Acuse de recibo
La historia de Dairy Águila Gutiérrez (Prolongación Santiago Valdés No. 12, San Diego del Valle, Cifuentes, Villa Clara) roza los límites de lo insólito.
Resulta que en diciembre de 2007, al Programa de Trabajadores Sociales en el municipio llegó la asignación de un módulo de vivienda, y en enero de 2008 el Consejo de Dirección de esa entidad tomó el acuerdo de otorgárselo a Dairy, teniendo en cuenta sus resultados laborales y la precaria situación de su casa.
Después de muchos trámites —cuenta la remitente— en julio de 2008 obtuvo el Expediente y la Licencia de Construcción. Una vez lista la documentación «se me indicó demoler la vivienda que estaba habitando, pues la nueva obra se realizaría en el mismo lugar de la anterior. Este proceso de demolición se vio interrumpido por la tormenta tropical que azotó en agosto de ese año y por los dos ciclones (Ike y Gustav) que se encargaron de demolerla totalmente».
Sucedió entonces que la vivienda de Dairy no salió como afectada por los huracanes en la visita que el Consejo de Defensa hizo a la circunscripción, pues se encontraba ya en el plan de viviendas del año y existía la asignación del módulo.
«Luego de vivir por dos meses en casa de los vecinos, se realizó una vivienda temporal de dos pequeñas habitaciones, para tres personas, en la que vivo actualmente. Se me dijo que comenzara con la construcción de las zanjas para la base, que me iban a dar los materiales para empezar a levantar las paredes. Las órdenes de los materiales no llegaron a dármelas nunca, pues en noviembre tuve que salir para un curso de preparación de cuadros y mis padres no recibieron el aviso», evoca la villaclareña.
Luego de varias visitas a la entidad encargada del levantamiento de su hogar —Mantenimiento Constructivo—, le informaron que el plan del año estaba congelado y que solo se iban a admitir las afectaciones del ciclón, cuestión que ella entendió perfectamente. Pero por eso mismo reclamó que su caso fuera incluido, como merecía, dentro de esos daños meteorológicos.
Llegó el 2009 y la doliente se entrevistó con las autoridades municipales para hacer avanzar el complejo asunto. Nada de nada. Se dirigió en dos ocasiones a la Asamblea Provincial del Poder Popular para exponer el problema. Allí le dijeron que la respuesta correspondía al municipio. Volvió entonces la afectada hasta ese nivel. «Una vez más me entrevisté con el Presidente del Gobierno (de Cifuentes) y me dijo que para el 2010 mi caso se iba a resolver».
En lo que va de 2010, las gestiones de Dairy no han cesado. Se encaminó a la Dirección Municipal de Vivienda para comprobar que estuviese en el plan del año y «figúrese la sorpresa al no verme en el listado y al decirme la Directora que nunca estuvo previsto que yo estuviese dentro del mismo».
Desconcertada, se entrevistó la joven con directivos del Poder Popular que atienden Vivienda, y le expresaron que este año era para terminaciones de las casas iniciadas, entre las cuales, sin explicación, no se hallaba la de ella.
Solicitó más entrevistas Dairy y, según narra, la única respuesta, a través de terceros funcionarios, ha sido que no hay otra respuesta que ofrecerle.
Una cosa son las carencias del país para enfrentar la compleja situación de la vivienda, junto a los esfuerzos por repartir justa y equitativamente lo poco; y otra, bien distinta, son los procedimientos torcidos, en los que ha faltado información oportuna y congruencia.
¿Cómo es posible que después de habérsele asignado a la trabajadora un módulo; de dársele la orden de demoler y además haber sido afectada por los ciclones, ahora su caso esté en un limbo? ¿En qué nivel o estructura o persona se trabaron los mecanismos que debían funcionar correctamente?