Tres victorias electorales de la Revolución Bolivariana obtenidas al hilo en menos de cinco meses, constituyen una derrota a los planes injerencistas implementados desde EE. UU. y le otorgan renovada fuerza al pueblo chavista y a sus líderes. Con esos triunfos en cartera, el Consejo Político de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) se reúne este jueves en La Habana.
Vienen a colación esas victorias, por un lado, porque el respeto a la soberanía de Venezuela ha sido una de las principales preocupaciones, no solo del Alba sino de todas las naciones y sujetos que defiendan el derecho a la autodeterminación, habida cuenta de la mantenida agresión de que ha sido objeto ese país desde el imperio en los últimos meses. También, porque habrá que seguir defendiéndola.
Se trata de una estrategia intervencionista que no ha cesado pues, como si fuera sorda y ciega, la nueva administración de EE. UU. intenta continuar las presiones mediante la manipulación de la realidad. No le queda más a Washington que desconocer los hechos. Por ende, las fuerzas políticas y sociales honestas tienen que proseguir cerrando filas en torno a una nación que ha demostrado en las urnas su apuesta por la Revolución: un pueblo que se ha crecido, fortaleciendo su conciencia, y dirigentes firmes que han demostrado la viabilidad de su estrategia por la paz.
Siendo Venezuela, junto a Cuba, naciones fundadoras y motores impulsores del Alba, podrán entenderse mejor, también, algunos de los motivos por los cuales se la agrede, y por qué el esquema integracionista está en mejores condiciones hoy de proseguir sus esfuerzos a favor de los pueblos y de una mejor vida para el hombre común.
La Alternativa Bolivariana constituye la iniciativa más avanzada en materia de integración regional. El propósito de sus naciones miembros de complementarse para solventar las necesidades mutuas hace a este esquema mucho más pleno para el desarrollo de los países miembros y su convivencia, que la mera integración comercial.
De esas potencialidades, la Alianza Bolivariana ha dado cuenta. La materialización, con esfuerzos conjuntos, de iniciativas solidarias encaminadas a mejorar la situación de los seres humanos como la alfabetización y la asistencia de salud, entre otros derroteros, muestra las potencialidades latentes.
La instauración de un Banco del esquema para ayudar a solventar las necesidades financieras de los Estados miembros, aunque incipiente, y la nominación de un secretario general —que recayó en el excanciller boliviano David Choquehuanca—, entre otros pasos, dan muestras de su interés por institucionalizarse, propósito en el que se insertan las reuniones de su Consejo Político, que se da cita en La Habana hoy.
Trece años
Pero no debe pasarse por alto que el encuentro ocurre en fecha de evocaciones.
Hoy, 14 de diciembre, se cumplen 13 años de que Fidel y Chávez firmaran en La Habana la Declaración Conjunta que estampó el surgimiento del ALBA.
Como apunta el texto, se conmemoraba entonces (2004) el 180 aniversario de «la gloriosa victoria de Ayacucho y de la Convocatoria al Congreso Anfictiónico de Panamá, que trató de abrir el camino a un verdadero proceso de integración de nuestros países, frustrado desde entonces», y ambos líderes expresaban su convicción «de que ahora, finalmente, con la consolidación de la Revolución Bolivariana y el fracaso indiscutible de las políticas neoliberales impuestas a nuestros países, los pueblos latinoamericanos y caribeños se encuentran en el camino de su segunda y verdadera independencia. El surgimiento de la Alternativa Bolivariana para las Américas propuesta por el Presidente Hugo Chávez Frías es su mejor expresión», decía.
Hoy, se corrobora esa aseveración.