Virginia sostiene el majá Autor: Eddy Martin Publicado: 21/09/2017 | 04:57 pm
LAS TUNAS.— El pasado sábado despuntaba con hálitos festivos en casa de Virginia García, trabajadora de ETECSA aquí. Faltaba poco para las 7:00 a.m., y ya algunos invitados, llegados la víspera, comenzaban a abandonar el lecho. Rolando Ríos, cuñado de la anfitriona, fue el primero en hacerlo. Luego de estirarse como un gato junto a la cama, echó a andar y se dispuso a realizar su aseo matutino.
Tomó rumbo al baño. «Ahhhh…», bostezó, mientras abría la puerta. Iba a colocar la toalla sobre el tubo de la cortina cuando lo vio, enroscado en forma de espiral sobre el piso de azulejos de la bañadera. Instintivamente Rolando dio un paso atrás. «¡Qué clase de majá!», musitó bajito y sin quitarle los ojos de encima. Dio la voz de alarma y como por encanto aquello se llenó de curiosos.
«¿Por dónde diablos entró?», fue la pregunta general. Enigma, ¡misterio! Revisaron puertas y ventanas y no encontraron pistas. En el ínterin, y para evitar que se envalentonara, Ulicer, el esposo de Virginia, agarró un trapeador y le partió para arriba al ofidio. Bastaron un par de golpes bien dirigidos para neutralizar al animal, de 2,40 metros.
Pero vale la pena preguntarnos: ¿Siempre que nos encontremos con un animal de este tipo la actitud correcta es eliminarlo?