Acuse de recibo
Yamilka Bazán (calle 5, No. 200, entre 10 y 12, reparto El Valle, Bayamo) es una trabajadora de la Salud que prestó colaboración en el exterior. Y, como tal, posee una tarjeta magnética que le facilita comprar con ciertas ventajas en las tiendas en divisa. Pero del dicho al hecho… hay buen trecho.
Relata que en varias tiendas de ese tipo en la ciudad de Bayamo los imprescindibles POS que enlazan la red de tarjetas, con frecuencia están fuera de servicio, fundamentalmente en los inicios y finales de mes. «Ello pudiera aceptarse como normal —señala—, si no fuera porque sucede reiteradamente en las dependencias del complejo El Serrano, de Cimex».
En ese lugar —precisa— «es una rutina dejar plantado a los clientes con tarjetas magnéticas bajo un rotundo “no hay conexión”, sin intentar siquiera introducir la tarjeta, y con el aparato desconectado a la vista de todos».
Y como ejemplo, menciona que el pasado domingo, cuando ella intentó comprar en el punto conocido por La Feria, del referido complejo, la dependiente —muy amable, por cierto— le comunicó que no podía venderle porque no le habían llevado el POS, responsabilidad de los jefes del complejo El Serrano.
Yamilka se dirigió a la dirección de El Serrano, y la jefa de turno le refirió que no era posible llevar el mencionado equipo hasta La Feria, porque la auxiliar de limpieza ese día no trabajaba y ella era la encargada de esa tarea.
«Pero menudo asombro me llevé—apunta— cuando pude entrar a la tienda adjunta al local de la dirección de El Serrano, y escuché a la dependienta decir que no podía venderme a través de mi tarjeta, porque tampoco le habían llevado el POS, responsabilidad de los que trabajan en la oficina que está pegada a la tienda».
Inconforme con tan indolente respuesta, Yamilka se dirigió a la especialista en Contabilidad que estaba en la oficina que conserva todos los POS, para encontrar una respuesta sensata. Y esta le respondió que la dependienta no había ido a buscar el aparato, y ella no podía ir a llevarlo porque esa no era su tarea.
«Al parecer, por tantas incongruencias e insólitas respuestas —agrega—, hubo una reacción más prudente por mi insistencia y firme indagación. Y en menos de cinco minutos ya funcionaba el POS en la tienda del complejo El Serrano. Finalmente pude comprar, pero ya bajo la estela del maltrato, la indolencia y la anarquía…
«Las tarjetas magnéticas son de clientes que merecen idéntica atención que quienes pagan en efectivo. ¿Por qué, entonces, tanta indiferencia y pereza, al menos en Cimex de Bayamo?
«No quisiera la misma respuesta de la creación de una comisión y las medidas aplicadas, y muchas salidas estereotipadas que de seguro habrá. Quisiera una patria llena de cubanos convencidos de que tenemos que convivir sin tantas penurias subjetivas, y que nos veamos unos a los otros como convivientes de un mismo destino», finaliza Yamilka.
Carlos Pereira (calle Santa Ana, No. 753, entre Factor y Este, Nuevo Vedado, La Habana) cuenta que su nieto estudia el primer año de Elaboración de Alimentos en el tecnológico Girón, del municipio capitalino de Playa. Ya en febrero debe comenzar sus prácticas y tiene que realizarlas con uniforme de cocinero.
«¿Dónde lo compra y cómo?, pregunta el abuelo. Dicen que siempre se ha exigido así a los estudiantes, y los precios que rigen esa vestimenta son elevados. Si se demanda el uso del uniforme de cocinero, ¿por qué tienen que adquirirlo como si ya trabajaran en una “paladar”?», cuestiona Carlos.
Argumenta el lector que los precios de oferta de esos uniformes son inalcanzables para un salario medio. «No aspiro a una compra subsidiada, señala. Ese término me hace sentir un esquilmador de las arcas del Estado. A lo que aspiro es a un precio justo para estudiantes».