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Otra mirada a París

Lo que parecía una meta posible se transformó en una misión imposible para la delegación cubana, que solo se adjudicó dos preseas de oro en la Ciudad Luz

Autor:

Osvaldo Rojas Garay

Nunca consideré que Cuba obtendría en los Juegos Olímpicos de París una cifra de lauros similar a la alcanzada en Tokio 2020 (7); pero sin excesos de optimismo pensé que nuestra delegación deportiva podía ganar alrededor de cinco títulos, lo cual le hubiera permitido acceder a un lugar entre los 20 primeros, grupo en el que siempre ha figurado en todas las citas estivales a las que los criollos han concurrido, a partir de Múnich 1972.

Un quinteto de coronas aseguraba esa aspiración, aunque también se ha podido ocupar un espacio en esa privilegiada lista con cuatro premios dorados como ha ocurrido en repetidas ocasiones, incluso en la porfía parisina Brasil se adueñó del 20 con tres cetros, la misma cantidad que se agenció la mayor isla del Caribe cuando se posicionó en el 19 en Beijing 2008.  

Lo que parecía una meta posible se transformó en una misión imposible para la delegación cubana, que solo se adjudicó dos preseas de oro en la Ciudad Luz, algo que no estaba ni en los cálculos más pesimistas.

Se trata de la menor cifra de metales áureos que atesoran los del Verde Caimán desde la confrontación muniquense, cuando tras una sequía de 68 años, el desaparecido Orlandito Martínez Romero (54 kilogramos) se convirtió en el primer deportista de casa en subir a lo más alto del podio en el período revolucionario, jornada en la cual lo imitaron en sus respectivas categorías los difuntos Emilio Correa Vaillant (67 kg) y Teófilo Stevenson (más de 81 kilos).  

Con el saldo logrado en la capital gala (2-1-6), la representación de la Mayor de Las Antillas se alojó en el peldaño 32, la peor posición en el medallero en 56 años, pues en Ciudad de México, 1968 (0-4-0), culminó en la plaza 31, única vez que desde entonces quedó fuera del top-20. 

Aunque el calendario de estas justas multideportivas casi siempre reserva para la segunda parte las disciplinas más exitosas para Cuba, no recuerdo que en los últimos 52 años tuviéramos que esperar tanto para que llegara la primera medalla de oro gracias al mítico gladiador Mijaín López Núñez, que 11 días después de inaugurados los Juegos protagonizó uno de los grandes sucesos de la Olimpiada, al convertirse en el único deportista que de manera individual se ha colgado el metal áureo en una misma especialidad en cinco versiones seguidas en justas de esta envergadura.

Por cierto, al Gigante de Herradura, quien cumplirá 42 años de edad el próximo martes 20 de agosto, le correspondió abrir el medallero dorado por segunda ocasión, lo cual consolida a los luchadores como los que más han rubricado este hecho con seis, para mantener la cadena de los peleadores de aportar siempre una presea del color más preciado en todas las versiones efectuadas a partir de Barcelona 1992. 

En varias oportunidades, hemos señalado que para Cuba conservar una buena posición en la máxima confrontación multideportiva del planeta depende del comportamiento de sus cuatro joyas: boxeo (42), luchas (12), atletismo (11) y judo (6), que han protagonizado 71 de las 82 subidas a lo más alto del podio que tan tenido nuestros deportistas, después de 1959.

En Tokio 2020, donde se conquistó más oro que el esperado, pugilistas (4) y gladiadores (2) se adjudicaron seis de los siete lauros, el otro perteneció al canotaje.

Sin embargo, en la Ciudad Luz el llamado buque insignia apenas cargó un metal áureo del cienfueguero Erislandy Álvarez Borges (63.5 kg) y un bronce de Arlen López Cardona (80 kg).

Con excepción de la controversia de Beijing, en la que ninguno de sus hombres pudo ocupar el lugar más importante en el estrado de premiación, los púgiles siempre se habían colgado dos o más medallas de oro. En Múnich 1972 conquistaron tres fajas; en Montreal igual cantidad; Moscú 1980, 6; Barcelona 1992, 7; Atlanta1996, 4; Sidney 2000, 4; Atenas 2004, 5; Londres 2; Río de Janeiro 3 y Tokio 4.

En esta ocasión con cinco representantes, los puños de los encumbrados Julio César La Cruz Peraza (92 kg)) y Arlen López dejaron deudas en la búsqueda de sus terceras coronaciones que les hubieran permitido empatar la hazaña del húngaro László Papp y sus compatriotas, Teófilo Stevenson y Félix Savón, proeza que a diferencia de estos últimos habría completado en tres pesos distintos.

Tal vez en los pronósticos debimos captar mejor la señal enviada del certamen universal realizado el pasado año en Tashkent, donde Cuba se alojó en la cuarta estación con saldo de 1-3-2 y estos dos ases del cuadrilátero cedieron en cuartos de final.

Por su parte, la locomotora del deporte cubano, que en las dos ediciones anteriores en Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020, nos había regalado en cada caso un par de premios de oro, conquistó uno solo esta vez, el del astro Mijaín López Núñez (130 kilogramos), además de una de plata y tres de bronces, entre ellas la de Luis Alberto Orta Sánchez (67 kg), de quien se esperaba un poco más avalado por su condición de monarca olímpico y del orbe y el haber sido escogido como el mejor gladiador de estilo grecorromano del planeta en 2023.

El atletismo decepcionó con su peor actuación histórica en el período revolucionario. Solo en Roma1960, Cuba se había marchado sin preseas en una Olimpiada en el deporte rey, a pesar de ser la disciplina en que más competidores inscribió (18).

Muchos pensaron que en el triple salto femenino la pinareña Leyanis Pérez Hernández, bronce universal al aire libre en 2023, aprovecharía la ausencia de la reina de esta especialidad y recordista mundial, Yulimar Rojas (Venezuela), quien en abril último se lesionó el tendón de Aquiles y quedó fuera de los Juegos Olímpicos, pero en la final la vueltabajera terminó cuarta, escoltada por la otra saltadora criolla, Liadagmis Povea, que concluyó quinta.

El judo, que no ha obtenido medallas en los dos últimos torneos universales, ratificó en París el mal momento por el que atraviesa y tampoco tuvo resultados sobresalientes, al dejar en blanco el casillero de las medallas por primera vez desde Montreal 1976, lid en la que Héctor Rodríguez se proclamó como el primer monarca olímpico de Latinoamérica en el deporte creado por el japonés Jigoro Kano.

Al igual que en Montreal 1976 y Río de Janeiro 2016, en la capital francesa Cuba obtuvo medallas en cuatro deportes, la más baja cifra desde Múnich 1972, en que escalaron el podio en tres disciplinas.

Respecto a los títulos en dos deportes que se consiguieron en los recién finalizados Juegos Olímpicos  empatan la cuenta de Moscú 1980, Beijing 2008 y Río de Janeiro 2016, uno más que en la cita muniquense, en la que solo los boxeadores emergieron triunfadores.

Con el capítulo de París, 2024, culmina un cuatrienio en el que cierran sus brillantes trayectorias varios de los históricos del deporte cubano encabezados por el incomparable Mijaín López Núñez y la judoca Idalys Ortiz, cuatrimedallista en estas citas, nombres a los cuales seguramente se les unirán los de Julio César La Cruz y Arlen López, entre otros.

No será fácil llenar el vacío que dejan esas estrellas, un cambio generacional que aparte de la situación económica en que nos encontramos, habrá que enfrentar en medio del éxodo cada vez más creciente de atletas con posibilidades de encaramarse en los estrados de premiación.

Y no solo se trata de atletas, también andan diseminados por el mundo un gran número de entrenadores   cubanos por diferentes razones, suma que en la principal urbe francesa, según algunas fuentes, llegaron a sumar 49 en 29 naciones. No lo duden, Los Ángeles 2028 constituirá un gran reto para el deporte cubano, mucho más con los truenos que están sonando, pues se ha anunciado que cinco deportes dejarán de pertenecer al programa olímpico y uno de los candidatos es el boxeo.

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