Se acabó. Ni un día más. En uno de sus ásperos gestos de ira, Netanyahu echó fuera a Yoav Gallant de un plumazo. Poco importa que el fuera «el hombre del Pentágono» —como se comentaba en los círculos del poder— el invitado frecuente de la Casa Blanca para «discutir detalles de los próximos pasos» en la guerra genocida de Netanyahu, que por momentos exasperó a Biden, temeroso del «qué dirán» internacional o del efecto electoral de las barbaridades humanitarias de «Bibi» Netanyahu, el incómodo aliado y amigo.
Se acabó. Total, a partir de mañana Biden será un Presidente de salida, que deberá ocuparse de vaciar las gavetas y no olvidar algún papel comprometedor en la mansión que deberá evacuar en enero, o antes.
Netanyahu admitió que al principio le fue bien con Gallant. Fue él quien llamó a la guerra genocida que desataron contra los más de dos millones de palestinos de Gaza, a los que calificó de «animales humanos», a los que prometió privar de alimentos, agua, electricidad, combustible y refugio.
En su anuncio al final de este martes, Netanyahu dijo que no confía en el ministro de Defensa en tiempos de guerra, alegando una falta de confianza mutua.
Gallant, un antiguo rival dentro del Partido Likud, será reemplazado por el ministro de Asuntos Exteriores Israel Katz, un halcón de la misma calaña de Bibi, que llamó «terrorista» al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y lo declaró «persona non grata» en Israel.
El Ministro sin Cartera Gideon Sa'ar reemplazará a Katz como Ministro de Asuntos Exteriores.
«Desafortunadamente, aunque en los primeros meses de la guerra hubo confianza y hubo un trabajo muy fructífero, durante los últimos meses esta confianza se resquebrajó entre el ministro de Defensa y yo», dijo Netanyahu.
Añadió que no estaban de acuerdo en la gestión de la guerra y que Gallant tomó decisiones y declaraciones que contradecían las decisiones del gabinete.
«He intentado muchas veces salvar esas brechas, pero cada vez se hacen más grandes», afirma.
«Además, llegaron a conocimiento del público de una manera inaceptable y, peor aún, llegaron a conocimiento del enemigo, que lo disfrutó y se benefició mucho de ello».
Netanyahu dijo que la mayoría de los miembros del gobierno están de acuerdo con él, un detalle que deja entrever la presencia de otros disidentes y una división explícta.
A todas luces, el explote de Gallant lo precipitó el reciente escándalo provocando por una filtración de documentos confidenciales de la oficina del Primer Ministro, que eran manejados por personal militar.
Eli Feldstein, portavoz de la Oficina del Primer Ministro, está acusado de divulgar información de alto secreto con implicaciones para la seguridad nacional a medios de comunicación europeos, según una sentencia publicada el domingo por la noche por el presidente de un alto Tribunal de Magistrados.
El tribunal sigue sin revelar los nombres de otros tres sospechosos, pero confirmó que estaban relacionados con el sistema de defensa.
Gallant dijo en la red social X que la seguridad del Estado de Israel ha sido la misión de su vida.
El Forum de Familiares de los Rehenes, prisioneros en poder de Hamás, consideró que la destitución de Gallant es otro paso en los esfuerzos para torpedear un acuerdo de alto al fuego y canje de rehenes por prisioneros palestinos encerrados por años en cárceles de Israel.
Netanyahu promueve una guerra genocida ilimitada y la rendición de Hamás, mientras ha rechazado todas las propuestas de alto al fuego, incluído un plan propuesto en mayo pasado por Biden, que fue aceptado por Hamás.
El partido de centroizquierda israelí Los Demócratas llamó a una huelga general y salir a protestar en las calles en demanda de un alto al fuego.
Medios de Prensa y analista independientes en Israel afirman que Netanyahu teme que el fin de la guerra abra paso a su enjuiciamiento y la cárcel por sus errores en la conducción del gobierno, que provocaron el estallido rebelde palestino desde Gaza el 7 de octubre de 2023.