Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Estados Unidos dice querer ayudar y pone un injusto bloqueo

A pocos días de concluir el XVIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, este diario comparte con sus lectores una entrevista que realizara el diario ecuatoriano El Telégrafo, durante las jornadas de la cita juvenil, al joven cubano Elián González Brotons

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Juventud Rebelde

Confesó sentirse alegre en más de una ocasión, no solo el día de su cumpleaños (6 de diciembre). Se le escuchó hablar con destreza de pelota y de su equipo favorito, Matanzas; se le oyó defender a Cárdenas, su tierra natal, con un sentido de propiedad que por momentos se hacía extensivo a toda esta Isla.

Se le vio compartiendo con todos, haciéndose fotos, riéndose, contando anécdotas sin dejarse llevar por el asedio mediático, en los desfiles, en las presentaciones, en los debates, como un cubano más, como uno más, entre los cerca de 300 jóvenes que representaron al país en el XVIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.

Elián González Brotons, el niño por cuyo regreso a la Patria, hace más de 13 años, se abrió un capítulo sin precedentes en la historia de luchas del pueblo cubano, que tomó las calles para que lo devolvieran a su padre y a su tierra, participó en la cita juvenil.

Y por esos días de fiesta y debate, el diario El Telégrafo, decano de la prensa ecuatoriana, le realizó una entrevista que JR comparte con sus lectores.

Se trata de un diálogo que nos acerca a este joven de 20 años, humilde, reservado, con una manera de pensar y actitudes comunes, y sensibles por Cuba.

—El martes pasado, en Sudáfrica, durante el funeral de Nelson Mandela, los presidentes de EE.UU., Barack Obama, y de Cuba, Raúl Castro, se dieron un apretón de manos. ¿Qué opina de eso?

—No sé cuáles fueron las intenciones (de Obama) o si simplemente fue algo de doble moral o un trato protocolario. Ojalá fuera una estrechada de manos que pudiera cambiar la historia. Este es el último mandato de Obama y por qué no ser el presidente que cambió la historia, que levantó el bloqueo contra Cuba, que puso fin a las guerras, que excarceló a los Cinco Héroes (cubanos presos en Estados Unidos) haciendo honor a su Premio Nobel de la Paz.

«Qué más quisiéramos nosotros que ese estrechón de manos fuera real, que fuera un gesto de amistad, un gesto de solidaridad con el pueblo cubano, sobre la base del respeto mutuo y a nuestra soberanía».

—Es su primer viaje fuera de Cuba desde que regresó. ¿Por qué pasó tanto tiempo?

—Sí, este es mi primer viaje porque sabemos que el imperialismo hace todo lo posible para dañar la integridad de la Revolución, dañar a nuestro pueblo, hacernos sufrir y por miedo a una represalia, por miedo a que hicieran acciones en mi contra, no me habían dejado salir, y también por lo pequeño que era. Ahora, como soy más grande y vine a un país hermano, tenemos seguridad de que en Ecuador no sucederá nada. Ya era el momento de salir y expresarle al mundo lo que sentía, lo que pensaba y el respaldo que le doy a la Revolución Cubana, a Fidel y a los movimientos progresistas que están surgiendo.

—¿Cómo se siente por primera vez fuera de Cuba, rodeado de esta atención mediática? ¿Cómo es la situación en su país?

—En Cuba no se me agrede tanto, agredir en el sentido de que allá me dejan vivir como un joven común. Lo que pasa es que en Cuba todos quieren conocerme, hacer amistad, porque me hicieron parte de sus vidas.

«Aquí también el pueblo ecuatoriano ha sido muy cálido, solidario. No tenía ni idea de cuán grande había sido esta lucha, pero aquí me he dado cuenta de que pueblos de todo el mundo se sumaron a esa lucha de que yo regresara junto a mi padre. Pensaba que mi historia no era tan conocida, pero sí lo es. Es algo que me dieron los americanos, me dieron esa fama y, a veces, me gustaría pasar desapercibido; pero también está mi compromiso y mi deber: responderle a todo el que venga a verme, darle un trato afable y ayudarlo en lo que pueda, porque la comunidad internacional se volcó en esta lucha y me apoyó».

—¿Cómo es su vida en Cuba? Estudia Ingeniería Industrial en Matanzas, donde vive. ¿Por qué eligió esa profesión?

—Soy un joven como cualquiera, salgo por la mañana a la escuela, voy a clases, a fiestas, escucho música, practico deporte, salgo con mi familia. Mi vida es lo más normal. Escogí esta profesión porque en Cuba se está llevando a cabo, por los Lineamientos del Partido, una reestructuración de la economía. A pesar de que estamos bloqueados, tratamos de desarrollarnos. Precisamente, de eso se trata esta carrera, estudiar las técnicas de dirección para poder hacer un proceso más productivo, más eficaz, más eficiente y hacerlo con la menor cantidad de recursos posible, con mayores resultados. Y también se aprende a gestionar la calidad y los recursos humanos.

«Creí que era la carrera más idónea para responder a lo que pide hoy la Revolución, el país, que es un cambio en nuestra política económica para seguir llevando a cabo nuestro modelo. Me faltan dos años para acabar, es una carrera de cinco años».

—¿Cómo ve las reformas que se están implementando en Cuba?

—Eran reformas necesarias. Se vienen dando cambios para reestructurar nuestra economía, buscando ser más productivos. Se están dando una serie de aperturas, cada vez son más los cuentapropistas, se hacen más cooperativas agropecuarias. Todo esto se ha hecho para propiciar el desarrollo de la economía en Cuba.

«También se han dado cambios en la política migratoria y otros sectores. Son cambios muy buenos que han sido bien vistos por el pueblo, porque son para mejorar la situación. El camino es duro, es difícil sostener una economía siendo un país tan pequeño, un país sin grandes recursos, solamente con el recurso humano que es lo principal.

«A pesar de que estamos bloqueados, siempre salimos adelante. Estas políticas van encaminadas a resolver problemas de la población. En cambio, Estados Unidos dice que quiere ayudar al pueblo cubano y pone un injusto bloqueo, una serie de leyes que lo único que hacen es hostigarnos y provocar problemas económicos».

—¿Cómo se involucró en la política? ¿Se ve relevando a alguno de los líderes de su país?

—Si en algún momento eso me tocara, lo haría con gran orgullo. Tampoco es lo que quiero. Yo no quiero ningún puesto de dirección, ni nada. Yo quiero mi vida lo más tranquila posible, pero si se necesitara, es lo que estoy dispuesto a hacer.

«Siempre la juventud cubana ha estado preparada, como el mismo Fidel y Raúl, que fueron jóvenes y supieron ver de qué lado estaba el deber y no de qué lado se vivía mejor. Yo ahora soy parte de la Unión de Jóvenes Comunistas».

—Muchos cubanos viven en Estados Unidos. Usted pudo quedarse allá, pero hizo el proceso contrario, regresar a Cuba. ¿Está consciente de lo que representa?

—Creo que soy un símbolo positivo. He tenido la oportunidad de hablar con cubanos que radican en Miami y también me admiran, creen que tomé la decisión correcta. Ellos viajaron a Miami por problemas económicos que son causados por el bloqueo. Si Estados Unidos emitiera una ley para que todo ecuatoriano que pise su suelo pueda quedarse y al cabo de un año se le dé la ciudadanía, solo imagínense cuántos ecuatorianos irían. Como diría Martí, yo vi el monstruo y le conozco sus entrañas. El suelo norteamericano no es mejor que el suelo ecuatoriano, aquí se está llevando a cabo una Revolución Ciudadana para beneficiar al pueblo.

—Recordamos la imagen del niño llorando, sometido a presión y que había perdido a su madre en el intento de llegar a Estados Unidos. ¿Cómo la recuerda?

—Creo que ella se vio, en parte, manipulada por su compañero de ese momento, que era un delincuente, una persona baja que, hasta recuerdo, la maltrataba.

«No tengo la claridad para decirlo, era muy pequeño, pero tal vez fue obligada por él. La recuerdo como una buena madre, que me dio el cariño que necesité. Sobre su deseo de ir a Estados Unidos, estoy seguro de que nunca tuvo nada en contra de la Revolución Cubana ni de la dirección del pueblo; su deseo era mejorar económicamente, producto de ese bloqueo y esas leyes injustas que nos imponen.

«Pero más grande que el sufrimiento que yo pude haber sentido es el de los hijos de los Cinco Héroes. Lo mío transcurrió en apenas un año, ellos llevan 15 en esta batalla».

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