Acuse de recibo
¿Qué pensaría Trompoloco?, preguntó aquí el pasado 26 de marzo el lector Daniel Vega, quien se sintió muy complacido por la presentación del Circo Nacional de Cuba en el reparto Villa Panamericana de la capital, mediante su Carpa Azul. ¿Qué pensaría el insigne payaso?, insistió ante lo que presenció en la parte humorística del espectáculo, junto a su esposa e hija: un comediante que hacía chistes sexistas, homofóbicos y racistas, hasta de doble sentido, no acordes con el mayoritario público infantil asistente.
La otra decepción de la jornada fue la competencia que promovió un payaso entre los niños. Al llegar el momento de la premiación, dijo textualmente: «Se han ganado un fin de semana con gastos pagos en casa de sus padres». Para Daniel, era un engaño con un público tan sensible como el infantil. A las puertas de la carpa —señalaba—, se vendían confituras y alquilaban ponis, opciones válidas para premiar a los pequeños ganadores.
«He asistido al circo desde niño —decía— y sé de la larga tradición de los payasos en Cuba, que ha sido comentada hasta por el erudito don Ciro Bianchi. Tuve la suerte de ver en vida a Trompoloco (Erdwin Fernández), a quien mi difunta abuela idolatraba. Me pregunto qué pensaría Trompoloco de esas actitudes de algunos de sus émulos actuales».
Al respecto, responde Marlene Gutiérrez Núñez, directora general del Circo Nacional de Cuba:
«El pasado 22 de marzo, durante la presentación de la Carpa Azul en la Villa Panamericana, del municipio de La Habana del Este, se suscitó un hecho para nada habitual en el circo cubano. Un espectador se mostró inconforme con la actitud, profesionalmente asumida por uno de nuestros payasos, que actuaba en esa sede itinerante de presentaciones, sobre diálogos usados —incorrectamente— en un repriz (pieza interpretada fuera del programa) en tono de “comediante-humorista” que, lejos de ayudar en ese momento al espectáculo, trajo consigo esta problemática que posteriormente tuvo dos análisis en el consejo de dirección del Circo Nacional de Cuba».
Agrega la directiva que ha sido la máxima del circo cubano en todas las épocas mostrar a través del payaso, ese personaje cargado de felicidad, alegría, aventuras y mucha pasión, el alma de la familia cubana, nuestro principal destinatario. La creación del Concurso Internacional de Payasos Erdwin Fernández In memóriam, la constante superación de los exponentes, quienes han tenido referencias de maestros de diferentes países, los intercambios profesionales a través de los festivales Circuba desde su fundación en 1981 y las múltiples giras nacionales e internacionales, han sido hechos palpables que invitan a pensar que situaciones como la ocurrida no se repetirán en la posteridad.
«En el análisis efectuado, el artista Luis Suárez Palacios (payaso), perteneciente a nuestra institución, mantuvo una posición digna y decorosa, reconociendo en todo momento los hechos que se le imputaban y la superación profesional a la que se someterá posteriormente, aparte de haber sido amonestado ante el colectivo de artistas, según indicaciones de la comisión creada al efecto.
«Como medida adicional, se decidió reunir a los payasos del Circo Nacional de Cuba a fin de evitar que se sucedan en el futuro circunstancias como esta. Directivos del circo se personaron en el domicilio de Daniel Vega en la Villa Panamericana. Allí se le expuso que el referido “comediante” fue la misma persona que se desdobló en el personaje del “payaso”, y que de manera jocosa este usó la frase de “pasar un fin de semana con todos los gastos pagados, en la casa de sus padres”, que si bien no es novedosa, no consideramos pueda ofender la sensibilidad de los niños y mucho menos engañarlos.
«El hecho mismo de asistir a una función de circo, de por sí es un regalo en cualquier rincón del mundo. Por ello, los directivos de la Carpa Azul otorgaron entradas gratis para esta familia en la propia sede. Daniel Vega agradeció la inesperada visita e igualmente expresó su satisfacción por haber situado una sede del circo en esa zona, lo cual no ocurría desde hacía mucho tiempo, elogiando además la anterior presencia de esta carpa en el reparto Alamar, lo que hizo palpable su alegría por ser un amante del arte circense.
«El Circo Nacional de Cuba será siempre consecuente con nuestros espectadores, con nuestra querida familia cubana, a quienes con mucho cariño nos dirigimos desde la pista ecuestre y otras sedes alternativas hace ya casi 200 años, para mostrar la grandeza y reconocida fama de las estrellas del circo cubano, quienes desde varios puntos del mundo y la Isla, llevan su arte hasta los sitios más insospechados de la geografía universal. Allí... donde casi nadie, y solo el circo puede ser capaz de llegar», concluye la Directora General.