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Imperdonables desmanes

Vicente Gayo escribe con una mezcla de tristeza e ira, porque del osario en el panteón familiar, en el Cementerio de Colón, en la capital, le han robado algo insustituible, que no tiene precio ni cotización: los restos mortales de sus padres, y de la madre de un amigo.

Vicente, quien reside en Goicuría 19, entre General Lee y Lacret, en el barrio habanero de Santos Suárez (Diez de Octubre), cuenta que hace unos días, acompañado de su esposa, se personó en la necrópolis para incinerar esos restos familiares. Y cuando abrieron el osario, solamente estaban las cenizas de una tía y una prima, las cuales se habían depositado recientemente. Los huesos de su padre y madre, y de la madre de su amigo, habían desaparecido.

De ello, asegura, pueden dar fe los empleados que atienden al público en el incinerador del camposanto, pues después de pagados los servicios tuvieron que devolverle a Vicente el dinero.

Para él, es inaudito que suceda tal tropelía en un cementerio con cuerpo de vigilancia. «¿Qué podemos hacer ahora? ¿Quién nos puede explicar lo ocurrido? No creo que a estas alturas los restos aparezcan, pero sí quiero hacer esta denuncia, y que se haga algo para evitar esos desmanes que hieren la más pura sensibilidad humana».

¿Nadie escucha?

Fernando López lanza un S.O.S. desde Avenida Camilo Cienfuegos No. 308, entre Calixto García y Los Maceo, en la ciudad de Guantánamo. Un S.O.S. de oídos heridos, que ya no pueden más.

Precisa el remitente que CIMEX ha instalado una carpa en la intersección de avenida Camilo Cienfuegos esquina a Los Maceo. Y ese centro recreativo, desde su apertura en diciembre de 2010, ha traído molestia e irritación a los vecinos colindantes.

«La música es estridente y por encima de los decibeles permisibles, subraya. Esta queja ha sido vista con los trabajadores de dicha instalación, el administrador y el gerente de CIMEX en la provincia.

«Todas esas gestiones han sido en vano. Ninguno ha prestado atención al llamado de los vecinos de que se tenga en cuenta el volumen tan alto de la música, sin importar horas del día o de la madrugada. En varias ocasiones sus trabajadores han manifestado que la música alta es para atraer clientes y levantar las ventas, las cuales son muy bajas».

Al constatar que no había respuesta, enviaron una queja a la sección Instantánea del periódico Venceremos, de la provincia. Y nunca recibieron respuestas al respecto de los directivos de esa gerencia. Posteriormente los vecinos escribieron a las autoridades de la provincia, y tampoco han recibido respuesta.

Teléfonos… ¿cuándo?

Los ciudadanos merecen información sistemática, para no tener que implorar explicaciones que muchas veces no aparecen.

Esperanza Cabañas escribe desde Calzada de Vento 2, Bloque 14, apto. 18, reparto Santa Catalina, en el Cerro capitalino. Y lo hace en nombre de los vecinos de las circunscripciones 75, 76 y 82 de ese territorio.

La razón es que en noviembre de 2010, para alegría de los pobladores, se hicieron las captaciones para solicitud de teléfonos, y en diciembre se dieron los resultados de los aprobados. Se procesaron las reclamaciones y se dieron los resultados definitivos en enero de 2011. Todo se hizo con agilidad y eficiencia.

«Mas parece que la alegría nos ha durado bien poco. Hasta hoy, 25 de marzo, todo ha sido silencio total. No hemos tenido noticia alguna del por qué no se han hecho las instalaciones. Los vecinos exigimos que alguien de ETECSA o del Gobierno municipal del Cerro nos dé alguna explicación por la demora, ya que nos sentimos burlados y engañados».

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