Acuse de recibo
Se acumulan respuestas de diversas entidades e instituciones, muy variadas en cuanto a calidad y profundidad de análisis, muy diversas en el enfoque crítico y autocrítico y en el manejo de soluciones; pero respuestas al fin. Por eso hoy citaré unas cuantas de manera sucinta.
El arquitecto Archy F. Lam, director provincial de la Vivienda en Holguín, responde la queja de Eugenio Arenas, vecino del edificio 43, apartamento 3, reparto Villa Nueva, en la ciudad homónima.
La queja de Arenas, reflejada aquí el pasado ocho de febrero, se remitía al drama de 80 familias de los edificios 40 y 41 de ese reparto, que cuando fueron construidos por la ECOI 19 de ese territorio, no se les garantizó la ejecución y terminación de la cisterna del agua. Resultado: los vecinos han vivido cargando cubos por las escaleras, y preguntándose hasta cuándo tendrán que pagar por el incumplimiento de algo tan elemental.
Al respecto, aclara el director que tales edificios, como estaban concebidos en sus inicios por contratos entre el Gobierno local y los constructores, no llevaban cisterna y estaban acogidos a la red hidráulica central. Y fue con las evidencias de la siempre acechante sequía y el déficit de agua en el territorio, que se aprobó la construcción de ese depósito, pero ese compromiso de los constructores no se cumplió entonces hasta el final, por falta de «estucado de interiores, elementos de cierre y la tubería para la conexión».
Y es así que luego de publicada la carta, el siete de marzo pasado, se acordó que la Unidad provincial de Inversiones de la Vivienda solicitara a la empresa VÉRTICE el proyecto de la cisterna y la ECOI 19 lo ejecutara finalmente. «Ahora faltaría que estos organismos cumplan para que los vecinos de los edificios 40 y 41 resuelvan su problema de abastecimiento de agua».
Agradezco la respuesta. Y de que cumplan, es elemental que deben cumplir. Si de un principio no se previó la cisterna —algo fundamental en un territorio tan azotado por la sequía—, y luego no se concluyó, sea el pretexto que sea; no sería honorable, una vez más, desentenderse del drama de ochenta familias.
La segunda misiva es la respuesta del doctor Justo Gayol Lugones, director general de la Empresa Provincial de Farmacias y Ópticas de Matanzas, a la denuncia —reflejada aquí el pasado 17 de marzo— de Maritza Lorenzo, secretaria general de la sección sindical del Centro Dispensarial de la ciudad homónima, ubicado en Dos de Mayo, esquina a Milanés.
En la misiva de entonces, firmada por otros diez trabajadores, se señalan las inadecuadas condiciones de trabajo allí, por la falta de climatización del local. Un buen día, desmantelaron los equipos de aire acondicionado para limpiarlos y nunca más volvieron. Nunca más llegaron tampoco las respuestas. Y así, deben laborar con hermeticidad manipulando productos tóxicos, que son agresivos para su salud.
Especifica al respecto el doctor Gayol que los cinco equipos de aire acondicionado se fueron deteriorando, y se desmontaron a mediados de los 90. «Durante este período, precisa, y hasta hoy, no ha sido posible restablecer esos equipos. En estudios realizados en dicho centro con los trabajadores, los especialistas les explicaron que el problema puede ser solucionado con la adquisición de dos aires acondicionados de 18 000 BTU cada uno, y la colocación de 60 metros cuadrados de cristales planos y transparentes para la hermetización del local, de lo cual no disponemos».
Y abunda en que la empresa está inmersa en la reparación de seis laboratorios de Medicina Natural Tradicional, ópticas y farmacias que por su actual estado más crítico lo requieren. «La solución del problema implica la aprobación de recursos del área divisa por las instancias superiores», señala.
Agradezco la respuesta. Si la situación de los priorizados es mucho más grave, ello no implica que, porque requiera divisas y aprobación de instancias superiores, se convierta en un imposible. Si está en juego la salud de esos trabajadores manipulando productos tóxicos, bien que amerita una decisión salvadora.