Acuse de recibo
Aun cuando Cuba felizmente se despoja del paternalismo, y promueve con sus cambios que el ciudadano no espere todo de arriba y busque por sí mismo la solución de sus problemas, habrá que seguir atendiendo, con un corazón muy grande, a esas personas vulnerables que no encuentran salida.
Lo digo porque me impactó la carta de Radamé García, un obrero agrícola que reside en el campo, a la entrada de la base de campismo La Sierra, en el municipio granmense de Bartolomé Masó.
Refiere Radamé que, entre sus cuatro hijos, hay una jovencita a quien desde niña se le diagnosticó una miopía. Se le atendió muy temprano, pero aun así, con el paso del tiempo se le agudizó el padecimiento, al punto de que hoy casi no ve. Y en la última consulta, los médicos no le auguraron solución alguna pues, según ellos, la graduación que ya requiere la muchachita es muy difícil de conseguir.
Afirma que, en días pasados, por allá estuvieron unos médicos de La Habana pasando sus vacaciones. Y al conocer el caso, se brindaron y le facilitaron el traslado con ellos hasta la capital, pero la respuesta fue la misma: no existen los cristales que lleva la niña.
Ya la muchachita no puede estudiar, y va a tener que dejar la escuela porque no ve la pizarra ni lo que escribe en las libretas; y mucho menos los medios audiovisuales con que cuenta la escuela.
«Mi angustia es muy grande —dice el padre—, pues son muy escasos los recursos con que cuento, y no tengo posibilidad de viajar a La Habana con frecuencia para gestionar alguna solución. No concibo que mi hija no vaya a tener los ansiados espejuelos para realizar su sueño de ser una mujer útil a la sociedad».
Con vergüenza ajena, el 31 de octubre del 2010 reflejé aquí la denuncia del lector Santiago Pérez, sobre el abandono en que estaba sumido el modesto monumento a Melton Almaguer, mártir de la lucha contra la tiranía batistiana, en su propio pueblo, Chaparra, del municipio tunero de Jesús Menéndez.
Contaba Santiago el desastre: en una de las tres palmas reales que cortejan el sitial hay un aro de baloncesto en torno al cual juegan niños y jóvenes. La cerca perimetral ya no existe. El busto de Melton desapareció, y de noche aquel lugar venerable es cita de parejas enamoradas.
Santiago, quien reside en La Habana, aseguraba que en tres visitas a esa localidad abordó esa vergüenza local con las autoridades del municipio, y siempre le decían que se iba a resolver. Pero todo seguía en el abandono.
Al respecto, responden Francis Rolando Rodríguez y Rafael Villa, presidente y vicepresidente, respectivamente, de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Jesús Menéndez, que a raíz de lo publicado se formó una comisión investigadora del asunto.
Reafirman que es cierto lo denunciado, pero aseguran que, cuando salió publicada la queja en el periódico, «ya se estaba accionando en el municipio en la reorganización con los organismos la atención a las tarjas y monumentos, debido a que esta es una de las actividades que no cuenta con presupuesto, y deben ser atendidos por organismos y las comunidades del territorio».
Entonces, ¿por qué Santiago cuenta que en tres ocasiones, en sus viajes a Chaparra, alertó a las autoridades? ¿Por qué no se crearon las condiciones para preservar sitio tan venerable? Si no había presupuesto, ¿por qué no se buscó una alternativa en la comunidad, con los propios organismos o fuera del territorio?
Finalmente, afirman que «se adoptaron las medidas administrativas y políticas para darle solución al problema, y en estos momentos ya se hizo la rehabilitación de la cerca, pintura de la tarja, sembrado de plantas ornamentales y la colocación de una placa identificativa con las insignias del combatiente Melton Almaguer Pérez». Señal de que pudo haberse hecho antes.