La película dirigida por Sean Mathias, y con Clive Owen y Lothaire Bluteau encabezando el elenco, abrirá el espacio Una nueva propuesta cultural y educativa está a punto de iniciar su andadura. En ella unen esfuerzos el CENESEX, la UJC, el Ministerio de Cultura, el ICAIC, la Fundación Ludwig de Cuba, la Facultad de Cine del ISA, la UNEAC, el Centro Provincial de Cine de Ciudad de La Habana, el Centro Nacional de Prevención (CNP), la Mediateca André Bazin (EICTV) y otras instituciones, para conocer, analizar y debatir propuestas fílmicas de todo el mundo, que legitiman, como su nombre indica, la (s) diferencia (s) en las orientaciones sexuales.
Diferente es el nombre del primer filme español que en plena dictadura franquista (1961) se atrevió con el tabú; hoy se antoja ingenuo y hasta insuficiente, pero como otros que pudieran conformar un ciclo de «primicias» (digamos, Adiós Roberto en Argentina o Fresa y Chocolate entre nosotros) decidieron abordar el tema en medio de contextos no precisamente favorables o propicios al tratamiento reivindicador del mismo.
Este cine club, que sesionará en la céntrica sala 23 y 12 los últimos jueves de cada mes, ofrecerá obras de todas partes del mundo, las cuales serán introducidas siempre por un experto, quien, a su vez, conducirá un debate al finalizar la proyección. Todos están invitados, o sea, personas de cualquier género, tendencia, nivel cultural, etc., mas la edad sí debe superar los 16 años.
Aunque el énfasis temático se hará en la diversidad sexual (homo, bi, trans, lésbico...), con el principalísimo objetivo de difundir y contribuir a una mejor comprensión de estas líneas de comportamiento sexual y, con ello, encaminarnos a la disminución y total erradicación de cualquier manifestación de fobia hacia ellas, habrá también obras dirigidas a la lucha contra todo tipo de discriminación (racial, étnica, de género...), de modo que otras importantes y problemáticas «minorías» estarán muy presentes en la programación de Diferente, que incluirá por ello también la perspectiva heteronormativa hacia el tratamiento de la mujer, el negro, el judío, el árabe y otras lateralidades; esto es, cualquier enfoque que se aleje del prejuicio, la intolerancia, la unilateralidad, la parcialidad, al margen de la tendencia erótica del sujeto y el objeto de estudio. Se programarán en cada sesión cortos y largos de ficción y documentales.
Asimismo, se ha considerado extender el radio de acción a otras provincias que ya han mostrado sensibilidad y acogida encomiables a estas manifestaciones en diversas áreas del arte y la cultura; digamos, y tan solo en principio, Villa Clara, Pinar del Río, Ciego de Ávila, Sancti Spíritus, Camagüey y Holguín, que continuarán dedicando espacios dentro de su Jornada de la Cultura Erótica, más general como su nombre indica, y auspiciada por la UNEAC local desde hace varios años. Intelectuales y especialistas de estos sitios ayudarán, sin dudas, en el empeño.
El estreno hoy, a las 8:00 p.m., en la sala 23 y 12, será con la presentación y ulterior debate del filme Bent (Desviado), de 1997, una coproducción entre Gran Bretaña y Japón, dirigida por Sean Mathias, con Clive Owen, Lothaire Bluteau, Ian McKellen y Jude Law, sobre la peculiar relación que se establece entre dos jóvenes que conviven (mejor sería escribir: sobreviven) en uno de los campos de exterminio del Tercer Reich, en la Alemania nazi, responsable, como se sabe, de la tortura y desaparición de miles de seres humanos, entre ellos no pocos homosexuales.
La historia de Bent ilustra esa condición, última en la escala (infra) humana a que el régimen hitleriano condenó a los hombres que tenían sexo con otros, portadores del triángulo rosa como insignia de su condición, lo que, según algunos historiadores, molestaba a muchos prisioneros políticos, quienes detentaban una insignia roja, cuando la lluvia desteñía la suya y se confundía con aquella. Lo cierto es que la rosa era la peor vista por la heteronormativa oficial, dominante, opresora: bien por debajo, incluso, de la verde (delincuentes comunes) y la amarilla (judíos, quienes podían llevar también la roja).
El protagonista del filme sigue el consejo de alguien que lo conmina a no revelar la verdadera condición por la cual ha sido llevado a Dachau, ese sitio donde realizará el más absurdo y humillante de los trabajos, sino que se haga pasar simplemente por judío; así lo hace y protagoniza esa sui géneris historia de amor con un compañero que sí confiesa, sin ambages, su inclinación erótica.
El cine club Diferente, entonces, desea que su nombre sea también adjetivo; pretende que un buen día, no muy lejano, esa condición no siga siendo vista como anormalidad, patología y, mucho menos, blanco para ataques y exclusiones; porque si un proyecto justamente se quiere inclusivo, globalizador, cimentado en el martiano «con todos y para el bien de todos», es este. Los muchos involucrados en el mismo desean que ese anhelado día, al referirse a «los otros», se diga parafraseando la famosa serie televisual: «son tan raros... como la gente». O sea, son simplemente gente que, con su carga de virtudes y defectos, conflictos y situaciones, aspira simplemente a su lugar en el mundo y, como si esto fuera poco, le permitan seguir luchando por una sociedad mejor, un mundo mejor, donde todos (también ellos) quepan y sean escuchados, y sobre todo, nadie les señale con el dedo, al menos para mal.
La película dirigida por Sean Mathias, y con Clive Owen y Lothaire Bluteau encabezando el elenco, abrirá el espacio.