En este pensamiento de José Martí está la clave para enfrentar las formas de hacer política que necesita el siglo XXI. Enlacémoslo con este otro: «Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre».1
Analicemos este otro párrafo del Apóstol en relación con el arte de hacer política:
«La política es el arte de inventar un recurso a cada nuevo recurso de los contrarios, de convertir los reveses en fortuna; de adecuarse al momento presente, sin que la adecuación, cueste el sacrificio, o la merma importante del ideal que se persigue; de cejar para tomar empuje; de caer sobre el enemigo, antes de que tenga sus ejércitos en fila, y su batalla preparada».2
Me he propuesto como objetivo esencial dedicar lo que me queda de vida al objetivo de trasladar a las nuevas generaciones las enseñanzas de más de 50 años de lucha por nuestra plena y total dignidad y soberanía. Mi único mérito, y para mí es bastante, ha sido y es haber estado junto a la Revolución de Fidel y orientado por las enseñanzas de Martí. Lo primero es la idea del Apóstol acerca de la integridad de la cultura nacional, recogida de la mejor tradición del siglo XIX cubano y sus antecedentes en América Latina y el mundo en general. Para el logro de esa cultura general integral debemos apoyarnos en las concepciones expuestas por José Martí y Gabriela Mistral, acerca del valor cardinal de la educación. Dijo Martí:
«A un pueblo ignorante puede engañársele con la superstición, y hacérsele servil. Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre. Un hombre ignorante está en camino de ser bestia, y un hombre instruido en la ciencia y en la conciencia, está en camino de ser Dios. No hay que dudar entre un pueblo de dioses y un pueblo de bestias. El mejor modo de defender nuestros derechos es conocerlos bien; así se tiene fe y fuerza: toda nación será infeliz en tanto que no eduque a todos sus hijos».3
Señala Gabriela Mistral:
Si amas tu trabajo a medida que pasa el tiempo.
Si tus castigos son fruto del amor y no de la venganza.
Si en cada clase tuya tratas de renovarte.
Si sabes seguir un método sin convertirlo en esclavo.
Si en lugar de enseñar sabes también aprender.
Si sabes estudiar de nuevo lo que crees saber.
Si sabes instruir y mejor todavía educar.
Si tus alumnos anhelan parecerse a ti.
Entonces tú eres MAESTRO.
Recordemos que Gabriela Mistral calificó al Apóstol como «El hombre más puro de la raza».
Ante los gravísimos problemas que amenazan la existencia misma de la humanidad debemos levantar esa otra bandera presente en el ideario del Apóstol y que él sintetizó en la decisión de echar su suerte con los pobres de la Tierra. Hoy, más que nunca antes, se impone la necesidad de abordar esos desafíos con una visión de alcance universal y que él expuso de manera muy elocuente:
Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer; —y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y hambronas, ni porque a estos pecados se dé a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca. Esto es luz, del sol no se sale. Patria es eso. —Quien lo olvida, vive flojo, muere mal, sin apoyo ni estima de sí, y sin que los demás lo estimen: quien cumple, goza, y en sus años viejos siente y trasmite la fuerza de la juventud: no hay más viejos que los egoístas: el egoísta es dañino, enfermizo, envidioso, desdichado y cobarde.4
Se trata entonces de entender la política como un arte y, a la vez, relacionarla con la comunidad desde la base hasta la cúspide, y eso solamente se puede entender sobre el fundamento de la más elevada educación vinculada y articulada a todos los niveles.
Tengo la experiencia de la Campaña de Alfabetización y de la Educación y la Cultura desde los inicios de la Revolución, y la puedo transmitir a los jóvenes. Para esto tenemos que tener la posibilidad de un trabajo ideológico profundo.
Me abrazo a las ideas que necesita promover el siglo XXI entre los jóvenes por medio de contactos estrechos en un diálogo de generaciones —como lo he llamado—, para echar hacia delante con rigor las ideas de Martí y de Fidel en el siglo XXI. Estudiemos bien estas posibilidades; el país y las nuevas generaciones lo necesitan.
Me interesa insistir en que la no solución de estos problemas está conduciendo al mundo hacia la extinción de la especie humana y, sin embargo, hay quienes permanecen impasibles. Para mantenerse en contacto con la realidad, se nos confirma que es necesario responder a las exigencias inmediatas y, a la vez, hallar caminos de acción hacia el mañana sobre fundamentos teóricos que abran paso a criterios adecuados hacia el futuro.
Ante nosotros se presentan cotidianamente numerosas cuestiones de carácter práctico relacionadas con la realidad inmediata, desde los conflictos del tránsito urbano hasta las impertinencias de algunos irresponsables y negligentes, y al mismo tiempo debemos enfrentar grandes desafíos relacionados con los graves y complejos problemas de estos inicios del siglo XXI. Y ello solo podemos hacerlo orientados con un sólido pensamiento martiano y marxista y con el estudio de la naturaleza de los grandes conflictos que nos muestra la realidad en su conjunto. Desde esta óptica enfoquemos algunos hechos que tenemos a la vista y extraigamos las conclusiones correspondientes:
Trabajemos sobre los aspectos de la memoria histórica, que están tanto en la mente como en la documentación personal acumulada desde hace más de 50 años y que muestran la certeza del pensamiento cubano.
José Martí, Discursos revolucionarios, Liceo Cubano, Tampa, 26 de noviembre de 1891, t. 4, p. 279
1 José Martí, Obras Completas, t. 8, p. 289, Editora Nacional de Cuba, 1964
2 José Martí. Obras Completas, Editorial Ciencias Sociales, 1973, Escenas europeas, t. 14, p. 60
3 José Martí, Educación popular. Juicios, Obras Completas, Editorial Ciencias Sociales, 1973, t. 19, p. 376
4 José Martí: La revista literaria dominicense, Obras Completas, Editorial Ciencias Sociales, 1973, t. 5, p. 468