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Sobre los 120 años del nacimiento de Alejo Carpentier y algo más

 En este año se cumple el 80 aniversario de su relato Viaje a la semilla, publicado en plaquette en 1944, y que él consideró el verdadero comienzo de su obra narrativa

Autor:

Juventud Rebelde

El escritor cubano Alejo Carpetier nació en Lausana, Suiza, un 26 de diciembre de 1904, de madre rusa y padre francés, hace hoy 120 años. La relevancia de su obra y de su múltiple labor intelectual han sido el natural impulso para las diversas celebraciones que han tenido lugar en el año que ya va terminando. El haber nacido en Suiza, como las demás circunstancias contenidas en la primera oración, resultan poco comunes pero de ninguna manera impedirán que sea nuestro más grande novelista y uno de nuestros más sabios escritores.

Pero Carpentier también nació en esa misma fecha en La Habana, en la calle Maloja, y por más señas en el número 138, gracias a un muy comprensible ardid de su madre, Lina Valmont, cuyo propósito era impedir que su hijo fuera deportado por el dictador Gerardo Machado, ya que entonces estaba en prisión. Este sería un segundo nacimiento, digamos, en papeles.

Pero hay un tercer nacimiento, este sí, el verdadero nacimiento a su cubanidad, y ocurre en el encendido contexto de los años 20, en el que una brillante y audaz juventud artística y literaria impulsa una profunda transformación en todos los órdenes de la vida nacional. En esos años el joven Carpentier, que ha conocido la realidad del campo cubano y ha asistido a las escuelas cubanas, se inicia en el periodismo, se relaciona con el movimiento político e intelectual del momento, conoce a Julio Antonio Mella, a Rubén Martínez Villena, a toda la vanguardia intelectual que integra el llamado Grupo Minorista, sigue su ideario y sus programas, impulsa el vanguardismo en la pintura, en la música, en las ideas, comienza sus indagaciones sobre la cultura afrocubana, junto a figuras como Fernando Ortiz, Ramón Guirao, Rómulo Lachatañeré, Lidia Cabrera, Amadeo Roldán, Alejandro García Caturla, y funda junto a Jorge Mañach, Martín Casanovas, Juan Marinello y Francisco Ichazo, la Revista de Avance, de la cual habrá de salir porque en puesto en prisión por haber firmado varios manifiestos contra la dictadura de Gerardo Machado. Cuando por fin logra escapar a Europa, con la ayuda del poeta surrealista francés Robert Desnos, ya va como un joven y talentoso intelectual y escritor cubano.

Pero aun hay otro nacimiento carpentereano que no quisiera dejar de mencionar. En este año se cumple el 80 aniversario de su relato Viaje a la semilla, publicado en plaquette en 1944, y que él consideró el verdadero comienzo de su obra narrativa. Incluso había dejado instrucciones para que no se publicara nada anterior a esa fecha. Del breve y original texto dijo en varias ocasiones: «Con Viaje a la semilla encontré mi forma, hallé mi estilo» No es difícil estar de acuerdo con él. El asunto es histórico, como en gran parte de su obra. Se remonta al mundo colonial cubano, a la plantación esclavista; la temporalidad, o mejor, las temporalidades son exploradas con énfasis, y está la presencia de la cultura popular, las magia, la mitología popular; la composición es precisa, exacta, y de un intrincado barroquismo y riqueza verbal, un texto pletórico de sentidos, siempre abierto a una lectura participativa y diversa en cada ángulo, en cada ocasión. Tanto y tantas cosas encierra esta joya perfecta, que bien vale no sólo dedicarle una atención conmemorativa. Es decir, leerla.

En fin, comenzamos por un nacimiento en un escenario distante en varios sentidos y hemos encontrado otros más próximos y entrañables.

(Tomado del perfil en Facebook del autor)

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