Acuse de recibo
Los sitios donde se ha fundado Patria no deben ser motivo de recordación solamente cuando va llegando alguna efeméride. Antes bien, habría que alimentar allí el mayor bienestar colectivo, no solo por lo que toca a un proyecto social como el cubano, sino por deber con el pasado que nos impulsa.
Parto con estas meditaciones hasta llegar mentalmente a La Demajagua, en Manzanillo, Granma, lugar donde está la finca sagrada en la que Carlos Manuel de Céspedes diera el campanazo de inicio de nuestras luchas por la independencia.
Según cuenta en su carta Danays Naranjo Blanco, en este barrio «no existe una sala de televisión donde los que allí viven se puedan recrear, ni un merendero o una pequeña cafetería (…). Sí hay un consultorio con médico y enfermera, una escuela y una pequeña bodega, pero nada más. ¿Dónde está la presencia de las entidades de Comercio y Gastronomía, Cultura y Deporte, Agricultura? No existe el espacio donde se pueda tener acceso a diferentes productos de alimentación; la única opción es trasladarse a Manzanillo o algún barrio aledaño como Calicito o Troya. Y solo hasta Manzanillo son más de 15 kilómetros y tienen que caminar tres kilómetros para salir y tres para entrar, porque tampoco hay un transporte para que los estudiantes que estudian lejos puedan trasladarse hasta sus centros de enseñanza», se duele Danays.
«No vivo allí —confiesa la remitente— pero sí mi mamá, mis hermanos y mis sobrinitos», apunta. En calle Pity Fajardo, No. 50, Reparto Oeste, Cauto Cristo, Granma, esta cubana espera respuesta.
Como si le hubieran tomado un cariño enorme, que impidiera sacrificarla, entre las calles Padre Batista y Adriana del Castillo, en el reparto bayamés El Cristo, «vive, crece y se desarrolla» una zanja «que con el paso del tiempo se ha convertido en un vertedero y criadero de mosquitos, aporte efectivo para todo tipo de enfermedades. Esta situación se ha planteado a todos los niveles sin que se haya podido encontrarle solución, afirma el granmense Jorge Luis Polo Rodríguez (Adriana del Castillo, No. 54B, Bayamo). ¿Cuánto más habrá que esperar?
Los capitalinos Carmen R. Fernández Junco y Evelio González Gualiaeff (calle Bellavista No. 758, entre Vía Blanca y Santa Lutgarda, Cerro), impedidos físicos de 66 y 68 años, respectivamente, saben calar con su experiencia la auténtica amabilidad. Y, por supuesto, no quieren dejarla pasar por alto. De ahí su misiva para felicitar «a las compañeras Marilyn, la nueva directora comercial, y Olguita, y al compañero Pablo, de la División Habana de la Cadena TRD, por la atención y ayuda que nos dispensaron»… Asimismo destacan el excelente trato en los talleres de Copextel sitos en las calles 34 y 39, Playa, y en Dragones esquina a Galiano; en especial a Teresa, Alexander, Casas (jefe de taller) y al técnico Joel».
Siempre vivió de su voz. Profesor de Historia y Ciencias Sociales por más de 20 años, promotor cultural de cine, directivo de la esfera de la cultura, locutor. Para él, hablar fue una vía permanente para crecer como persona y ayudar a sus semejantes. Por eso Marlon Raúl Gámiz Reyes no se acostumbra al silencio.
Intervenido quirúrgicamente de un cáncer de laringe en el Hospital Oncológico de Villa Clara, el 4 de abril de 2013, el espirituano pudo detener el avance del peligro mortal, pero perdió definitivamente su capacidad de habla.
De ahí, su «S.O.S. de un vibrador laringe para ayudarme en mi comunicación con mi entorno social. Este dispositivo no se fabrica ni se comercializa en nuestro país. Si alguna institución de ayuda humanitaria (…) o persona tiene la posibilidad de gestionarme y/o donarme este dispositivo en aras de mejorar mi salud, se lo agradecería de todo corazón», reclama con humildad el remitente.
No es la primera vez que nuestro espacio da cauce a la red espontánea de la solidaridad y afecto. Quienes deseen contactar con Marlon Raúl pueden hacerlo en calle 7ma., No. 18, Central Simón Bolívar, Código Postal: 64190, Yaguajay, Sancti Spíritus.