El Presidente venezolano llamó al diálogo nacional y expuso que la futura Ley Habilitante y las actuales medidas persiguen el bien para el país. Autor: Yaimí Ravelo Publicado: 21/09/2017 | 05:41 pm
CARACAS.— La batalla contra la especulación, la usura, los altos precios, el modelo rentista y otras deformaciones económicas será permanente en Venezuela, no obedece a una circunstancia de estos tiempos complejos.
Así lo comentó la víspera el presidente Nicolás Maduro, en un intercambio de más de tres horas con periodistas de diversos medios nacionales e internacionales, en el cual enfatizó que la ofensiva económica desplegada por el Gobierno había echado por tierra el mito capitalista de que «lo que sube no baja», en referencia a la merma de precios experimentada por algunos productos, aunque todavía muchos rubros siguen cotizándose a elevados importes.
En el Palacio de Miraflores, ante varios de sus ministros y colaboradores, el mandatario también refirió que la Revolución Bolivariana pretende construir un nuevo modelo económico diversificado, socialista, productivo, sin generalizar la colectivización, con amplias libertades de actividad y con cabida para todos los que quieran trabajar y para disímiles variables económicas.
Agregó que el socialismo soñado para la nación «es muy nuestro», estimulador de las fuerzas productivas y ajeno al saqueo, la explotación, el robo, la especulación y otros males del capitalismo.
Con estas declaraciones, formuladas ante la pregunta de un reportero, Maduro refutó la matriz de opinión que se ha querido generar desde distintos consorcios mediáticos, los cuales han apuntado que las nuevas medidas implementadas por el ejecutivo y la futura Ley Habilitante procuran estatizar totalmente la economía.
Esas afirmaciones de Maduro, además de sus revelaciones de planes fraguados desde Estados Unidos para arremeter contra Venezuela y el análisis sincero del complejo escenario que vive el país, condimentaron la rueda de prensa, en la que el Jefe de Estado estuvo flanqueado por el vicepresidente ejecutivo, Jorge Arreaza; y el ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez.
El dignatario sentenció que «no hay razones para el comportamiento de los precios en Venezuela», a no ser motivaciones políticas, y dijo que conoce de reuniones en Washington y en Caracas de funcionarios estadounidenses con adinerados empresarios nacionales para boicotear la economía, generar el caos, la división y lograr el consiguiente derrocamiento de la Revolución.
En esa cuerda, reiteró una idea que ha manejado en otros momentos: el 8 de diciembre se realizarán las elecciones municipales en el país «aunque sea con una vela (...) llueve, truene o relampaguee», porque una de las situaciones previstas por sectores de la derecha es evitar esos comicios y generar, a priori, un gran apagón nacional.
Al analizar el contexto actual, reconoció que la Revolución Bolivariana ha llegado a este momento después de varios ataques que han pretendido devaluar la moneda mediante el dólar paralelo ficticio (llegó a cotizarse a 58 cuando el cambio oficial es de 6.3), desatar la especulación feroz, el acaparamiento, el sabotaje al comercio, la guerra mediática y psicológica, la guerra eléctrica y propiciar daños en la industria petrolera.
También informó que, en el marco de la ofensiva gubernamental, más de mil objetivos económicos habían sido inspeccionados en todos los estados, en los que se encontraron incontables procedimientos fraudulentos como evasión del fisco, productos a sobreprecios, artículos sin su valor monetario, remarcaciones del precio de la mercancía, producciones vencidas o sin calidad, ante otras violaciones.
Asimismo, sentenció que una de las políticas del Estado será la protección de los trabajadores y de los pequeños comerciantes, víctimas estos últimos de proveedores usureros.
Maduro señaló que la primera medida, después de la aprobación definitiva de la Habilitante, será fijar el límite de las ganancias comerciales para garantizar precios justos y defender los salarios de todos los venezolanos; además, pidió la máxima comprensión de la necesidad impostergable de estas medidas.