Acuse de recibo
José Juan Flores (Calle 3ra. No. 9, entre Fomento y Lindero, Palatino, Cerro, La Habana) escribe también en nombre de Delphis Góngora y Fernando Hernández. Los tres son graduados universitarios y especialistas en sistemas informáticos con experiencia. Poseen la licencia de trabajador por cuenta propia como programadores de equipo de cómputo, actividad que realizan.
Refiere que procuran desarrollar aplicaciones informáticas que brinden soluciones integrales a empresas cubanas. Mediante el uso de una alta tecnología, estas humanizan la relación hombre-máquina y permiten tomar decisiones oportunamente. Además, están diseñadas en código abierto y trabajan sobre cualquier plataforma. Todo este trabajo tiene su basamento en la legislación vigente.
Han diseñado modelos de contrato marco, anexos al mismo, ofertas, facturas, prefacturas, satisfacción del cliente… todo lo necesario y legalmente establecido para hacer las negociaciones con cualquier empresa. Y se han propuesto precios un 40 por ciento menores a los de cualquier entidad cubana dedicada a esa actividad, sin afectar la calidad. «No es nuestro interés la competencia ni enriquecernos, sino brindar servicios con calidad y alta tecnología».
Desde octubre de 2010 hasta hoy, han cumplido sus pagos individuales a la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) por la licencia, pero tropiezan con dificultades para realizar las ventas de sus servicios. Más claro: no han podido realizar ninguna.
Señala que casi siempre que él y otros compañeros dedicados a esta actividad llegan a una empresa, «nos presentamos como trabajadores por cuenta propia, y cuando queremos contactar con algún directivo de un área específica para mostrarles nuestras propuestas, es como si fuésemos a recomendar algo ilegal. De inmediato se produce un rechazo».
Si consiguen que los reciban, y muestran su producto, hay aceptación en torno a la calidad y frases aprobatorias. Pero hasta ahí. No logran materializar la contratación.
Y expone algunos ejemplos:
Se hizo un levantamiento de fallas en el flujo de información en una determinada empresa y se presentó una propuesta. Pero no se hizo la contratación, porque allí adujeron que no habían recibido indicaciones, a pesar de que todo lo relacionado con la actividad por cuenta propia está refrendado en la Resolución 32/ 2010 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, posteriormente en la Resolución 33/2011 del propio Ministerio, y ordenado adecuadamente mediante la Resolución 53/2011 del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP).
Añade José Juan que similar situación se les ha presentado con otras empresas, las cuales tienen indicaciones de sus niveles superiores en cuanto a que solo les permiten comprar software diseñados por dependencias propias de sus correspondientes ministerios, o alguna entidad estatal específica.
Se ha llegado a iniciar el trabajo durante una semana con una entidad y a elaborar la documentación para la contratación, para que luego un directivo de la misma comunique que él no hace trato con trabajadores por cuenta propia.
Aclara que su producto cumple con los requisitos que deben tener los sistemas contables y financieros para su certificación, según lo establecido en la Resolución 340/2005 del MFP; lo estipulado con respecto a la Seguridad Informática por el Ministerio de Informática y Comunicaciones; y los lineamientos del país en cuanto a la utilización del software libre. También cumple con la resolución 60/2011 de la Contraloría General de la República en lo referente al control interno.
«Con esto —afirma— se puede medir el grado de desconocimiento que tienen algunos directivos de empresas, y la imagen que se han construido de los trabajadores por cuenta propia. Más aun: las indicaciones de niveles superiores en las cuales se apoyan para decisiones unipersonales, sin utilizar la consulta a sus especialistas y los comités de contratación. Si fue aprobado en los Lineamientos Económicos y Sociales del Partido y la Revolución, ¿no será sencillamente que va a ser útil para el desarrollo económico del país?».
Y no le falta razón al lector cuando solicita que, al menos, se le escuche. El trabajo por cuenta propia surgió como una necesidad, y que gane protagonismo en nuestro entramado económico depende no solo de las herramientas jurídicas para refrendarlo, sino de una adecuada comprensión de todos para apoyarlo. Algunas situaciones pueden trasuntar desconocimiento, pero detrás de otras podría haber distorsiones. Sería saludable que alguna autoridad se refiriera a lo aquí tratado. Las puertas de este espacio están gustosamente abiertas para recibir sus opiniones.