Acuse de recibo
La que pudo haber sido una visita feliz al Zoológico Nacional terminó en sofocante molestia, según nos contaba el capitalino Jandro Carmenate Gácita (Calle 13 No. 1252 esq. a 20, apto. 2, Vedado, Plaza de la Revolución) el 23 de abril último.
Resulta que el jueves anterior a la publicación del caso —día 18, semana de receso docente— el remitente, su esposa y su pequeño, quisieron irse de naturaleza. Y la expedición arrancó muy bien en el Zoo. Un servicio de guaguas rápido los transportaba enseguida al área de la pradera. El recorrido entre los animales ofrecía una interesante aventura..., todo marchaba.
Bueno, casi todo. Porque cuando la familia sintió la llama del sol a la altura de la una de la tarde y trataron de adquirir alguna bebida fría, salió al ruedo una «fiera» que prolifera más de lo que quisiéramos en nuestro medio ambiente: el mal servicio.
En ninguna de las cafeterías en las que el padre trató de comprar había otra cosa que refrescos calientes y caramelos, en CUC.
Cuando manifestó ante un trabajador su inconformidad, y su deseo de que le ofrecieran alguna explicación lógica, el empleado se justificó diciendo que en la mañana había de todas las ofertas. Y Jandro, obviamente, no pudo entenderlo, porque si la instalación cierra a las cuatro de la tarde, es hasta esa hora que se deben prever los suministros. Máxime cuando se trata de un período de gran afluencia de público.
A propósito contesta Miguel L. Abud Soto, director general del Parque Zoológico Nacional, quien explica que como primera acción ante la salida de la queja, una comitiva de la entidad visitó al capitalino, no para justificarse ante el señalamiento sino para argumentar y explicar con transparencia.
A partir de 2011, especifica Miguel, el Zoológico pasó de ser coordinado por el Citma al Minag, y se inició un intenso programa de recuperación ante el deterioro en que se hallaba el centro.
En la jornada de los sucesos que refería Jandro, 18 de abril, la cifra de visitantes que arribó a la instalación «ascendió a 4 037 personas, cuando nuestra media siempre se había comportado sobre los 2 000 visitantes. En la historia del Zoológico nunca se habían recibido tantos visitantes en un día», argumenta el directivo.
El trabajo desarrollado durante esa semana de receso docente fue muy arduo —añade—, pero hubo aseguramientos que no estuvieron al alcance de la entidad.
«Las cafeterías del parque —sostiene el directivo— poseen neveras y exhibidores de baja cobertura para atender el volumen de visitantes. Con anterioridad adquirimos diez neveras y una caja de agua, los que fueron insuficientes para responder a esa demanda de público. Estamos en espera de una cámara fría adquirida en el exterior para el servicio gastronómico».
También explica el funcionario que la ausencia de líquidos fríos para calmar la sed no impidió que el objetivo principal de la visita de Jandro y su familia se cumpliera aquel día, pues pudieron ver, con un servicio guiado por especialistas, la colección de fauna exótica silvestre africana en estado favorable de conservación y disfrutaron una oferta de comida criolla para el almuerzo.
Añade Miguel que el zoológico además, previó para esa semana de abundante público el alquiler de diez guaguas, pues las propias del centro están en espera de reposición. No obstante, ante la crítica se han reforzado las medidas logísticas. Entre ellas cabe destacar: la ubicación de una caja de agua en la instalación del Zoo infantil; la gestión en pro de garantizar hielo para los fines de semana, receso docente y verano, y los trámites con la Unidad Básica de la Industria Alimentaria del municipio de Arroyo Naranjo para modificar la asignación de pan en estos períodos de gran afluencia de personas.
Termina el Director, a quien reconozco la rápida y detallada respuesta, agradeciendo la crítica pública en aras de perfeccionar la labor de esa valiosa entidad que debe conservar y reproducir en cautiverio especies de un alto valor biológico y patrimonial.