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Entre cielo y tierra

Un joven aficionado a la historia de la aviación reunió una significativa colección en la provincia de Holguín, que anhela convertir algún día en un museo del aire

Autor:

Héctor Carballo Hechavarría

HOLGUÍN.— Dicen bien quienes afirman que Yudenis Jiménez Peña es un joven que anda casi a tiempo completo con la mente y el corazón como colgados del cielo, aunque vale la pena señalar que no se trata de un despistado, sino de un apasionado de todo cuanto tenga que ver con la historia de la aviación civil en Cuba.

La alusión le viene con justeza a este trabajador del Aeropuerto Internacional Frank País García, en la ciudad de Holguín, donde se desempeña en una especialidad tan consagrada a los demás como la de controlador de tránsito aéreo, y desde la cual acaba de hacer un singular aporte social.

Se trata de que Yudenis logró reunir la colección documental más completa de que se tenga noticia sobre el devenir de la aeronáutica civil, específicamente en esta parte nororiental del archipiélago, y que en octubre pasado celebró 85 años de tradición.

Más de una veintena de maquetas de aeronaves, cientos de fotografías, documentos, objetos, libros y materiales audiovisuales, entre los que se cuentan testimonios inéditos, forman parte   de un estudio que próximamente devendrá libro, titulado Bajo el cielo de Holguín, en proceso de edición.

La pesquisa de Yudenis comenzó hace unos cinco años, casi como un entretenimiento, y se vio premiada hace muy poco también por las visitas, principalmente de niños y adolescentes, a la exposición que con el mismo título fue presentada en el Museo Provincial de Historia La Periquera, de esta ciudad.

«Además de mis obligaciones, colaboraba con un boletín digital dirigido a nuestros trabajadores. Un día me propuse insertar en él datos y curiosidades acerca de la aeronáutica civil en Holguín. Descubrí con asombro que aunque había muchísimo por contar, apenas existía literatura. Entonces me decidí a encontrar más información por mi propia cuenta», rememora este joven, también licenciado en Química.

Felizmente, su iniciativa encontró el respaldo del consejo de dirección del aeropuerto, y en particular de su director, quien le estimuló y brindó posibilidades para afrontarla, pero sin dejar de cumplir con su labor principal.

«Poco a poco fui reuniendo información. Rastreé archivos de periódicos, museos y bibliotecas locales; indagué en la Biblioteca Nacional y el Instituto de Historia, e incluso tuve que viajar a ciudades y comunidades en otras provincias.

«En verdad todo esto es un resultado compartido con otras muchas personas, que colaboraron conmigo de forma desinteresada. Una experiencia que, opino, podría multiplicarse en otras ciudades del país», asevera Yudenis Jiménez Peña.

Bajo cielo holguinero

Entre las satisfacciones de quienes asistieron a la expo Bajo el... está el haberse «desayunado» con hechos muy poco divulgados, como que el primer aeródromo de la ciudad de Holguín fue inaugurado oficialmente el 30 octubre de 1930, con motivo de una primera escala intermedia en ese poblado de un vuelo entre La Habana y Santiago de Cuba.

«La pista de aterrizaje se encontraba en áreas del actual reparto Peralta, pero pocos años después se cerró y trasladó hacia una zona cercana al actual aeropuerto. Allí se debería develar una tarja alusiva a este hecho», sugiere Yudenis.

Según la prensa de la época, a causa de las densas y frecuentes neblinas el lugar no ofrecía seguridad. Esa instalación fue inscrita con el nombre del general mambí Julio Grave de Peralta.

Otra de las gemas redimidas es que, mucho antes, en 1914, y un año después de su hazaña, Domingo Rosillo, el primer piloto cubano en realizar un vuelo internacional entre Cayo Hueso y La Habana, aterrizó su aeroplano en Holguín, en una improvisada pista dispuesta donde hoy radica un parque infantil, aledaño a la Loma de la Cruz.

La etapa más reciente de la aviación en Holguín se remonta al año 1962, cuando se estableció una base aérea militar en las afueras de la ciudad, y en uno de sus extremos comenzó a funcionar nuevamente el aeropuerto civil de Holguín.

En 1996 se concluyeron una serie de remodelaciones que luego dieron origen a lo que es hoy el Aeropuerto Internacional Frank País García, acontecimiento que contó con la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro.

La información recopilada por Yudenis revalida la concentración de relevantes eventos acontecidos antes de 1959 en la mayoría de los actuales municipios holguineros, con excepción del de Calixto García, debido a la presencia de pistas para uso privado y pertenecientes a compañías extranjeras.

Entre las comunidades más vinculadas a la aeronáutica figuraban Sagua de Tánamo, Mayarí, Nicaro, Moa y en especial Antilla, ciudad costera donde funcionaron dos terminales, incluida una internacional donde amarizaban los hidroaviones.

Varias fotografías y una maqueta a escala reducida evocan el acuatizaje, en 1931, en esa pista de agua salada en la bahía de Nipe, del Dornier Do X, en su momento el mayor, más pesado y potente avión del mundo, que poseía seis motores y 12 hélices sobre sus alas.

Otro de los capítulos bien representados en el libro en preparación es el relacionado con la creación de la Fuerza Aérea Rebelde, en la zona montañosa que ocupó el II Frente Oriental Frank País, bajo el mando del entonces Comandante Raúl Castro.

Una hélice de madera, quizá la única que se conserve en Cuba y perteneciente a un Piper incorporado a ese destacamento guerrillero, constituye una de   las piezas más valiosas del muestrario.

Curioso, pero desconocido

Las más de 500 páginas que tendrá Bajo el cielo de Holguín podrían parecer suficientes para contener una historia de 85 años, pero el mismo Yudenis Jiménez sospecha que involuntariamen-

te quedarán fuera datos, sobre todo relacionados con fuentes vivas que no han sido aún consultadas.

Lo cierto es que una publicación así, contentiva de tan amplia gama de sucesos, anécdotas y de referencias tan precisas de las aeronaves y aerolíneas que han operado en el territorio de una provincia, posee una exclusividad ganada de antemano.

Otro de los capítulos más interesantes, y no solo para los holguineros, es el relacionado con las personalidades nacionales y extranjeras que llegaron al actual territorio de Holguín por vía aérea, entre ellas Eduardo Chibás, el comandante Ernesto Che Guevara y los ex presidentes Samora Machel, de Mozambique, y Maurice Bishop, de Granada.

Una de las fotografías de la futura publicación devela uno de los detalles más desconocidos por los mismos holguineros y se trata de que el aeroplano que actualmente preside la entrada a la terminal de vuelos nacionales perteneció al desaparecido dirigente granadino.

Y otros testimonios halagadores, como el de la holguinera Teresina del Rey, fallecida en 1976 en Estados Unidos, quien fue la primera mujer piloto que se graduó en la Escuela de Aviación de Rancho Boyeros, y también la primera de Latinoamérica avalada como controladora de tránsito aéreo.

Foto de Teresina del Rey, la primera mujer piloto que se graduó en la Escuela
de Aviación de Rancho Boyeros. Foto: Héctor Carballo Hechavarría

Las pesquisas de Yudenis sacan a la luz pública otros interesantes acontecimientos, como la certeza de que pilotos cosmonautas soviéticos, desde Yuri Gagarin, Vladimir Shatalov, Lev Diomin hasta Yuri Romanenko y el cubano Arnaldo Tamayo, pisaron tierra holguinera tras descender la escalerilla de un avión.

«Es un trabajo que demuestra porqué la historia de la aviación civil en la parte norte de la región oriental posee una trascendental influencia dentro de la del país, que ya acumula más de 105 años», aprecia Jiménez Peña.

Su más caro sueño, confiesa, es poder contar con la opinión sobre su libro de Antonio Guerrero, quien al responderle una misiva le confesó que aún conservaba recuerdos de su paso por el aeropuerto holguinero, que visitó antes de comenzar a trabajar en Santiago de Cuba.

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