Acuse de recibo
Hoy traigo una respuesta acerca de irregularidades con el servicio eléctrico. Y es loable que, mientras el país ha estado inmerso en la reparación de los graves destrozos en las líneas y tendidos ocasionados por recientes huracanes, la Empresa Eléctrica de Ciudad de La Habana haya hecho tiempo para atender y solucionar problemas reflejados aquí por sus clientes. Ello reafirma que las urgencias no pueden apartarnos de los asuntos cotidianos.
La carta de la ingeniera Militza Wood, directora de Calidad de la Oficina de Gestión al Cliente de la Empresa Eléctrica de Ciudad de La Habana, responde al reclamo de Enrique Fernández, reflejado aquí el pasado 26 de agosto bajo el título Fallos eléctricos y de información.
Entonces, Enrique revelaba que en su barrio, Santos Suárez, del municipio capitalino de Diez de Octubre, se registraba frecuentemente alto voltaje, al punto de que los vecinos optaron por desconectar sus equipos electrodomésticos en medio del sopor veraniego. Ellos, aseguraba, lo reportaron muchas veces a la Empresa Eléctrica en el territorio y, al momento de escribirme, no habían recibido respuesta alguna, ni señal de que podría solucionarse.
Al respecto, aclara Militza que el caso fue trasladado al director de la Organización Básica Eléctrica (OBE) municipal, quien respondió que la zona citada se encontraba incluida en el plan de mejoras del territorio, que se realiza paulatinamente. Luego de los trabajos de restablecimiento del servicio eléctrico a raíz del azote de los dos huracanes, el 20 de septiembre pasado se personaron en el lugar, y realizaron mediciones en varios puntos del circuito del transformador que alimenta ese edificio. Y se comprobó el alto voltaje denunciado por Enrique en la zona.
El 26 de septiembre fueron revisadas y reparadas todas las conexiones que van desde el poste hasta la entrada de corriente del edificio, y se reguló el transformador. Se comprobó nuevamente el voltaje y se encuentra dentro de los parámetros establecidos, por lo cual el caso quedó solucionado.
Agradezco la atención al asunto, y uno solo se pregunta por qué, ante tantos alertas de los clientes, anteriores a los dos huracanes, al menos no se les dio una explicación con toda la información, si es que esas labores de mejoramiento son paulatinas y no al ritmo de la demanda ciudadana.
Este mes deben resolverloLa segunda carta es la respuesta de Ana Remis Castro, jefa del departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, a propósito de la denuncia de Modesto Álvarez, de Juan Abreu 564, apartamento 3, en el barrio capitalino de Luyanó; denuncia revelada aquí el pasado 21 de agosto.
Entonces, Modesto refería que en la loable sustitución de redes hidráulicas en su barrio, en abril y mayo de 2007, Aguas... abrió zanjas, y luego de instaladas las nuevas conductoras dejó las calles y aceras más deterioradas de lo que se encontraban. A duras penas cerraron las zanjas. Las sellaron con materiales que cada vez se hunden más, al extremo de que las tuberías pueden partirse.
El remitente contaba que después de los trabajos, cuando llueve comienza el rechazo por el desagüe de albañales y se inundan las casas de esas aguas sucias. El paisaje de la calle es deplorable, y en las aledañas pululan los salideros, observaba Modesto.
Así, aclara Remis que en inspección realizada el pasado 12 de septiembre, se comprobó que existe obstrucción en la línea central de alcantarillado. Se orientó la desobstrucción, programada para el presente octubre. Y previendo la posibilidad de que ello origine nuevos cortes, la obra civil se realizará después de restablecido el sistema de alcantarillado, de lo cual nos informarán oportunamente.
Agradezco la respuesta y la atención al caso. Pero, lamentablemente, Remis no aclara lo que, enfatizado por Modesto, entonces dejó dudas en nuestros lectores: ¿por qué un trabajo de tanto beneficio social dejó esas secuelas? ¿Hubo o no problemas de calidad y chapucería? ¿No se analizó, al calor de la inquietud vertida, la integralidad de la inversión? ¿Por qué antes no se había rectificado el asunto?
Dificultad para pago electrónico
Miguel A. Milián Gómez destapa un viejo asunto, que no ve aún la solución definitiva: la dificultad que hay en muchas tiendas en divisas de la capital para pagar con tarjeta electrónica. Algo así como una trabazón para esa nueva tecnología.
Milián, quien reside en Roma 362, altos, entre Lourdes y Córdova, Víbora Park, municipio capitalino de Arroyo Naranjo, relata que su esposa intentó adquirir algunos artículos de vestuario y aseo personal con la tarjeta electrónica que le fue entregada en su centro de trabajo.
Fue a la tienda La Puntilla, una «señora» tienda en La Habana. E increíble: ningún post o lector de tarjeta electrónica funcionaba allí. Hablaron con la jefa económica de la tienda, y esta les informó que esa situación ellos la vienen planteando hace rato a CIMEX, pero no han recibido respuesta alguna.
Lo mismo les sucedió con las tiendas de la cadena Caracol que están en los bajos del Hotel Meliá Cohiba. Y Milián considera que «si este servicio el país no está en condiciones de prestarlo, debe valorarse seriamente».
Sería muy saludable que se valorara, y explicara a los consumidores, cuáles son los factores que están obstaculizando el auge de ese sistema. Y si, como advierte Milián, existen dificultades tecnológicas o materiales para mantenerlo, entonces sería sabio eliminar lo que no puede funcionar normalmente.