Acuse de recibo
Un solo ciudadano desinformado sobre las causas que cancelan un servicio de gran utilidad es suficiente para que la entidad aludida se preocupe, esclarezca y reflexione autocríticamente, aun cuando presuma que ha brindado la información necesaria.
Pero no siempre sucede así. Al menos no lo percibo en la morosa respuesta de Yunior Alfonso, subdirector comercial de la UEBP Servicios Generales de los Ferrocarriles de Villa Clara, a la queja del lector Ulises Prieto, reflejada en esta columna el 26 de junio de 2007.
Vayamos por orden:Ulises, residente en Placetas, denunciaba entonces que el tren que enlaza a Morón y Nuevitas con la región norte de Villa Clara, llevaba ya siete meses sin funcionar. Insistía en que la única respuesta dada a él era que estaba anulado; mientras en la calle circulaba el comentario de que la suspensión la motivaban unos puentes en mal estado. «Pero en realidad no se le ha dado al pueblo una explicación», aseveraba.
Señala ahora el subdirector que en junio de 2007, en el programa Alta Tensión, de la emisora provincial CMHW, se explicaron las razones de la suspensión. Y agrega que en la propia Subdirección Comercial de la empresa se ha atendido a ciudadanos de toda la provincia que fueron afectados por la paralización.
«No estamos conformes como empresa —subraya—, con lo que expone Ulises acerca de la falta de información y atención institucional, ya que contamos con un Departamento de Atención a la Población, donde en ningún momento está relacionado su nombre, como muestra fehaciente de que nos haya hecho la visita para aclararle las dudas que presentaba». Y aconseja que «solamente no nos podemos llevar por los comentarios callejeros, ya que en ese círculo se dicen muchas cosas que no son reales».
Significa que esa entidad da «explicaciones fehacientes a las tantas quejas que llegan mediante la Asamblea Provincial del Poder Popular y la del municipio».
Y exhorta a Ulises a que, cuando necesite aclaración sobre el transporte ferroviario, se dirija a ellos, y de no estar de acuerdo con la respuesta, entonces lo haga a Juventud Rebelde «para dar a conocer lo que no es capaz de resolver una empresa que se esmera por brindar un buen servicio a la población».
Al final de la carta es que informa que ya el servicio del tren se restableció.
Agradezco la respuesta, pero lamentablemente Alfonso se detiene demasiado en enjuiciar los procedimientos adoptados por Ulises para canalizar su duda, y en rebatir los criterios de desinformación vertidos por una persona que, de por sí, muestra a las claras que no sabe a ciencia cierta por qué el tren se paralizó tanto tiempo. Tal es el énfasis, que olvida explicar lo esencial: por qué el tren estuvo clausurado tantos meses.
Si a alguien hay que culpar no es a Ulises. Puede que él y muchos otros villaclareños no hayan escuchado ese día el respetable programa Alta Tensión, que hace el brillante periodista de CMHW Abelito Falcón.
Es cierto que Ulises pudo plantear la queja en la asamblea de rendición de cuentas de su barrio, y esperar que bajara la respuesta; o solicitar una esclarecedora explicación en la estación ferroviaria de Placetas. No sé si lo hizo.
La otra opción era trasladarse desde Placetas hasta Santa Clara, para inquirir en la empresa. Pero si no siguió los trillos que le indica Alfonso —vaya a saber por qué—, no por eso tiene menos derecho a conocer las causas del fenómeno, ni hay que responsabilizarlo con su ignorancia. Más bien urge preocuparse institucionalmente. Tampoco hay que decirle al ciudadano, libre en su democracia, en qué momento y bajo qué condiciones debe recurrir a la prensa cubana, su prensa. Porque la comunicación y la información son procesos multifacéticos y versátiles, que no se circunscriben a un solo canal, ni deben esperar a la iniciativa del quejoso. Quizá un respetuoso y esclarecedor cartel en la estación de trenes de Placetas lo hubiera resuelto todo.
Claro que en los comentarios callejeros hay mucho de especulación, sobre todo cuando hay personas que no tienen la información institucional exacta, aun cuando esa entidad se esmere en brindar un buen servicio a la población.