Acuse de recibo
Quién sabe dónde andará una certificación de nacimiento que le enviaron el 11 de octubre de 2008, por carta certificada, a Gladys Nocedo, de calle Tercera número 14, Distrito 1, La Hortaliza, en Florida, Camagüey. Cuenta ella que desde el Registro Civil de Aguada de Pasajeros, en Cienfuegos, le enviaron ese día el documento, con número 14. Y el 6 de enero pasado, cuando me escribió, aún no lo había recibido. La funcionaria del Registro Civil de Aguada se preocupó por hacer la reclamación varias veces en el correo de Aguada y le aseguraron que el envío salió. No es la primera vez que Gladys topa con el problema: en junio de 2008 le enviaron otra carta certificada desde Aguada de Pasajeros, y la misma llegó a fines de agosto de ese año, más de dos meses después. Gladys compró otros 30 pesos de sellos para una nueva certificación de nacimiento, los envió el 17 de diciembre de 2008, y ya en el Registro Civil de Aguada recibieron la carta. Además, ella es agente postal en su localidad, recibe cartas certificadas desde La Habana y otras regiones del país, y demoran por lo general de 15 a 18 días. Gladys no entiende. ¿Se estará «descertificando» la agilidad y seguridad de Correos?
¿Qué será «eso»? Cuando una comunidad de 60 personas lleva diez años reclamando sobre un problema de contaminación que le afecta, y no recibe respuestas ni soluciones, tiene la suficiente autoridad para calificar de «bochornosa» la desatención de las instituciones. Y se queda corta. Michel Hernández escribe desde calle Tercera número 13909, apto. 4, entre Calzada de Guanabacoa y calle A, reparto Mañana, municipio capitalino de Guanabacoa: hace diez años que viene reportándose la contaminación de la cisterna del edificio con aguas albañales, debido a la ruptura de las paredes de la misma, además de que está a muy poca altura del piso, y cuando llueve capta el agua sucia con todo lo que haya. Ha sido planteamiento reiterado en la circunscripción, lo conocen Salud Pública y el Gobierno municipal; y la respuesta siempre es: Se está trabajando en base a eso, está en proceso... El agua contaminada sale por las llaves; no se puede beber ni sirve para cocinar ni para el aseo. «Eso» en que se está trabajando, ¿qué será?
¿Estará en la fosa? Casi que podría competir con la de arriba la «salación» que me envía Raúl Felipe Pérez Marrero, vecino de calle 255 número 15218, entre 152 y 172, reparto Río Verde, en el municipio capitalino de Boyeros. Solo que los vecinos llevan ocho años sufriéndola, dos años menos que los de Guanabacoa. Resulta que en el barrio hay una fosa sin tapa hace ocho años, que vierte hacia los patios que colindan con ella debido a un desnivel del terreno. Los vecinos han planteado el asunto en las asambleas de rendición de cuentas, sin que haya llegado una respuesta efectiva en ningún mandato. Hace unos tres meses se confeccionó un documento que llevaron al Gobierno municipal, a Higiene y Epidemiología en el territorio y otras entidades. Tienen la constancia de que lo entregaron, con las firmas de quienes lo recibieron. Y hasta el 12 de enero no tenían respuesta alguna. ¿Estará la solución contaminada, en el fondo de la fosa?
Una sugerencia para el Karl Marx: Daniel Vega Fernández, de Calzada 452, entre E y F, Vedado, en la capital, considera impropio para muchas personas que laboran, estudian y cumplen con sus deberes sociales, el horario que tiene el teatro insignia cubano, el Karl Marx, para la venta de entradas a sus espectáculos: de 9:00 a.m. a 1:00 p.m. Si se tiene en cuenta que allí se presentan los grandes conciertos, muchas veces un solo día, «ello no concuerda con la política de masificación de la cultura, y fomenta institucionalmente la indisciplina laboral, señala. Mi experiencia personal en la cola de la Gala de los Premios Lucas es que mucha gente se escapó de su trabajo para comprar las dichosas entradas. Otros teatros de prestigio como el Mella venden las entradas a las 4 y 30 o 5 de la tarde». Este redactor agrega: precisamente entre quienes no trabajan, y barren con las entradas a esos horarios matutinos, están los revendedores de entradas, que luego las ofertan a precios prohibitivos. Vale la sugerencia para la dirección y el colectivo del Karl Marx, siempre tan abiertos y receptivos a las señales de esta sección.