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En marcha el nuevo «amago» intervencionista yanqui contra Venezuela

El operativo, que se dice es contra el narcotráfico, incluye el despliegue de barcos militares cerca de las costas de Venezuela

Autor:

Marina Menéndez Quintero

Las alertas que titilaban luego de las más recientes maniobras de la agresión de Estados Unidos contra Venezuela están ahora, todo el tiempo, en rojo.

Las maniobras que había anunciado el Comando Sur para reforzar su presencia militar en el Caribe bajo el añejo y falso argumento de que van al cono sur latinoamericano a «luchar contra el narcotráfico», ya empezaron.

El despliegue lo dio a conocer el propio presidente estadounidense Donald Trump, quien detalló que las operaciones cuentan con el apoyo de otras 22 naciones.

Según un elocuente y desparpajado sumario de un despacho en la web de Telemundo, «el objetivo de la operación serán los cárteles mexicanos y el círculo cercano al presidente venezolano, Nicolás Maduro».

Suficiente para alarmarse y estar todos en América Latina en alerta, porque la espiral apunta hacia la violencia y va in crescendo.

La posibilidad de este recrudecimiento no solo de las amenazas sino de las presiones contra el Gobierno bolivariano, se esperaban luego de la irrespetuosa y no probada acusación vertida por Washington contra Maduro al señalarlo de tener vínculos con el narcoterrorismo.

Luego fue el ofrecimiento hecho por el secretario de Estado, Mike Pompeo, de 15 millones de dólares por información que condujese a su captura, y otros tantos millones por varios de los principales dirigentes de su ejecutivo.

Pocas horas antes, Caracas revelaba los preparativos de comandos paramilitares que se alistaban con cuantioso alijo de armas en Colombia para introducirse en Venezuela, y efectuar lo que sus cabecillas denominaron «asesinatos quirúrgicos», empezando por el Presidente.

Después, un plan supuestamente conciliador de Mike Pompeo exhibía el resto del plan, una vez que Maduro fuera demovido: la imposición de un Consejo de Estado que funcionaría como una suerte de gobierno de transición hasta la convocatoria a lo que denominaron «elecciones libres».

Ahora, el patrullaje previsto para finales de año y, obviamente, adelantado, incluye la vigilancia —y… ¿qué más?— por el este del océano Pacífico y el mar Caribe, lo que incluye a México y a Venezuela, dijeron los despachos de prensa.

«Estamos desplegando destructores navales, barcos de combate, helicópteros, aviones de la fuerza aérea para labores de vigilancia y patrullas de la Guardia Costera, duplicando nuestras capacidades en la región», detalló Trump, autosuficiente y con las conocidas posturas de emperador.

Según se ha jactado, esta sería «(la operación militar)más grande de Occidente».

Los trascendidos informan que se desplegarán ante las costas venezolanas, destructores misilísticos de la clase Arleigh Burke, principal en la Marina estadounidense.

Se trata, dijeron entendidos, de naves de poco más de 9 000 toneladas de desplazamiento y tripulaciones de unos 300 marineros y oficiales.

Son polivalentes y están pensadas para la guerra, pues tienen dotaciones de misiles de Crucero, misiles antiaéreos, cañones, ametralladoras y torpedos, entre otros sistemas, y pueden llevar hasta dos helicópteros MH-60 Seahawk.

Buques de combate litoral clase Freedom, diseñados para patrullar las zonas costeras, van con cañones, ametralladores y misiles antiaéreos.

Mientras, desde el aire habrá despliegue de unidades para patrullaje aéreo, vigilancia y reconocimiento, abundó el reporte.

¿Se trata de una jugada de engaño para distraer de los problemas internos en Estados Unidos, como alguno ha pensado?

Lo cierto, es que nada se parece más al bloqueo naval que la Casa Blanca ha barajado como posibilidad para acabar de derrocar al Gobierno Bolivariano… O al preámbulo de una agresión militar, que se convertiría en indeseada y mortífera guerra, desestabilizadora de toda la región.

Ojalá que no.

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