Acuse de recibo
El pasado 29 de julio, Luis Miguel Álvarez, vecino de Boyeros, en la capital, refería ciertas irregularidades en los servicentros CUPET y Oro Negro, que conspiran contra la actual política de ahorro.
Señalaba él que cuando los equipos de las empresas intentan aprovisionarse de diésel en dichos centros, enfrentan dificultades por la inestabilidad del combustible. Ello conlleva gastos, yendo de uno a otro servicentro.
También refería que, aparte de la larga espera, hay disposiciones que complican más: con una tarjeta magnética un vehículo no puede reabastecerse con más de cien litros. Y esa misma tarjeta no puede ser marcada en el mismo establecimiento en más de una ocasión al día, lo cual impide que de una sola vez dos vehículos de una misma entidad se habiliten. También criticaba el que los cambios de turnos se registran entre las 6:30 y las 7:00 de la mañana, cuando precisamente hay mayor demanda del servicio para iniciar el día de trabajo.
Responde a estas inquietudes Laritza Díaz, vicepresidenta primera de CUBALSE, entidad a la cual pertenecen los servicentros Oro Negro. La directiva reconoce que ha faltado el diésel en esas unidades, y se hace el esfuerzo con el proveedor para estabilizar el suministro en lo posible; pero no puede asegurar que, por el momento, se resuelva definitivamente la situación.
No obstante ello, señala que se trabaja para agilizar las ventas y mejorar la organización del flujo de servicio. Algo que debe resolverse lo antes posible es priorizar una de las cajas registradoras para la venta de combustible. Y aclara que en los Oro Negro no está prohibido habilitar varios vehículos con la misma tarjeta magnética, siempre que se registren los datos necesarios para el control adecuado.
«Con el propósito de ejercer el debido control de las operaciones y los recursos con que cuentan los servicentros —apunta—, se ha venido paralizando el servicio de 6:30 a 7:30 de la mañana, aun cuando continúa brindándo-
se la información de que se atiende 24 horas». Eso se rectificará de inmediato —abunda— «teniendo en cuenta que el horario de servicio que se informa hay que cumplirlo, y que el cierre para el cuadre de las ventas de combustible y del resto de las mercancías, no se debe efectuar en el horario de mayor urgencia o demanda del producto».
Por ello —agrega— toman medidas para afectar lo menos posible el horario de servicio, continuarán instalando cajas registradoras específicas para la venta del combustible, incrementarán el control sorpresivo en horarios nocturnos, y seguirán capacitando a trabajadores y directivos en materia de calidad del servicio.
Por otra parte, hoy me disculpo dos veces, porque cuando se yerra, hay que dar la cara. Y esta sección ha errado: en el último corte hecho sobre las respuestas a las quejas publicadas, señalamos como incumplidora en un caso a la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos de La Habana. Y no era así. Fue un error involuntario en la base de datos nuestra, no advertido por este colectivo.
El otro desaguisado fue en la edición del pasado 12 de julio: reflejando una carta con críticas a la venta «por la izquierda» de helado en el Coppelia de la ciudad de Sancti Spíritus, me referí a similares quejas sobre el homólogo de L y 23, en la capital, no respondidas. Y no era así. Los representantes de la Unión Láctea (UNILAC) se presentaron en nuestra redacción, buscamos en nuestra base sobre lo publicado, y no había queja alguna sobre Coppelia.
Este redactor tuvo un lapsus mentis, porque curiosamente lo que reflejamos en este último período fue el agradecimiento de una lectora, por el trato tan amable y educado que le deparara la dependienta de Coppelia Yilevit Jiménez.
En su carta de desmentido, Noelio de la C. Díaz, director general de la UNILAC, refiere que, no obstante, se han tomado medidas en la heladería de L y 23, como el cierre de la puerta de acceso a las neveras a partir de las 6:00 de la tarde, y el reforzamiento de la seguridad en torno a ellas, controles e inspecciones sorpresivas de la empresa y en tal sentido, desde hace varios meses, no han tenido queja alguna sobre «venta de helado por la izquierda».
Ruego a la UNILAC me perdone el injustificado señalamiento.