Acuse de recibo
El pasado 13 de septiembre, el lector capitalino Onelio Rodríguez González cuestionaba aquí, si los conductores de vehículos están obligados a pagar el impuesto sobre transporte terrestre y a cumplir las normas de tránsito, por qué se mantiene el pésimo estado de muchas carreteras y calles en el país, que están afectando grandemente la disciplina vial y la seguridad de quienes viajan en los equipos, tanto conductores como pasajeros.
Al respecto, responde José Conesa Álvarez, director general de Transporte en La Habana que, luego de varios intentos, se pudo contactar con Onelio, quien recibió una amplia explicación del Plan de Reparación Vial de la capital, agradeció la visita realizada y mostró su satisfacción con la atención recibida.
Lamentablemente, muchas personas que leyeron entonces la inquietud de Onelio, y que pueden estar haciéndose las mismas preguntas que él, con respuesta tan escueta y sesgada no podrán tampoco despejar sus dudas acerca del pésimo estado de muchas vías y del daño que implica para el transporte automotor y la seguridad de las personas que se trasladan en él.
Cuando una inquietud de un ciudadano se hace pública en esta sección, la respuesta ya no solo le pertenece a aquel, y debe corresponderse con los estados de opinión que mueve la misma. Lo que le respondieron a Onelio podrá haber satisfecho sus expectativas, pero no la de tantos lectores, que a ciencia cierta aún no saben lo más importante: por qué las vías del país están en ese estado, si ellos pagan el impuesto sobre transporte terrestre.
El pasado 18 de octubre, el lector Roberto López evocaba aquí con nostalgia lo hermosa que fue la terminal de Ferrocarriles del poblado de Aguacate, en la provincia de Mayabeque, en contraste con el descuido y la falta de mantenimiento que la caracterizan hace varios años, al punto de que estuvo casi al derrumbarse el portal izquierdo de esa terminal.
Roberto refería que, ante la insistencia de los pobladores, se logró que Ferrocarriles de Cuba destinara un presupuesto para su arreglo. Pero lejos de resolverse el problema, enfatizaba, se ha prolongado.
«Desde comienzos de año, afirmaba, lo que se ha hecho es una chapucería. No se acaba. Sigue apuntalada. Fundieron dos columnas como quiera y levantaron el dintel superior y hasta ahí. No tienen o no buscan albañiles para la terminación. Se va a acabar el año y seguiremos cargando con las ineficiencias adquiridas. Por si fuera poco, el resto de la instalación la pintaron, en vez de terminar y embellecerlo todo. Con esa “curita” se quitan la vista de encima. Pero los habitantes de este pueblo no queremos seguir con “curitas”», enfatizaba Roberto.
Al respecto, responde Roberto Pérez Pérez, director de la Empresa Ferrocarriles de Occidente, que «realmente esta situación sucedió así: al inicio del año los trabajos planificados de reparación de dicha estación se encontraban paralizados desde hacía aproximadamente dos años, sin haberse concluido, creando realmente una imagen de deterioro».
Y agrega que «la estación de Aguacate este año no está contemplada en el plan de inversiones, no obstante se priorizaron los trabajos de mantenimiento y reparación de la instalación con un seguimiento en el control de la ejecución, y ya en estos momentos su imagen realmente es otra. Se construyeron columnas para sostener el techo, sustituyendo las de madera, que estaban podridas, y conservando su condición patrimonial. Fueron reparadas las filtraciones de los techos, y en estos momentos está pintada. Ya hoy es una instalación rescatada» concluye.
Insisto en que la profundidad y precisión de una respuesta institucional debe estar a la altura y corresponderse con los señalamientos y emplazamientos que hacen los ciudadanos.
Por un lado, se reconoce que los trabajos planificados de reparación estaban paralizados hacía dos años sin haberse concluido, dejando una imagen de deterioro. Luego se dice que la estación de Aguacate no estaba contemplada este año en el plan de inversiones, para posteriormente asegurar que hoy es una instalación rescatada. ¿Entonces se completó lo que no se había asumido hacía dos años? ¿Por qué se interrumpieron los trabajos? ¿Se retomaron después de revelarse la denuncia aquí? ¿Por qué no antes? ¿Cuáles fueron las causas de la interrupción de la obra tanto tiempo? ¿Quiénes son los responsables y que medidas se adoptaron?
Quedan muchas interrogantes flotando en la incertidumbre, sin las respuestas requeridas…