Acuse de recibo
La preocupación del villaclareño Rolando Melillo Pérez (Máximo Gómez No. 42 entre Plácido y San Salvador, Remedios), podría haber sido la de muchos otros cubanos en varios poblados del país: la ausencia de baños públicos.
Según conocimos aquí el 11 de julio pasado, los transeúntes necesitados y con pocas nociones de la convivencia respetuosa, resolvían sus urgencias fisiológicas en disímiles sitios inapropiados, y hasta afectaban a veces residencias particulares de los habitantes de Remedios.
La situación, explicaba el remitente, es de conocimiento de las autoridades locales, y urge combatirla con medidas efectivas.
A propósito contestan Ángel David Ferrer Acosta y Alexey Rodríguez Alonso, funcionario de Atención a la Población y presidente, respectivamente, de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Remedios.
Argumentan los directivos que la no existencia de baños públicos «no constituye un impedimento o limitación para que las personas que transitan por las calles remedianas hagan uso de los baños ubicados en diversas instituciones de Turismo, Comercio y Gastronomía —ocho— que permanecen abiertos, y un grupo de ellas las 24 horas; además, el servicio lo brindan de forma gratuita. Estos baños tienen higiene y están en buen estado constructivo».
«Durante las fiestas populares —añaden— se aplican alternativas de baños provisionales colectivos, espacios que son utilizados sin dificultad. Es cierto, algunos ciudadanos, en oportunidades, rompiendo las normas de educación, realizan sus necesidades fisiológicas en lugares públicos no autorizados (…), en particular posteriormente a haber ingerido bebidas alcohólicas».
Y terminan su misiva los representantes del Poder Popular remediano aseverando que «en el casco histórico no hay proyección de inversiones para construir baños públicos, al no considerarse una necesidad, por lo antes explicado».
Agradezco la carta. Apunto algunas cuestiones: el hecho de que las instituciones de Turismo o Gastronomía gentilmente permitan que los viandantes usen sus baños, no significa que esta sea la opción más factible, ni para los necesitados, que quizá se verían apenados al molestar, ni para esas instituciones que, a lo mejor, se esfuerzan por reservar estos locales en óptimas condiciones de higiene para su público consumidor.
que por carencias materiales ahora mismo no se pueda invertir en baños públicos, resulta comprensible. Sin embargo, quizá sea bueno reevaluar si constituye o no una necesidad.
Sobre la furnia que obstaculizaba el paso en la esquina de calle 5ta y Central, en San Miguel del Padrón, trataba la misiva del capitalino Luis Iglesias (5ta., entre Central y Río), publicada en la columna el pasado 28 de agosto.
Se refería entonces el lector a trabajos inconclusos por parte de una brigada de Acueducto y Alcantarillado, que a la postre se intentaron paliar por los propios lugareños; pero el resultado, siete meses después, era un peligroso cráter que se inundaba de agua y desechos.
Al respecto contesta Irvins de la Victoria Gómez, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del Este, en la capital cubana. Apunta el ejecutivo que «en visita efectuada se pudo corroborar que no existe dicho nombre del recurrente en la dirección, pero se realizó contacto con el vicepresidente del CDR y la organizadora de la circunscripción No. 9, y se les explicó en cuanto a los trabajos acometidos en la cuadra; la desobstrucción de la línea (…) está pendiente de obra en análisis técnico por parte de la empresa. Esta queja queda pendiente de solución y con razón».
Agradezco la sincera respuesta (fechada el 27 de octubre y con entrada a nuestra redacción el 20 de noviembre). Es lamentable que alguien se escude en un nombre falso para denunciar un problema. Más en esta columna que aspira siempre a la honestidad en el diálogo. Pero la furnia está (o estuvo) ahí. Como también las tantas veces criticadas obras a medias. Esperemos que la solución aparezca, y sea de calidad.