Acuse de recibo
Tania Marrero Pupo debe estar feliz por estos días, porque en breve su niña de cuatro años, que es hipoacúsica, tendrá su prótesis auditiva y podrá escuchar los cuentos que le hace la madre.
La noticia llegó con la carta de la doctora Yumilka Medina Cagigal, del Departamento de Atención a la Población de la Dirección Provincial de Salud de Santiago de Cuba, en respuesta a la queja de Tania, reflejada en esta sección el 18 de febrero pasado.
Entonces, Tania manifestaba que su pequeña, atendida regularmente en el Hospital Infantil Norte de Santiago de Cuba, tenía indicada una prótesis auditiva, pero no accedían a esta, pues una y otra vez había siempre una dificultad: No hay... Vinieron sin pilas... Llegaron, pero se acabaron. Y le daban uno y otro turno, pero el tiempo pasaba y Tania sufría viendo los esfuerzos de la niña para poder escuchar apenas.
Ahora la doctora Yumilka responde que se le ha dado la atención requerida a la pequeña, cuyo padecimiento no llega a ser sordera, sino disminución de la agudeza auditiva. Y precisa que la muchachita posee un buen desarrollo sicomotor. En cuanto a la prótesis auditiva, preocupación central de la carta de Tamara, informa la doctora que hace unos días llegaron a la provincia de Santiago de Cuba esos aditamentos, por lo cual de un momento a otro la hija de Tania estará escuchando y descubriendo mundo por sus oídos. Felicidades.
Agradezco la respuesta de la doctora Yumilka. Pero queda pendiente la aclaración —quizá no pueda darla ella, sino alguien mucho más arriba en el MINSAP— de porqué se dificultan y demoran tanto esos aparatos, y si se ha pensado en priorizar a los niños en la adquisición de los mismos, habida cuenta de que están en una etapa primordial de desarrollo sicosocial, en la cual el escuchar resulta decisivo.
La segunda misiva la envía Maura Mulen Fanier, vecina de calle 17 número 3351, entre Ahogados y Cuartel, en el reparto Caribe, de Guantánamo. Y es para quejarse de dilaciones y peloteos en la Dirección Municipal de Vivienda de esa ciudad.
Refiere Maura que en septiembre de 2003 presentó una solicitud en esa dependencia para legalizar su casa. «Según ellos, por lo complicado del caso todavía están analizando si resuelven el problema o no. La cronología que pudiera plasmarle de las tantas veces que he acudido aquí y allá no se resumiría ni siquiera en una enciclopedia», señala.
Y como colofón, asegura la remitente que la subdirectora de Vivienda en el municipio le manifestó que su caso no podría tener solución este año.
¿Por qué?, se pregunta Maura. Y cuestiona más: si es que no han llegado, o no se aplican aún en Guantánamo las medidas aprobadas a principios de año para agilizar los trámites de Vivienda. Ella considera que, ante todo, debía insistirse primeramente en tantos casos que, como el de ella, llevan mucho tiempo en espera, sin solución o esperanza y sí con mucha incertidumbre.