Todos debemos dominar las técnicas que garantizan la salud dentro y fuera de la zona roja. Autor: Mileyda Menéndez Dávila Publicado: 06/03/2021 | 08:50 pm
¿Han oído el chiste de cuántos ingenieros hacen falta para cambiar una bombilla eléctrica? Prueben a armar un flujograma de bioseguridad en un nuevo centro de aislamiento involucrando a tres futuros licenciados, dos ingenieras y dos Doctores en Ciencias Físicas.
Aún no han llegado pacientes, y aunque las dos semanas de trabajo empiezan a correr formalmente a partir de que entren los primeros, me alegra haber contado con el día ayer para analizar todas las posibles rutinas y sobresaltos, porque los protocolos sanitarios están clarísimos, pero cada lugar tiene que adaptarlos a sus condiciones… y viceversa.
Afortunadamente, el Instec es el sitio ideal para programar modelos que imiten múltiples escenarios tecnológicos. Aquí no hay desafíos que la creatividad no supere, siempre que se cumplan tres principios básicos: seguridad de la tripulación, cuidado del edificio que nos hospeda y respeto a la dignidad de tantas personas que por una u otra razón apuestan su vida a nuestras enguantadas manos.
Logramos armar nuestra ruta crítica teóricamente ideal después de emborronar muchas cuartillas, y no hablo figurativamente, aunque en el equipo hay varias computadoras personales y una wifi que generosamente facilitó el instituto. En breve sabremos, mediante el eficaz método de ensayo-error, si la distribución de tareas por turnos y los flujos de entrega y recogida de materiales son eficientes.
Decido preguntar qué pasaría si llueve a la hora de traer el almuerzo desde la cocina, distante al menos 20 metros del punto de intercambio dispuesto en los límites de la zona roja. Creí que la solución involucraría a los profes de Meteorología con un pronóstico detallado para las próximas semanas o una mini estación en el puesto de mando; pero el decano Abel, hombre práctico más allá de sus títulos académicos, se encoge de hombros y responde: «Habrá que esperar a que escampe».
También la tripulación de Salud Pública organiza sus flujos de información y estadística. Foto: Mileyda Menéndez
Si sospechan que el objetivo de tan obsesivas figuraciones es la garantía de que el virus no se multiplique entre pacientes, no están despistados. Pero hay más: necesitamos parapetar nuestra zona de descanso y estudio, facilitar el trabajo del personal de Salud y ahorrar cambios de ropa sin comprometer las normas para procesos asépticos.
También hay que prever condiciones humanamente aceptables para personas que no tienen cómo aislarse en su propia casa y pasarán al menos cinco días bajo el estrés que genera una sospecha de contagio, muy lejos física y mentalmente de su zona de confort y a merced de extraños que los alimentarán y cuidarán con un sistema de atención estandarizada.
Hay, además, otra responsabilidad: somos los pioneros en este centro y de nuestra habilidad para sortear obstáculos depende que la rutina de las próximas tripulaciones sea más llevadera y eficiente. Por fortuna, la filosofía de desarrollo del Instec privilegia la cooperación, no la competencia, así que anoche llamamos al profe Carlos, voluntario veterano en el centro de aislamiento de la beca universitaria del Bahía, para compartir criterios y dilucidar inquietudes.
Como aún estamos en stand by, el debate en zona verde empezó temprano: chatarra espacial, anécdotas de las vocacionales, duelos entre facultades, responsabilidad de la Ciencia ante las tecnologías que se sirven de sus adelantos, el sempiterno conflicto machismo vs feminismo y alternativas para frenar la violencia de género, en las leyes y en la práctica.
Suerte para mí: las botas de andar en zona roja llegaron antes que los pacientes. El viaje de salvamento de mi esposo sirvió también para constatar que el sistema de vigilancia perimetral funciona a la perfección. Nada puede dejarse a la casualidad cuando una ley popular, tan poderosa como la Gravedad, nos advierte: centro precavido vale por dos.
Reto del día: Si repartes agua fría en el tercer piso y se te va la luz. ¿cómo regresas? No respondan en modo automático: a la zona roja no podemos llevar celulares.
Le puede interesar: