Acuse de recibo
Chapucio, el mítico personaje de ese genio del humor y el periodismo llamado Héctor Zumbado Argueta, sigue haciendo de las suyas en esta Cuba que se esfuerza por cambiar los rumbos hacia la eficiencia y el mayor bienestar colectivo.
Así lo evidencia la misiva del camagüeyano Reinaldo Márquez Páez (calle Línea, e/ B y C, edif. 86, apto. 1, Santa Cruz del Sur). Cuenta Reinaldo que en 2005, a su familia y a otras 15 les fue entregado un edificio, que dejaba mucho que desear en su acabado.
«Piso sin losa, no llega a pulido y sin calidad; la meseta también sin pulir, sin enchape y por debajo se cae a pedazos; el baño, sin enchape y supuestamente con estuque», describe el agramontino. Y añade: «Estas viviendas fueron entregadas a trabajadores por estímulo (…) como plan CTC, pero ha sido un desestímulo a estas personas humildes al cabo de nueve años. En el edificio vivimos jubilados y obreros asalariados de bajo ingreso que no podemos resolver el problema»...
Tanto Reinaldo como otros afectados han sacado sus cuentas, y a como están los materiales en los mercados estatales, les costarían los arreglos en cada casa alrededor de los 25 000 pesos.
Lo último que ha trascendido de la chapucería es que ya los pisos se están filtrando. Y reflexiona el lector si algo así es congruente con los empeños del país por reordenar sus procesos. La respuesta parece clara, ¿no?
Mucha luz para dar a luz
Desde calle 3ra., No. 261, entre A y B, en el Vedado, Plaza de la Revolución, llega la gratitud de Yudith Rodríguez Aguilera, quien desea reconocer la labor de los médicos, enfermeras y todo el personal asistente del hospital ginecobstétrico Ramón González Coro.
«En los días del 10 al 13 de abril mi hija, Isabel Barciela, estuvo en esa institución para dar a luz y la atención que recibimos de todos ellos fue la mejor. Tanto en el cuerpo de guardia como en las salas de preparto, salón de parto y puerperio, nos sentimos como en casa y fuimos tratados con mucho amor y comprensión. Sirvan de ejemplo a otros. Nuestras felicitaciones por su entrega», expresa la capitalina.
Los traspiés del subsidio
Tras el devastador paso del huracán Sandy por las provincias orientales, la guantanamera Caridad Martí (calle Beneficencia esquina a Pinto) fue visitada por las correspondientes comisiones de Vivienda y se le otorgó un subsidio para reparar su casa, la cual había quedado con un deterioro extremo.
«Hasta la fecha, me han hecho gastar una buena cantidad de dinero en la actualización de la propiedad vieja de la vivienda y, al final de estos gastos, resulta que la misma no procede para la ejecución de la construcción; es decir, que me han peloteado hasta ahora para decirme al final que debo sacar una nueva propiedad», se duele la remitente.
Como si fuera poco, añade, luego de varios trámites aún no le han alistado los papeles del subsidio para al menos ir adelantando la construcción, cosa esta que ella no logra entender, pues su caso, en el momento en que se determinó apoyarla, fue uno de los que supuestamente estaría priorizado en la provincia. Además, según afirma, otras familias afectadas han podido ir construyendo mientras están en proceso los papeles legales.
Refiere además la guantanamera que sobre su problema han alertado los medios de comunicación de la provincia (telecentro Solvisión y periódico Venceremos), pero al parecer aún no se han sensibilizado las estructuras de organización y dirección que deberían para que se destraben los mecanismos.
¿Qué hacer?, se pregunta angustiada la lectora.