Liu Yuqin, embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de la República Popular China. Autor: Roberto Morejón Guerra Publicado: 21/09/2017 | 05:01 pm
Es tiempo de recuentos. Como en ráfaga llegan los recuerdos cuando se habla de los 50 años de relaciones diplomáticas entre la República Popular China y Cuba. No importa que algunos acontecimientos no se hayan vivido; basta la descripción en boca de otros para la emoción. Esos son hechos imprescindibles, los que marcan la memoria colectiva de los pueblos.
Por eso, durante un encuentro con la prensa, la evocación primera de la embajadora de China en Cuba, Liu Yuqin, fue ese acto de masas en la Plaza de la Revolución en el que el Comandante en Jefe, Fidel Castro, preguntó si los allí reunidos estaban de acuerdo con establecer relaciones con la República Popular China. Más de un millón de manos levantadas iniciaron en ese septiembre de 1960, el camino que por estos días se recuerda en ambas naciones.
«Cuba fue el primer país latinoamericano en reconocer a la nueva China», apuntó la embajadora, quien reconoció que en aquel momento no era fácil ser amigo del país asiático, entonces bloqueado por el mundo occidental.
«El pueblo chino nunca podrá olvidar esa fraternidad del pueblo cubano», destacó.
«La nueva China, con 11 años de vida, y la nueva Cuba con solo un año, decidieron juntar sus destinos, caminar unidos. Ahora, después de medio siglo de marcha conjunta, consideramos que China y Cuba son excelentes compañeros o, como dijo el presidente Hu Jintao durante su visita a La Habana en 2008: China y Cuba son buenos amigos, compañeros y camaradas».
Liu Yuquin mencionó durante el diálogo los grandes aportes de los más altos dirigentes de ambos países, quienes a pesar de la gran distancia geográfica que nos separa, han priorizado las visitas mutuas. «Los dirigentes chinos siempre han considerado importante a Cuba», dijo.
Más adelante se refirió a los excelentes vínculos económico-comerciales, de los que da cuenta el aumento progresivo del comercio bilateral. Si en 2005 el monto del intercambio fue de más de 200 millones de dólares, ya en 2009 este superó los 1 500 millones de dólares, a pesar —como subrayó la diplomática— de la crisis económica mundial.
«Nuestros lazos comerciales son tan estrechos que no nos afectan factores externos. Consideramos a Cuba, y Cuba considera a China, como excelente compañero de cooperación», puntualizó.
Liu Yuquin mencionó como muestra de los resultados, los proyectos conjuntos en el sector biotecnológico, el intercambio educativo, por el cual más de 1 700 estudiantes chinos aprenden español y otras carreras en Cuba; los equipos chinos que en Santiago operan ya para la detección de actividad sísmica, o los ómnibus Yutong que recorren la ciudad de La Habana y otras provincias.
Cuando JR preguntó sobre los retos que enfrentan dos naciones que han optado por el socialismo con características propias, la embajadora expresó: «Con la desintegración de la Unión Soviética y el campo socialista cambió la coyuntura internacional; 20 años de experiencias posteriores a ese hecho demuestran la vitalidad del socialismo. China y Cuba son buenos ejemplos.
«China ha logrado gran desarrollo, y creo que se debe en gran medida a su sistema socialista, al camino que el pueblo chino decidió tomar desde la fundación de la República Popular hasta ahora».
El rostro de la diplomática china no quiso esconder emociones. Siente un cariño especial por nuestra Isla, según confesó, y reconoció el desafío que significa su responsabilidad. Sin embargo, está segura de poder cumplir su misión, «gracias al apoyo de los amigos cubanos».