Acuse de recibo
«Me matan y no me pagan», sentenciaba aquí el pasado 14 de junio Zoraida Gálvez, jubilada de 88 años residente en la Víbora, en la capital. Y no era para menos…
Zoraida hace más de un año que cobra su jubilación mediante tarjeta magnética. Pero cuando la introdujo en el cajero automático, el pasado mes de junio, la máquina no tenía el dinero depositado. Entonces fue al Banco del centro comercial del Mónaco, donde había hecho el cambio de su chequera por la tarjeta magnética. Y allí le dijeron que tenía que ver el asunto con Seguridad Social, en Luyanó, pues estaba declarada como fallecida a efectos del cobro.
Zoraida encomendó a una vecina que fuera hasta allí. Y a la enviada le respondieron que la beneficiaria estaba declarada como fallecida, porque su antigua chequera seguía saliendo y no se cobraba.
Cuando me escribió, la anciana se preguntaba cómo era posible que le siguieran sacando la chequera, y a la vez le pagaran por tarjeta magnética.
Lo peor de todo fue que, según le dijeron a la vecina de Zoraida, para que esta pudiera cobrar, tenía que estar llamando después de la segunda quincena de julio, para ver si ya habían mandado su nueva chequera. Así, podría recogerla y cobrar los meses de junio y julio; pues la tarjeta magnética había sido anulada y devuelta.
Al respecto, responde Marta Elena Feitó, directora general del Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS), que Zoraida tiene toda la razón en mostrar su inconformidad, pues la baja fue ejecutada por un grave error cometido por la gestora que labora en esa área, de cuya ineficiencia se derivaron irregularidades que no tienen justificación.
Agrega que la Filial del INASS en el municipio de 10 de Octubre tiene el gran reto de erradicar definitivamente los problemas que presenta con el área en que se realiza ese tipo de trámites, cuyas quejas en más de una ocasión han ocasionado malestar a pensionados de la Seguridad Social.
Precisa que «la inestabilidad de la fuerza de trabajo es la causa principal que ha ocasionado las quejas; y, lamentablemente, en más de una ocasión hechos como este conllevan a la separación definitiva de aquellos que, además de haber incurrido en errores, les falta disciplina y sensibilidad para solucionarlos de inmediato, sin generar nuevas molestias».
Apunta que en la visita al domicilio de Zoraida, se le hizo entrega de su medio de pago, y se le ofrecieron disculpas con todo el respeto que ella merece.
Desde el poblado de Iguará, en el municipio espirituano de Yaguajay, Edel Gómez denuncia el incumplimiento del pago a él y al resto de los integrantes de la finca Ocho, por parte de la dirección de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) El Vaquerito, de esa zona.
Precisa Edel que ellos cumplieron con las producciones estipuladas en el contrato de trabajo suscrito con la CPA, principalmente viandas, pero esta no lo hizo así con su obligación de pagarles el 60 por ciento del valor de dichas ventas (54 108,94 pesos), aun cuando las realizó.
En varias ocasiones han reclamado el pago, explicándoles al presidente de la CPA y al económico que las familias de ellos necesitan del dinero que con tantos sacrificios han garantizado.
Alega Edel los recientes pronunciamientos del compañero Raúl acerca de la necesidad de erradicar los impagos a los productores de alimentos.
«En estos momentos, subraya, tenemos la cosecha de yuca lista para ser sacada y entregada a la cooperativa; pero tememos que nos pase lo mismo: que la dirección de la CPA la venda y no nos pague. ¿Quién puede conformarse con que al final de su trabajo no se le retribuya? ¿Con cuáles recursos vivimos?
«Esta carta la hacemos porque no le vemos otra salida al problema. Ya acudimos a la ANAP en la provincia, y no nos ayudó en nada», concluye Edel.
¿Qué piensa la dirección de la CPA para hacer justicia? ¿Qué dice la ANAP?