Acuse de recibo
Pobres calles y aceras, a veces no tienen quien las defienda. Se convierten en un inventario rectilíneo y cuadriculado de todo género de chapucerías y descuidos.
Ileana Valmaña me escribe desde calle 7 número 5608, entre G y H, en Altahabana, municipio capitalino de Boyeros. Y lo hace por acuerdo de una asamblea de vecinos, cansados ya de plantear su preocupación y encontrar oídos sordos.
Refiere la remitente que hace unos años, para construir la flamante tienda de 100 y 6 de CUBALSE, desbarataron las calles 6,7 y G de ese barrio (unos 500 metros) con el trasiego de camiones y equipos pesados.
Además, por el costado de la tienda, en calle 6, el contén desapareció, y el parterre se convirtió en un hueco, que con la lluvia es un lagunato. Sin embargo, hicieron contenes y parqueo por la otra arteria lateral, que apenas tiene circulación.
«Años han pasado, señala, y más de una persona se ha roto un hueso en calle 6. Siguen entrando camiones con carga y la situación de las calles, menos la interna de la tienda, es peor».
Ileana considera que es una paradoja el hecho de que se invierta en una tienda que recaude divisas para el país, y se incumpla lo establecido en el proceso inversionista del mismo país para las obras inducidas. ¿Cómo pueden desentenderse de los criterios de la comunidad donde está enclavada?
Norma Rodríguez escribe desde la finca La Luz, carretera a Guanímar, en la localidad habanera de Alquízar. Y lo hace para denunciar los huecos inmensos que presenta la acera de la calle principal que va de Alquízar a la carretera de Guanímar.
Ha habido lamentables accidentes de peatones, e incluso en los días en que me escribió, un vecino se encontraba hospitalizado, grave, por la negligencia de quien no resuelve algo que está a la vista de todos. Y lo más preocupante es que por allí hay dos escuelas primarias.
Cuando llueve intensamente, el agua cubre la calle y la acera...
«La chapucería de Aguas del Sur», es denunciada aquí por Ortelio del Portal González, residente en Ronda del Sur 51, apartamento 1, entre Hatuey y Fortuna, Alturas del Rosario, en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo.
Manifiesta Ortelio que ya hace algún tiempo, en la esquina de Ronda del Sur y Fortuna, Aguas del Sur rompió la calle con una excavadora y hurgó para encontrar la tubería maestra que viene de Paso Seco, con el fin de sacar una conexión que abasteciera de agua a un edificio multifamiliar de reciente terminación.
A Ortelio le pareció muy justo el trabajo, pero no así lo que dejaron tras de sí: «No taparon la calle y le echaron un poco de la misma tierra encima». Le preguntaron al jefe de la brigada que hizo los trabajos, y él les aclaró que lo de ellos era conectar a la maestra, lo demás era tarea de otro departamento.
Como el edificio beneficiado está a tres cuadras de la esquina, toda esa distancia fue perforada para instalar la conexión. Y han dejado salideros en la entrada de agua de dicho edificio, por lo cual, según Ortelio, los trabajos no tuvieron la calidad requerida.
Resultado final: la calle ha quedado destruida y el agua se bota...
La ingeniera civil Ivetlay Falcón escribe desde el reparto Paraíso, del municipio capitalino de Cotorro. Y asegura que nada de paraíso tiene aquel sitio, con lo que están sufriendo los vecinos desde el 2005.
Ivetlay, quien reside en calle 10 número 11917, refiere que en ese año comenzaron los trabajos para la construcción del alcantarillado, y hace unos meses comenzaron a cambiar las tuberías de agua; trabajos que persiguen mejorar la calidad de vida de los habitantes, pero que, tal como están, todo lo han desordenado.
Calles rotas, fango por doquier. «Lo que han dejado es un terraplén. Y los vecinos se han visto obligados a cerrar este tramo, pues los carros, al pasar, revuelven el fango, y más de uno se ha atascado. Esto ha conllevado también a que se partan las tuberías. Hace casi un mes ocurrió un accidente con resultado fatal».