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El París de los asombros

Los Juegos Olímpicos dejan una estela de relatos y emociones que no se borran jamás, que no se superan como las marcas y los récords en cada evento 

Autor:

Dorelys Canivell Canal

Cada cita olímpica genera un sinfín de historias y relatos a su alrededor. París 2024 no fue menos. Colgar los cinco aros bajo lo Torre Eiffel se sabía, mucho tiempo antes, que pondría los ojos de medio mundo en la Ciudad del amor.

Solo había una certeza desde que se les asignara su organización: exactamente 100 años después de que Francia fuera sede por primera vez de unos juegos olímpicos, los parisinos darían al mundo una muestra exquisita de originalidad y cultura, demostrada desde la propia inauguración y también un poco antes, cuando dieran a conocer la ambiciosa aspiración de limpiar el Sena, bajo la cuantiosa suma de 1 400 millones de euros.

Un Sena revuelto 

Este símbolo de París, con 777 kilómetros desde el norte de Francia hasta el Canal de la Mancha, ha tenido históricamente una calidad de las aguas deficiente, por lo que desde 1923 se prohibiera el baño en él, según consta en un artículo publicado recientemente por la National Geographic.

El río tuvo varios momentos de protagonismo, incluso desde el inicio, al ser la sede inaugural; por primera vez los atletas no desfilaron por una pista, sino que las delegaciones pasearon unos seis kilómetros en 85 embarcaciones hasta las cercanías de la Torre Eiffel; y segundo al ser el sitio escogido para las competiciones del triatlón y de aguas abiertas.

Pospuestos varios entrenamientos y aplazada una competencia, por la contaminación de las aguas a causa de las lluvias y tormentas de esos días, los atle­tas nadaron en el Sena, y aún circulan en las redes noticias de algunos que reportaron malestares gastrointestinales y vómitos.

Sobre ello, la joven australiana Moesha
Johnson, que compitió en la prueba de aguas abiertas, dijo a AFP: «Disfruté enormemente el reto que suponía estar allí (en el Sena). Espero ansiosa las condiciones del próximo desafío. Si no quieres tener condiciones como esta, también puedes hacer un 10k en una piscina».

Hacer «el Dikec»

Quizá ninguna medalla de plata se hizo tan viral en París 2024 como la de Yusuf Dikec, quien se agenció el segundo puesto en la prueba de pistola de aire comprimido a 10 metros por equipos mixtos, con Sevval Ilayda Tarhan.

Su postura relajada y el porte durante la presentación lo hicieron famoso en las redes y en los propios Juegos, al punto que atletas como Armand Duplantis, Nina Kennedy y Roje Stona, festejaron sus triunfos con la pose del que ahora llaman «el antihéroe».

El calificativo fue ganado tras la aparición en competencia de Dikec sin implementos que habitualmente usan los tiradores, dígase lentes antirreflejos o cascos para evitar el ruido. Apenas llevó sus lentes tradicionales y tapones para los oídos.

El representante de Türkiye consiguió aquí su primera medalla en Juegos Olímpicos, después de haber estado en cinco citas, pero pasará a la historia, sobre todo, por su tranquilidad. En una mano la pistola, la otra en su bolsillo. Tras el triunfo dijo a la prensa: «Creo que mi pose de tiro representaba muy bien el espíritu olímpico: el juego limpio, la sencillez, la claridad y la naturalidad».

Desde su competición muchos de los más grandes bajo los cinco aros hacen «el Dikec», como símbolo de triunfo.

A los pies de Brasil, con respeto 

Desde hace tiempo se conocen la estelarísima Simone Biles y la brasileña Rebeca Andrade; por eso no se sorprendió la norteamericana, con una cosecha de lujo en estos Juegos Olímpicos, de que la sureña se le impusiera en el ejercicio en el suelo, con una actuación impecable que le valió 14,166 puntos, suficiente para llevarse el oro a su cuello.

Pero lo verdaderamente trascendental no fue eso, sino el gesto de respeto y humildad que viniera después, en el podio, cuando Biles y su coterránea, Jordan Chiles, con el tercer puesto, se inclinaran ante la joven brasileña.

«Obviamente, éramos solo Jordan y yo siendo nosotras mismas, pero sé que fue realmente especial y fue muy impactante para las niñas verlo. Se gana con gracia, se pierde con gracia», dijo Biles en una entrevista a CNN. Gestos como ese hacen de los Juegos, certámenes de respeto y admiración.

Sí, acepto 

Y como casi hubo de todo en París 2024, no fueron pocos los que además de medallas o resultados superiores en lo personal, se fueron de la Ciudad del amor con un anillo de compromiso y una petición de matrimonio.

Tal es el caso de la jugadora china Huang Yaqiong; su novio, también atleta, Liu Yuchen, pidió su mano luego de que la joven ganara la medalla de oro en dobles mixtos de bádminton.

La francesa Alice Finot, tras correr los 3 000 metros con obstáculos, ofreció un anillo de compromiso a su novio que la apoyaba desde las gradas, en tanto Justin Best, oro en el remo masculi­no de Estados Unidos, pidió matrimonio a su novia Lainey Duncan.

El norteamericano Payton Otterdahl también propuso casamiento a su novia frente a la Torre Eiffel y el argentino Pablo Simonet, integrante de la selección de balonmano, se comprometió con Pilar Campoy, jugadora de hockey también de la nación albice­les­te.

Sarah Steyaert y Charlotte Picon, regatistas del país sede, además de las medallas de bronce, recibieron anillos de compromiso de cada una de sus parejas.

Lo que enseña un eucalipto 

Mucha culpa tuvo Neeraj Chopra, plata en el lanzamiento de la jabalina, de que el pakistaní Arshad Nadeem le regalara a su país el primer oro olímpico en 40 años. Mucha culpa, o mucho protagonismo, o mucha buena voluntad, cuando ayudó a su rival amigo a encontrar fondos y un patrocinador para comprar una nueva jabalina, cuyo precio oscilaba en los 1 000 euros.

Nadeem se mantenía con la misma desde 2015, y ya no soportaba otro remiendo, otro lanzamiento. Pero bien sabe este hombre lo que se aprende apenas con una vara de eucalipto, (o de bambú, según dicen otros) y da igual, a fin de cuentas, con eso empezó a entrenar tras dejar el críquet, y soñaba coronarse en el podio de los cinco aros.

No todos los atletas llegan a estas citas con lujos; muchos recorren un camino de sacrificios, que, a veces, la gloria opaca, esconde, resguarda.

Arshad Nadeem llegó hasta los 92.97 metros, se ubicó primero y, de paso, batió el récord olímpico.  Neeraj Chopra, quien fuera oro en Tokio 2020, lleva ahora sobre sus hombros y corazón una parte del oro de Nadeem. El deporte es también para eso, para crecer y ayudar a crecer a los demás.

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