Acuse de recibo
A nombre de ella y de su esposo la capitalina Elva de la Caridad Pérez (Santa Catalina No. 219, entre Lawton y Armas, Lawton, 10 de Octubre) denunció aquí el 25 de agosto de 2015, cómo «la negligencia y la indiferencia están acabando con la ciudad».
La lectora se refería concretamente a la rotura, por segunda vez, de un muro de mampostería sobre el que estaban colgados cables eléctricos, a la entrada de un pasillo donde habitan tres familias con niños. El daño constructivo lo había ocasionado la Empresa Eléctrica en su municipio. El muro se hallaba «totalmente en el aire, y si se acaba de caer, caerá para la acera», se dolía la remitente.
El esposo de Elva —narró ella— había visitado dos veces la OBE para demandar una solución. La última de estas visitas ocurrió un viernes. «Le informaron que el director solo atendía los jueves. Y el compañero de Operaciones le dijo que los responsables éramos nosotros. (...) Después de que lo rompieron y no hacen nada, dicen que la responsabilidad es de otros. Es inconcebible», expresaba.
A propósito responde Ricardo Mangana Pérez, director general de la Empresa Eléctrica en La Habana. Su misiva, fechada el 28 de octubre, llegó a nuestra redacción el 3 de diciembre último.
Luego de las investigaciones pertinentes ejecutadas por Ana Isabel Fidalgo Carbó, directora comercial de la Empresa Eléctrica capitalina se supo que durante trabajos de rehabilitación y mantenimiento en la calle Santa Catalina, entre Lawton y Armas, los trabajadores de la Empresa rompieron accidentalmente el muro de la vivienda de la remitente, apunta Ricardo Mangana.
«Se entrevistó al compañero Fernando Chapoteen Carballo, jefe de Operaciones de 10 de Octubre, quien expresó que los propietarios solo solicitaron que se le retirara el punto de apoyo y el tendido eléctrico que se encontraba encima del muro afectado, para ellos poderlo reparar», añade el directivo.
Y señala que al salir publicado el artículo a la ingeniera civil Berta Alfonso Rodríguez, del Departamento de Construcción y Mantenimiento de la Empresa Eléctrica habanera, se le indicó visitar el lugar para saber qué trabajo de reparación hacía falta ejecutar en la vivienda.
«Fue atendida (Berta) por José Bustillo, esposo de la reclamante, quien le planteó que ya el trabajo de reparación ellos lo habían realizado, mostrándose además apenado con la Empresa, pues hacía tiempo que ellos habían escrito al periódico. Las evidencias de la resolución del caso se encuentran archivadas en el expediente No.24-1798-Q-P de la Oficina de Gestión al Cliente de la Empresa Eléctrica provincial», concluye el Director.
Agradezco la misiva y comento algunas cuestiones. No parece corresponderse, en algunos puntos, la realidad narrada por la capitalina con lo que aclara la Empresa. Si el esposo de Elva visitó dos veces la OBE en busca de reparación, no es muy lógico pensar que él y su señora solo pretendían les retiraran el punto de apoyo y el tendido eléctrico para reconstruir por cuenta propia el muro. Por otra parte, no se mencionan en la respuesta estas visitas; ¿se le contestó al afectado lo que su esposa refirió?
También debe decirse que más allá de lo accidental de la rotura, el deber de la Empresa era sencillamente reparar de inmediato el problema, pues fueron trabajadores de la entidad los causantes.
En cuanto a que los lectores habían escrito «hacía tiempo» a JR, aclaro que la misiva de Elva de la Caridad es del 6 de julio y se publicó, como ya apuntamos, el 25 de agosto, o sea, en el rango de los dos meses con el que trabajamos para la publicación de las cartas, teniendo en cuenta el volumen de correspondencia que llega a la columna.