Acuse de recibo
El cliente debería ser la única razón de quien presta servicios. Y conjugo el verbo en esa forma potencial, porque a diario, cuando llegas a un mostrador o a un ventanillo, te percatas de que debes supeditarte a ordenanzas, decisiones y calamidades de quienes te atienden, no siempre a tono con la lógica. Y al final, dar gracias a la vida y pellizcarte si se esmeran en ti.
Jesús M. Ávila me escribe desde Velarde 30212, entre Compostela y San Carlos, en la ciudad de Matanzas. Y lo hace bastante indignado por ciertas disposiciones bancarias que le complican la existencia a cualquiera.
Relata el lector que el pasado 28 de abril decidió extraer dinero de su cuenta de ahorro en la sucursal de BANDEC de Medio esquina a Jovellanos, en esa ciudad. Él pretendía sacar una suma de pesos de esa cuenta de muchos años de trabajo y esfuerzos, para cambiarlos en CADECA y poder comprar un televisor al precio de 300 CUC.
Pero nada fue expedito, como deben ser los servicios bancarios. Tuvo que esperar un buen rato, porque allí, para el cliente poder extraer más de 5 000 pesos, los del Banco están obligados a utilizar un único disquete del administrador, que autorice la operación. Y el disquete de marras entonces estaba ocupado en otras funciones.
Al fin, Jesús salió bastante molesto del Banco, con destino a CADECA. Pero allí le esperaban otras zancadillas, pues esa entidad solo te vende 50 CUC. Habló con la cajera y le explicó que necesitaba adquirir 300 CUC para comprar el dichoso televisor, y ella fue rotunda. Le ratificó que son 50. Jesús no se rindió. Tuvo que buscar a su mamá y su hermana, sacarlas prácticamente de sus respectivos trabajos, para que le suplieran y entraran. Y la cajera se quejó con el custodio, pues Jesús repetía en la cola. Al final, entre los tres adquirieron 150, más 50 de la primera incursión... ya le faltaban 100 CUC... Cuando su madre y hermana fueron a repetir, el custodio no les permitió entrar.
El tiempo corría y muy bien que los televisores podían agotarse en la tienda. Y como salvación, Jesús tuvo que agenciarse los buenos servicios de dos desconocidos que caminaban por la calle, y le hicieron el favor. Con los 300 CUC llegó a la tienda y pudo felizmente hacer la compra.
Con fundamento, Jesús se cuestiona cómo es posible que se le entorpezca tanto al ciudadano lo que es un derecho nacido de sus propios ahorros, y haya que depender de un disquete con una autorización en una sucursal bancaria. Tampoco entiende que CADECA disponga ese límite, obligando al ciudadano a la humillante y azarosa práctica del colero, cuando el dinero es suyo. «¿Qué se hace en estos casos? ¿Quieren acaso que les compremos los CUC a los revendedores que están en sus mismas puertas?».
La segunda misiva la envía el doctor Ortelio García Echavarría, desde un apartamento sin número y un edificio sin número, en avenida 31, entre 246 y 150, en San Agustín, municipio capitalino La Lisa.
Sí, el asunto tiene que ver con la falta de números.
Hace unos cinco meses, el doctor retornó de una misión de cuatro años como colaborador de la salud en Venezuela, y a él y otros colegas les otorgaron viviendas y servicio telefónico. Se construyeron tres edificios, y a medida que se iban concluyendo, fueron dando los apartamentos a los beneficiarios. El primero fue otorgado en junio de 2007, el segundo dos meses después, y el tercero en noviembre de 2007.
«Próximamente los primeros inquilinos cumplirán su primer año viviendo aquí, significa, pero a estas alturas no tenemos nada que haga constar que la casa que ocupamos es nuestra».
Y al no poseer ningún documento que los avale, no pueden hacer su traslado en el Registro de Direcciones, para así contar con servicios elementales como el gas, teléfono, mercado de productos alimenticios, pan. Tampoco pagan electricidad ni agua. Se acercaron a la Dirección de Vivienda, y allí les dijeron que desconocen la conducta a seguir en esos casos tan especiales.
Y ellos se preguntan cómo es posible que graviten en la indefinición tanto tiempo, y no haya una respuesta precisa. ¿Quiénes les están trabando la solución?