y horizonte.
Hace más de una década Remigio Velazco Rodríguez y su familia (calle San Juan No. 26225, entre Navia y Reich, Matanzas) sufren problemas de fluido eléctrico que ocasionan el mal estado de las antiquísimas líneas y los respectivos aislantes en su localidad. Después de múltiples gestiones y de que pasaran incluso los trabajos del proceso de la Revolución energética, Remigio logró que vinieran los representantes de la Empresa Eléctrica a revisar el problema. Quedaron en que cambiarían postes y tendido, evoca, pero nada sucedió. Ha transcurrido más de un año de eso. Los bajos voltajes y demás molestias continúan. ¿Hasta cuándo?, se pregunta el matancero.